Infancia
El Parque de Navidad «de siempre» abre puertas en Tarragona con juegos para todas las edades
El Palacio Ferial y de Congresos cuenta con unas 50 propuestas hasta el 4 de enero, como un rocódromo, talleres de robótica o un tablero de ajedrez gigante
El dulce aroma ya invita a entrar. Nada más atravesar la puerta principal, una crepería da la bienvenida a las familias que han decidido pasar el día en el Palacio Ferial y de Congresos. En frente se encuentra un circuito de seguridad vial que se puede recorrer en bicicleta y que permite quemar los excesos de las comidas de estos días.
Junto con una pista de fútbol sala, otra de voleibol, unskatepark, un rocódromo con tirolina, unescape room, inflables, pintacaras, talleres de robótica o un tablero de ajedrez gigante, son sólo una muestra de la cincuentena de propuestas que ofrece el Parque Infantil de Navidad de este año, que ayer abrió puertas para sorprender a pequeños y grandes. «Es una gozadaestar otro año en un Parque de Navidad abierto a todo el mundo», afirmó en el acto inaugural el consejero de Educación, Manel Castaño. Esta edición es especial porque, por fin, deja de ser anómala. Sin restricciones, viva, llena de actividades. «Este año se recupera el Parque de Navidad de siempre, para volver a vivir reencuentros con familiares y amistades», valoró Castaño.
El alcalde de Tarragona, Pau Ricomà, agradeció la implicación de las entidades que conforman el tejido asociativo de la ciudad que han permitido trasladar el alma de los barrios a un Palau «lúdico y educativo», donde los pequeños de la casa podrán conocer la distribución geográfica de la capital mientras se divierten y aprenden sobre cuestiones como el ahorro de agua o la importancia de cuidar a las mascotas.
Uno de los grandes valores del Parque de Navidad es que, en palabras de Núria, madre de un niño de 12 años, cuenta con propuestas «para todas las edades» y para todas las inquietudes, sean artísticas, deportivas o tecnológicas. «Hay de todo. Tenemos que sacar a los niños de las actividades porque les gustan mucho y no quieren marcharse», añadía Josep, padre de menores de 3 años. Los hijos de Josep sentían devoción por las cocinas; el niño de Núria, por el rocódromo.
Una de las posibilidades que más ojos captaba era la cata de castells. Los Xiquets de Tarragona y la Colla Jove Xiquets de Tarragona han instalado unos inflables que tienen como atracción central una estructura que simula ser un castell. Los niños pueden subir, escalar por los diferentes pisos y, una vez arriba, descubrir qué se siente al hacer la aleta. La hija de Sílvia Alonso, de 8 años, era una de las enxanetas más hábiles de la mañana. «Está contenta, ya le gusta hacer un poco la cabra y subir a los árboles», explicaba su madre. Con todo, pasar a formar parte de la collaya son palabras mayores.