Carnaval
La inflación obliga a las comparsas de Tarragona a estrecharse el cinturón este Carnaval
Algunas entidades han visto una reducción del número de miembros, mientras que la mayoría han tenido que buscar materiales más económicos de los habituales
Tres años han tenido que esperar las comparsas para lucir sus disfraces de gala. La pandemia obligó a suspender la edición de 2021 del Carnaval y, si bien el año pasado se desfiló, se hizo sin el tradicional concurso, sólo para compartir un momento de felicidad. Si antes fue el covid, las entidades se han encontrado, ahora, un nuevo obstáculo que quiere poner a prueba su tesón: la inflación. Las telas, las plumas, los equipos de música... Los precios ya no son los del 2020 y las comparsas tienen que hacer lo imposible para confeccionar los disfraces y encontrar alternativas. «Muchas fábricas de telas han cerrado con la pandemia. Nos ha costado meses encontrar el tono que queríamos», expresa la presidenta de la comparsa Platinum, Lídia Serrano.
Serrano añade que, en la actualidad, no se tiene dinero para elaborar el disfraz tal como se había diseñado en el 2020, cuando se calculó el presupuesto inicial, cosa que obliga a repensar elementos. Por su parte, las comparsas de la Escola de Ball Nou Ritme y Fotem-li Canya optarán por no vestir plumas. La responsable de la última, Olga Sellés, comenta que los costes se han doblado en los últimos dos años.
Òscar Urgel, presidente de Colours Fantasy, comparsa que organizará el seguici del Rey Carnaval, detalla que se ha asociado con tres otras entidades para hacer un pedido conjunto de plumas y, de esta manera, aprovechar los gastos de envío. «Todos queremos ganar, pero se tiene que ganar en el terreno de juego. Bastantes problemas económicos tenemos como para no ayudarnos entre nosotros», asevera.
Urgel añade que la compra se hace a través de un distribuidor chino porque, aunque tiene que pagar los costes de aduanas adicionales, acaba saliendo más a cuenta que no adquirir los productos en comercios españoles. En su caso, la comparsa también ha optado por confeccionarse el sombrero del traje, cosa que les permite ahorrar unos 35 euros por unidad.
Para pagar los actos de Carnaval, las comparsas se financian por vías como la venta de décimos de lotería, la búsqueda de patrocinadores, las subvenciones municipales o la participación en acontecimientos. Una de las fuentes de financiación que más ingresos dejaba en caja era la Teclatapa.
La última edición, sin embargo, tuvo que cancelarse durante la segunda jornada por los fuertes aguaceros que bañaron Tarragona por Santa Tecla. «Si no hubiéramos hecho estos otros actos y nos hubiéramos quedado esperando a la Teclatapa, estaríamos en la ruina», comenta Urgel.
Bajada de inscripciones
Los disfraces que lucen las comparsas de Carnaval cuestanentre 250 y 500 euros por persona. Con la presente situación económica, no todo el mundo se puede permitir seguir participando en las coloridas festividades. La comparsa de la Escola Ball Nou Ritme contará, este año, con 25 representantes, mientras que antes del parón por covid eran una cincuentena. «Hay mucha gente que no se lo podía permitir y quizás ha prescindido de aficiones y actividades que tienen un coste importante», valora el director de la escuela, Marc Pedraza.
La misma situación se ha vivido enFotem-li Caña, que este febrero actúa con una treintena de miembros, una cifra que se ha ido reduciendo progresivamente desde el covid. «Muchas familias participaban, pero económicamente ya no pueden», explica Sellés. A pesar de todo, asegura que, mientras sean 22 personas, el mínimo requerido, «saldremos al Carnaval». «Si hace falta, disfrazo al gato y hacia el desfile», afirma.
Esta situación hace que las comparsas empiecen a cambiar su percepción sobre el Carnaval. «Quizás es una fiesta para ricos», reflexiona Urgel. La Escola de Ball Nou Ritme, directamente, no buscará ganar el concurso de este año. «El año pasado fue de los que más disfruté, sin presión. Cuando vas a por el primer premio, no miras más allá, te da igual cómo van los otros, no vas a ningún otro acto. Eso es lo que no queremos», comenta Pedraza.
Aunque el contexto económico ha afectado a la preparación de las comparsas para el 2023, la ilusión sigue circulando por las venas de los participantes. «El premio de ganar el concurso no equivale a lo que has invertido en el disfraz. Lo hacemos por la felicidad del momento. Somos así de masoquistas», concluye Serrano.