«Me marché de Ucrania solo y con mi violín bajo el brazo»
Danylo Vasylencho tuvo que huir del país con 17 años y ahora vive en Tarragona
Separarte de tu familia cuando eres todavía muy joven es una experiencia difícil y dolorosa. Y si lo haces obligado porque en tu país hay una guerra, todavía lo es más. Con sólo 17 años, el joven Danylo Vasylencho huyó de Ucrania, teniendo que dejar atrás a sus padres y hermanos, sin saber si algún día los podrá volver a ver en persona.
Eso sí, se marchaba acompañado de su querido violín, para él, un amigo inseparable desde hace 13 años. Después de salir de su país, ha empezado a ganarse la vida como músico de calle, un trabajo que le permite sobrevivir y, también, enviar dinero a su familia. Su primera parada fue Polonia y, prácticamente de rebote, ha acabado viviendo en Tarragona, donde llena de música las plazas y otros puntos emblemáticos de la ciudad. «Fueron mis padres los que me propusieron marcharse hacia Polonia, y yo no dudé», explica Vasylencho. Hanna Ivanova, su madre, Yuriy Ivanov, su padrastro, y Gennaddi Vasylencho, su padre, tomaron esta decisión pensando en el futuro de Danylo, que en aquel momento era menor, porque si se quedaba en Ucrania y cumplía los 18 años, se hubiera visto obligado a quedarse en el país y a registrarse en las oficinas de reclutamiento de las Fuerzas Armadas. «En marzo me marché de Dnipró, donde vive mi familia, solo y con un violín bajo el brazo», comenta el violinista.
Mientras tocaba en una de las calles de Polonia, un ángel nombrado Alyona se le apareció. «Me dijo que si quería ir con ella a Barcelona, que formaba parte de un grupo de personas que ayudaban y acogían a refugiados de la guerra», recuerda. Una vez llegado a la ciudad condal, la Cruz Roja leenvió a un centro de menores cerca de Tarragona: «Estuve seis meses y no fue fácil, porque había muchas normas y no podía hacer nada, no tenía demasiada libertad. Además, no pude aprender prácticamente nada de la lengua de aquí».
De hecho, Vayslencho, que habla un castellano más que correcto para el poco tiempo que hace que vive en el país, ha aprendido este nuevo y desconocido idioma a través de la aplicación Duolingo. «Eso sí, mientras estaba allí conseguí el NIE, que era una de mis prioridades», reconoce el violinista. Cuando llegó a la mayoría de edad, decidió emprender un nuevo camino y se instaló en Reus con «conocidos de conocidos». Su estancia no fue la más cómoda, así que, dos meses después, se mudó a la capital, donde comparte piso con dos amigos.
Para poder pagar el alquiler y otros gastos, Vasylencho se gana un dinero tocando su violín en la calle. El joven ucraniano va alternando entre la plaza Corsini y la Rambla de Tarragona y la plaza Mercadal de Reus. «He notado que la gente de Reus me da más dinero», reconoce mientras ríe. Tarraconenses y reusenses quedan deslumbrados por las delicadas melodías que crea Vasylencho con su instrumento. La música, además de ser el trabajo, se ha convertido en una «vía de escape» para no martirizarse pensando en lo que tienen que aguantar su familia y sus amigos.
Un violín regalado por sus padres
La historia de Vasylencho con su instrumento es de amor a primera vista: «Cuando era pequeño fui con mi madre a la Escuela de Música y ella me hizo escuchar todos los instrumentos». Quedó profundamente enamorado del sonido del violín. Ahora, es él quien provoca este sentimiento en las personas que leoyen tocar en la calle y quedan embelesadas.
Aunque tuvo que dejar a su familia en Ucrania, Vasylencho lleva, de manera simbólica, a sus padres con él, ya que fueron ellos quienes le regalaron el violín eléctrico que leacompaña en su viaje por Europa. «En Ucrania ya tocaba por las calles, en fiestas y bodas; ahora hago lo mismo pero lejos de casa», aclara Vasylencho, quien recuerda que se encontraba «en otra ciudad estudiando Económicas cuándo estalló la guerra», que leobligó a volver a Dnipró.
«Cada día me acuerdo de mi familia. Están bien, pero cada día es un mundo diferente, nunca se sabe lo que puede pasar. Soy consciente de que quizás algún día uno de ellos ya no estará», afirma con tristeza. Danylo es el tercero de seis hermanos. Vladislav y Alina son los grandes, mientras que Ksenia Rostislav e Iuriy son los pequeños de la casa: «Son menores y están estudiando. Mi hermano mayor es médico y mi hermana es modelo, ella estaba en la India trabajando, pero volvió cuando estalló la guerra». «Mi familia está haciendo trámites para poder salir del país, pero no sé si será posible», explica.
Frustrado por la situación en la que se encuentran sus queridos, Vasylencho reconoce que «la única manera que tengo de ayudarles es tocando en la calle, consiguiendo el dinero y haciéndolollegar allí». De lo que gana como músico, envía casi todo a su familia y, otra parte, la destina para ayudar a la gente que está sufriendo la guerra. «El futuro es un misterio impredecible para mí, sólo sé que seguiré tocando mi violín para ganarme la vida como siempre he hecho», afirma el joven ucraniano.