Cultura
«Espero que mi colección de carruajes y carros esté en un museo algún día»
Jordi Rovira prepara una exposición privada y gratuita para mostrar piezas de los siglos XIX y XX
Utensilios de campo, carros y carruajes. Jordi Rovira, tarraconense con residencia en Torredembarra, ha hecho crecer a lo largo de su vida una colección de material de los siglos XIX y XX. Orgulloso de la inversión hecha, ahora quiere compartir con todo el mundo que quiera su afición, motivo por el cual prepara una exposición privada y gratuita en el polígono Francolí. Tal como prevé, el próximo abril la tendría preparada. En un futuro, espera ir un paso más allá y que la colección se pueda visitar enun espacio museístico en la ciudad.
«Ya hace mucho tiempo que tengo esta idea. He ido adquiriendo piezas durante muchos años. En este momento, estoy colocando las herramientas relacionadas con el tema vinícola», comenta Rovira, quien ofrece la posibilidad a particulares, escuelas e institutos a visitar la muestra, que ocupará dos naves del polígono tan pronto como esté terminada. «Podrá ser de utilidad para todo el mundo que pida venir. Estoy ilusionado», apunta al propietario de una de las colecciones privadas de carruajes mayores del Estado.
Rovira, quien se define como un«nostálgico», se crióen el campo y trabajó como comercial durante su vida. Ahora, ya jubilado, dedica parte de su tiempo a su afición, la cual le permite «recuperar el pasado». Algunos carruajes de su propiedad, de diferentes épocas y destinos, están vinculados al mundo cinematográfico, como el de la película La fiebre de oro o una réplica auténtica de la araña americana que llevaba el actor Clark Gable enAquello que el viento se llevó, de 1939. Rovira también destaca un carro de arrieros «muy bonito» y otro con 72 cajas de cartón de Chartreuse antiguas, todavía con el embalaje. Una de las principales temáticas de la colección es el vino, el cual se ve representado en diferentes utensilios de campo y en carros para transportar botas.
Dificultades en la difusión
A lo largo de los años, Rovira ha podido enseñar parte de su material en varias exposiciones organizadas conjuntamente con entidades. Él mismo pone el ejemplo de la llevada a cabo con el Port de Tarragona en el Refugio 1 del Moll de Costa. «Sin embargo, me faltó lugar para exponerlo todo», señala. En total, calcula que pasaron unas 26.000 personas por el espacio habilitado.
No obstante, Rovira lamenta la falta de interés hoy día por la temática. «Los carros y los carruajes los he comprado y los he restaurado. He invertido mucho dinero y nadie ha dado apoyo. Espero que con el tiempo se empiece un nuevo ciclo en el cual se valoren más estos aspectos culturales y patrimoniales», indica el vecino de Torredembarra. En este sentido, profundiza un poco más y considera que las administraciones públicas no han influido para generar interés. «Si los que mandan inducen a los chiquillos a entrar en el mundo de la cultura, la sociedad acompaña. Si no, se acaban perdiendo muchas cosas», opina Rovira.
En cualquier caso, no pierde la esperanza de musealizar la colección y, de esta manera, que sirva para conocer mejor el pasado. «El espíritu no lo pierdo», expresa el también propietario de la Casa Museo Can Joanet de Torredembarra. Con respecto a Tarragona, afirma haber conversado con el Ayuntamiento varias veces durante la última década con el fin de poder crear un espacio donde mostrar sus piezas. El año 2020, por ejemplo, conjuntamente con el Gremio de Campesinos, trasladó la propuesta de convertir el parking Jaume I en un museo dedicado al mundo del campesinado enla ciudad y al carruaje.
Al mismo tiempo, la pasión de Rovira por los carros antiguos lo ha llevado a colaborar en actividades vinculadas al mundo agrario y en algunas ediciones de los Tres Tombsde Tarragona, un acontecimiento que le ha permitido lucir varios carruajes, como uno de origen francés que estaba destrozado y lo restauró para la edición de 2018.