Diari Més

Un pesebre con ADN tarraconense

El joyero y escultuor Joan Serramià ha confeccionado un belén con acento tarraconense que se expone en un ventanal de ca la Rosona, en el Serrallo

El pessebre és una iniciativa de Joan Serramià, Marc Ferré i Jordi Vidal.

Un pesebre con ADN tarraconenseGerard Martí

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«Recuerdo que de pequeño, cuando iba a la Catedral de Tarragona, me dejaban rondar mientras se hacía la misa con la condición que no hiciera ruido. Un día descubrí un pesebre que me dejó fascinado. Lo había hecho mosén Salvador Ramon con las figuras que le había dado la señora de Casa Canals». El joyero y escultor Joan Serramià recuerda así su primer contacto con el pesebrismo, una tradición que, si bien no ha practicado de manera directa, siempre leha apasionado. Ahora, ya de adulto, ha decidido sacarse la espina con la complicidad de Marc Ferré Llauradó y Jordi Vidal Sardà, con quien ha montado un pesebre popular con vistas a la calle. El lugar escogido ha sido ca la Rosona, una vivienda que hace esquina entre la calle de Sant Pere y la plaza de Sant Magí, en el Serrallo.

El pesebre de ca la Rosona cuenta con cerca de cuarenta figuras, entre las que hay varios guiños a los tarraconenses. La más evidente es la presencia de la misma Rosona, pero también hay un campesino con camisa azul, una barca con el nombre de Toneta o una escena con demonios, poco habitual en los belenes, en que las furias del infierno van vestidas igual que los Diables Voramar.

«El de ca la Rosona es un pesebre tradicional catalán», afirma Joan, «porque incluye las tres escenas básicas, que son el Nacimiento, la Adoración o la cabalgata de los Reyes, y la Anunciación». Otro rasgo singular, añade, es que «las construcciones sobre las que están dispuestas las figuras están inspiradas en las que hacía mosén Salvador Ramon enla Catedral y que recuerdan a los pesebres napolitanos».

Por todo ello, el artista lo define como «un pesebre popular, aunque incorpore partes elaboradas artísticamente». La idea de partida, asegura, «era hacer un pesebre humilde», pero el equipo se fue animando y al final trabajaron «un poco más de lo previsto».

Antiguamente, explica Serramià, había dos tipos de pesebres: «El elitista, que hacían a las grandes familias con figuras elaboradas por escultores de renombre y que eran visitados por la gente del alta sociedad, y los humildes, que hacía a la gente sencilla ensu casa, con figuras de artesanos anónimos y sin ningún tipo de pretensiones».

El escultor asegura sentirse atraído tanto por los unos como por los otros, a pesar de admitir que «los pesebres populares son más tiernos que los otros, que a menudo tienen un cierto aire de superioridad». En el Serrallo, añade, han hecho uno «que está en medio de los dos».

El pesebre de ca la Rosona se podrá contemplar hasta pasado Reyes, cuando sus promotores lo desmontarán y lo desharán para, de cara al año que viene, montarlo de nuevo.

Todas las personas que asistan pueden contribuir a su mantenimiento haciendo una donación voluntaria a la hucha que se ha instalado en el exterior. Allí se explica que esta pequeña joya ha tenido un coste de 743,50 euros, especificando que sus impulsores no han recibido ninguna ayuda para hacerlo, pero que tampoco lo han pedido.

El pesebre es una iniciativa de Joan Serramià, Marc Ferré y Jordi Vidal.

Un pesebre con ADN tarraconenseGerard Martí

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