Los niños escapan del laberinto y reivindican sus derechos en la Rambla de Tarragona

Adentrarse en el laberinto de Creta era, en la mitología griega, sinónimo de castigo y muerte en manos del feroz minotauro. La Rambla Nova despertó ayer con su laberinto particular, pero este no era lúgubre ni símbolo de mal augurio. Hecho con cajas de cartón, el color manchaba cada una de las paredes, dibujando un mundo de diversión. Los niños que entraban no iban hacia la perdición, sino que, mediante el juego, y quizás sin saberlo, se estaban reivindicando con una perenne sonrisa. Era el Día Universal de los Derechos de los Niños.

El Consejo Municipal de Niños y Adolescentes de Tarragona no tenía miedo a enumerar sus reclamaciones: el derecho a la expresión, a la salud mental, a la seguridad, al juego, al ocio, al descanso, a las becas comedor... «Queremos que nuestros derechos no salgan caros», aseveraba su manifiesto.

El hijo de Marc Miró, con sólo dos años y medio, fue uno de los valientes que se atrevió a entrar en el laberinto. «Es lo que más le ha gustado, se lo ha pasado muy bien», valorabasu padre. Y es que este circuito de colores y cartón no era la única cosa que los menores podían hacer ayer. Para conmemorar el Día de los Derechos de los Niños, tuvo lugar el primer encuentro de Asociaciones de Familias de Alumnado (AFA) de Tarragona. Padres y madres de los centros educativos hicieron lo imposible por hacer del domingo un sexto día de escuela, pero muy diferente del resto. La Rambla se convirtió en un nuevo espacio de juego sin coches.

Ciudad educadora

Estampar camisetas con vegetales, jugar a baloncesto o a fútbol, patinar, construir poliedros, pintar o participar en un taller de robótica con Beebots –abejas animatrónicas – eran sólo algunas de las actividades que se habían organizado. «Es una pequeña demostración de nuestras actividades extraescolares», reconocía la secretaria del AMPA Santa Teresa de Jesús, María Jesús Nieto. «Se trata de abrir las puertas de nuestro centro a la ciudad», añadió.

Las dos hijas de Guillem Peiret, de 7 y 12 años, van al colegio Santa Teresa de Jesús y, ayer, bailaron en la Rambla Nova con sus compañeros. El cansancio tardó enhacer acto de presencia. Al bajar del escenario, cogieron un rebote y se apuntaron a jugar una partida de baloncesto en las pistas delimitadas por su propio centro. «No quieren marcharse. Ahora el trabajo será nuestro para llevárnoslas», admitía su padre.

Las carcajadas conformaron la banda sonora del domingo acompañadas del jazz de un saxofonista solitario. No obstante, no fue solo una jornada lúdica; tampoco solo reivindicativa. En el AFA de la Escola El Miracle, se aprovechó para concienciar sobre la importancia de reciclar, reducir y reutilizar. «Hemos hecho un taller de estampación con verduras. Con camisetas viejas, hemos hecho nuestras bolsas estampadas», explicaba la administrativa del AFA, Marta Pié, también madre de dos niños. El éxito de la propuesta fue tan sensacional que las camisetas se agotaron en 45 minutos.

Todo el mundo se marchó a comer con una sonrisa a los labios, incluido el consejero de Educación, Manel Castaño. «Se tiene que repetir año tras año. Tenemos que seguir trabajando por la ciudad. Tarragona, ciudad educadora»,declaró para clausurar la jornada.