Educación
«En la escuela tenemos la responsabilidad de mantener la Castañada»
Aunque el Halloween es cada vez más popular entre la juventud, los centros educativos apuestan por transmitir las tradiciones catalanas
«Cada vez Halloween va ganando más adeptos», reconoce la secretaria de la escuela El Serrallo, Natàlia Barberà. «Si sales a comprar en cualquier lugar, todo lo que ves es de Halloween», añade. No obstante, quedan unos espacios que las calabazas, los fantasmas y los gatos negros todavía no han podido conquistar: las aulas de los centros educativos. «No podemos luchar contra Halloween, pero en la escuela tenemos la responsabilidad de enseñar y mantener las tradiciones catalanas, como la Castañada», concluye Barberà. Las castañeras visitarán hoy las escuelas de la ciudad para tostar los frutos del otoño, que los alumnos degustarán por la tarde, después de deslumbrar a sus compañeros con una serie de danzas. A lo largo de la semana, sin embargo, los pequeños ya han podido empezar a vivir la estación. De hecho, el lunes, el ciclo infantil del Serrallo participó en una gincana interactiva que incluía pruebas como recoger hojas, buscar setas o encestar castañas en una papelina gigante. «Celebramos la Castañada al 100%», señala Barberà.
Una herramienta de conexión
En la escuela Cèsar August también se apuesta «totalmente» por la Castañada. Su jefe de estudios, Salvador Grané, reconoce que si se hace escoger a los estudiantes, estos se decantarán por Halloween, pero explica que la tradición catalana del día de Todos los Santos se ha convertido en una herramienta que permite generar vínculos y conexiones entre los niños, incluso durante el curso 2021-22, todavía marcado por las restricciones provocadas por el covid.
«Queríamos transmitir la sensación que la vida escolar se mantenía; que diera la seguridad que no todo había cambiado, sino que había cosas que se mantenían», comenta Grané, detallando que los alumnos pudieron comer las castañas en el patio, separados por grupos burbuja.
Este octubre, las castañas, las hojas caducas, los panellets –los grandes ausentes del año pasado– y el dulce de membrillo vuelven a ser los protagonistas de los pasillos del centro, con la excepción de la clase de inglés, reconvertida en el terrorífico mundo inspirado por la festividad celta de Samhain. Y es que, tal como asegura el jefe de estudios, si desde la escuela no se hace un esfuerzo para transmitir la cultura catalana, nadie lo hará.
En la escuela Torreforta, la batalla de las tradiciones ha sido ganada por la Castañada. Su director, Josep Queraltó, comenta que, habitualmente, los estudiantes más grandes, los de quinto y sexto de Primaria, sienten devoción por Halloween y experimentan la adrenalina del pánico con un túnel del terror, que este curso no se ha podido organizar.
Queraltó detalla que la Castañada es una fiesta especial para pequeños y para grandes, ya que «cada uno asume un rol», desde los alumnos del ciclo inicial hasta los del ciclo superior, pasando por padres y madres, profesores y el equipo directivo. «Intentamos celebrar siempre la Castañada. Las vivencias de los críos son muy importantes. Mientras se pueda, se tienen que intentar mantener vivas las tradiciones», añade.
La misma emoción recorre los cuerpos de los niños en el Serrallo. «Los niños ya esperan la visita de las castañeras, quieren tostar castañas, hacer panellets... Lo viven con mucha ilusión», concluye Natàlia Barberà.