Diari Més

Lotería de Navidad

De SPiSP a l'Hospitalet de l'Infant, pasando por Bonavista, los premiados de la Lotería

El 38.454, quinto premio de la Lotería de Navidad, dejó un total de 7,2 millones de euros en Tarragona

Els treballadors de l'administració número 19 de Sant Pere i Sant Pau celebraven amb cava, ahir el matí, la pluja de milions que han repartit.

De SPiSP a l'Hospitalet de l'Infant, pasando por Bonavista, los premiados de la LoteríaGerard Martí

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«La deessa de la il·lusió. Confia en nosaltres... Fem realitat els teus somnis!», se lee en el escaparate de la administración de lotería número 19 de Tarragona. También conocida como La Fortuna, ayer demostró, otra vez, que su nombre hace justicia a la diosa romana de la suerte: repartió 120 series del 38.454, uno de los quintos premios del Sorteo de Navidad; una lluvia de 7.200.000 euros que remojaron Sant Pere i Sant Pau, el restaurante Els 5 Sentits, próximo al Mercat Central; la Panadería Peña, de Bonavista, y la cervecería Cal Rullo, de Vandellòs i l'Hospitalet de l'Infant. Eran las 11.58 horas cuando los niños de SanIldefonso entornaron los cinco dígitos que para siempre colgarán de las paredes de La Fortuna. Los décimos con el número 38.454, unfijo en su inventario, eran premiados con 6.000 euros. Las líneas no tardaron en colapsar. «El teléfono no dejaba de sonar. Ha sido todo muy rápido», valorabauno de los trabajadores de la administración, Ivan Lanzas, al conocer la noticia.

Los rumores empezaron a correr por el barrio; por decenas se contaban los curiosos que querían saber quiénes eran los afortunados, pero estos se hicieron esperar. Hasta que Marta Gutiérrez, Carmen Castro y Sonia González aparecieron, exultantes, en escena.

«Cuando lo he pasado por WhatsApp, ellas no se lo creían, pensaban que había hecho un montaje con el quinto premio», comentó Castro. Y es que hacía sólo dos días que las tres amigas, con una cuarta integrante, habían adquirido el boleto que resultaría premiado. «Era el último que quedaba colgandodel mostrador. Me cogió un ramalazo y lo compré», reveló Castro. Sus compañeras no se opusieron. «Acaba en cuatro y nosotros somos cuatro», argumentaba Gutiérrez.

No obstante, había otro factor que hizo que decidieran probar suerte: la administración La Fortuna, en sus 22 años de vida, ya había repartido un segundo premio y unquinto en el Sorteo Extraordinario de Navidad. «Primero iremos a cenar; para el viaje me parece que no nos llega», concluía Castro.

A la espera de que el cava hiciera acto de presencia para celebrar la efeméride, José Villalba se acercó al establecimiento del Bloc Sant Joan. «Todavía no he comprobado si me ha tocado algo, pero siempre compro la lotería aquí. Sé que mi décimo acaba en 4 porque a mi mujer le encanta esta terminación», declaraba, muriéndose por poder llegar a casa y comprobar si la diosa Fortuna había decidido sonreírle. «¡Incluso creo que tengo alguna cosa más que el reintegro!», deseaba.

Y es que la alegría de la administración todavía se multiplicaba al saber que el dinero irá a parar a manos de la población de barrios de gente trabajadora. «Aquí vivimos gente humilde. Estoy contentísima con que haya caído el premio aquí», aseguraba una vecina, Mari Loli Moreno, a quien la suerte le había dado la espalda.

Se hizo esperar, pero tocadas las 13 horas, el cava llegó, cortesía del propietario del bar Sevilla del lado de la administración. Se rio, se brindó y se celebró que la diosa Fortuna se había paseado por Sant Pere i Sant Pau.

Entre clientes y marchantes

Isabel Peña no vio el sorteo en directo. Se marchó a comprar y, una vez abrió la puerta de casa, su marido estaba eufórico. No era porquetocara entrecot para cenar. «¡Que nos ha tocado el quinto premio!», pronunció. Peña pensó que se trataba de una broma, pero no tardaría a descubrir que era bien real.

Igual que Peña, decenas de vecinos del barrio de Bonavista se vieron recompensados con la lotería. En concreto, los fieles clientes de Panadería Peña,que repartió 30 series con la cifra afortunada, 300 décimos. «Cada día vengo a desayunar aquí y compré un décimo. La alegría es inmensa», declaraba Alfonso López, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Tarragona.

López había adquirido varios décimos en establecimientos del barrio porque le gusta fomentar «la compra de proximidad» y el que escogió en la Panadería Peña fue el ganador. «Me alegra mucho que este premio haya sido tan repartido por el barrio. Aquí viven muchos trabajadores y les alegrará las fiestas de Navidad», afirmó.

«Por eso me ha tocado, por repartir tanto», decía Carmina Peña, propietaria del establecimiento de la calle Veintiuno. Peña explicaba que empezó a vender décimos con el número premiado en el mes de julio y que, semana tras semana, estos volaban. «Estoy muy contenta porque este es un barrio de trabajadores y lo he vendido entre todos mis clientes. Muchos vendedores del mercado también lo tienen. Cierto que sólo son 6.000 euros por décimo, pero la gente necesita el dinero», añadió.

En su caso, tenía cuatro décimos guardados, pero, al final, sólo se acabó guardando uno. «Le vendí uno de los míos a una chica que perdió el suyo, le cambié otro a un gitano que vende libros en el mercadillo y el otro lo vendí en el bar colombiano que hay en frente», detallaba.

Peña asegura que, con el dinero del premio, se comprará una nevera, le dará 3.000 euros a su hija y «bautizaremos a mi nieto, que todavía no lo hemos podido bautizar.» Por su parte, Isabel Peña se embolsará 12.000 euros, ya que se hizo con dos décimos. Aprovechará los ingresos para pagar «tres o cuatro cositas que tengo pendientes» y pasar «una Navidad mejor». «Me gastaré el dinero en un sofá. El actual estaba roto y, así, ya nos podremos sentar y estar cómodos», comenta.

También añade que se siente muy feliz por sus vecinos. «Es un barrio trabajador, con muchos parados. Eso sacará a mucha gente de un compromiso», expresa. López tampoco tiene dudas sobre en qué invertirá los nuevos ingresos: a pasar «unas buenas fiestas» y comprar «regalos para la familia».

El barrio de Bonavista ya pudo probar el año 2020 qué se siente al ser premiado por la Lotería de Navidad. En aquella ocasión, sólo fue un décimo el que fue recompensado, pero este contenía el número 72.897. Coincidía con la grande, el primer premio del esperado sorteo del 22 de diciembre. El afortunado ganó 400.000 euros por este boleto, adquirido enla administración número 10 de Tarragona.

«Los turistas que han pasado por el bar lo han comprado y los trabajadores de Vandellòs II»

El 38.454, vendido por la administración de lotería número 19 de Sant Pere i Sant Pau de Tarragona, es un número recurrente no sólo en la Panadería Peña de Bonavista, sino también en la cervecería Cal Rullode l'Hospitalet de l'Infant, donde lo compran desde hace una década. La fidelidad al número ayer era finalmente premiada. En el establecimiento se desataba la euforia cuando supieron que había salido del bombo acompañado de la bola del quinto premio.

La cervecería Cal Rullo ha vendido 20.000 euros del número 38.454 entre toda la clientela que ha pasado a lo largo del año por el establecimiento. «Desde hace diez años jugamos el mismo número, lo escogí enla administración La Fortuna de Sant Pere i Sant Pau comonúmero fijo para el bar», explicaba ayer, muy emocionada, Mireia Hernández, quién regenta la cervecería con su padre, Sebastián Hernández.

El décimo se ha vendido desde la barra de este bar de l'Hospitalet de l'Infant a vecinos del municipio, clientela de paso, y a todos los trabajadores de la cervecería. «Los turistas de l'Hospitalet de l'Infant que han pasado por aquí también han comprado el número», decía Mireia Hernández, asegurando que debe haber llegado a muchos puntos de España. «Lo han comprado muchos turistas del País Vasco, de Extremadura, de Navarra, pero, sobre todo, de Zaragoza», añadía.

«Todos los trabajadores que han estado en la parada de la central nuclear de Vandellòs II, de las centrales de Almaraz y Trillo, y que han pasado por aquí, lo han comprado», recordaba la propietaria de Cal Rullo, quién ayer decía tener la intención de cerrar pronto el establecimiento para seguir celebrándolo.

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