Hostelería
Los restaurantes de Tarragona toman medidas de urgencia para hacer frente a las facturas
Para reducir el consumo de luz y gas apagan algunas máquinas, cierran más días de lo que es habitual o no abren por las noches
«Si para las noches de entre semana no tenemos reservas de mínimo diez personas, directamente no abrimos», confiesa Eulàlia Estradé, propietaria del restaurante Casa Eulàlia. Esta es una de las medidas drásticas que han tenido que implementar los restauradores para combatir la subida del precio de la luz, el gas y la compra.
La situación que vive el sector se ve agravada por la llegada de la temporada baja, que ha reducido considerablemente el número de clientes y la facturación mensual. «Hay mucha estacionalidad en Tarragona. Noviembre, diciembre y enero son muy duros», indica el presidente de la Asociación de Empresas de Hostelería de Tarragona (AEHT), Javier Escribano. «Había noches que sólo teníamos dos personas, hemos decidido tomar esta medida para que nos cuadren un poco los números», reconoce Estradé. Por esta misma razón, Xavier Veciana, propietario del restaurante Xaloc, entre semana sirve comida al mediodía.
«Hicimos este cambio después de la pandemia, que muchas noches no teníamos casi gente. No nos valía la pena tener todas las luces y menos ahora que se ha triplicado el precio de la electricidad y también del gas», añade. Escribano apunta que «es casi como pagar el sueldo de un trabajador más». Además, Veciana afirma que para Fin de Año han decidido no subir las persianas y «para Navidad, ya veremos».
«Muchos restaurantes están obteniendo beneficios mínimos, porque los costes han subido y la demanda ha bajado», explica el presidente de laAEHT, que asegura que «lo peor está por llegar, cuándo empiece a hacer frío y se tenga que encender la calefacción».
Escribano, que es propietario del restaurante La Morada, también ha hecho algún cambio para reducir el consumo de luz y los gastos. En su caso, cerrará más días de lo que hacía habitualmente: «Los martes al mediodía y los miércoles enteros no abriremos mientras continuemos en temporada baja».
Algunos establecimientos han empezado a hacer pruebas para ahorrar energía, después de ver cómo se han incrementado los gastos. «Estamos intentando apagar algunas máquinas, como las neveras, ciertos días para ver si a final de mes eso se ve reflejado», detalla un responsable del restaurante La Botiga.
«Tenemos dos locales, uno al lado del otro, y cuando no hay demasiada gente, sólo abrimos el principal», añade. En su caso, si tampoco tienen la previsión que haya muchos clientes durante las noches de los días laborables, prefieren cerrar el local para evitar consumir más energía del necesario, tal como hace Ca l'Eulàlia.
«Tenemos dos locales y, viendo la situación, hemos decidido cambiar los días de abertura de uno de ellos», explica Gerard Pardo, propietario de l'Àncora. El restaurante que se encuentra en el Serrallo mantiene sus horarios, pero el que está en el Port Esportiu, ahora sólo abre de viernes a domingo.
«El del Serrallo es sagrado y no lo cerraremos, pero con el otro hemos decidido hacer este cambio para intentar reducir las facturas de la luz, ya que ahora llegamos a pagar unos 25.000 euros entre los dos locales», apunta Pardo. De momento, sólo implementarán esta medida hasta el 6 de enero: «Después de las fiestas de Navidad y Fin de Año, valoraremos si hacemos alguna cosa más».
Otra opción que se han planteado los restauradores es subir los precios, aunque algunos preferirían no tener que hacerlo. «Intentamos aguantar, por si mejoraba la situación, pero al final subimos un poco los precios, todo y que no demasiado porque tampoco queremos perjudicar a nuestros comensales», indica el propietario de l'Àncora. Al final, todos están buscando diferentes soluciones para hacer frente a la situación tan complicada en la que se encuentra el sector.