Jaume Gómez: Una estirpe que dejó huella

Era el año 1851 cuandoAugusto de Muller y Ruinart de Brimont llega a Tarragona, una ciudad que entonces rondaba a los 19.000 habitantes. Con sólo 22 años y procedente de Reims, de Muller se siente atraído por la vitalidad del cultivo de las viñas y del puerto. Este es el comienzo de la historia de una estirpe que se establecería definitivamente en la ciudad para volverse referente en la exportación de vinos por todo el mundo.

«En Tarragona todo el mundo conoce los de Muller: eran los de la bodega de la calle Real . Pero poca gente conoce la historia, quiénes fueron», explica Jaume Gómez Travé. Este tarraconense, miembro de la Asociación de Bibliófilos de Tarragona, ha publicado un libro donde recoge la historia de esta estirpe, enriquecida con valiosas fotografías y documentos inéditos. Su interés por la familia de vinateros, explica, viene de la constatación de que su historia ha estado poco explicada. Pero también porel hecho de que su padre, que era tonelero, trabajó a de Muller durante veinte años. «Los sábados por la mañana yo me los pasaba en el patio de la bodega, mirando como el padre hacía botas, y al terminar a la una los dos volvíamos hacia casa», recuerda.

La espuela para reconstruir la historia, sin embargo, fue el hallazgo de un documento, fechado en 1628, con toda la genealogía de los de Muller, empezando por Gaspar de Muller. «Me interesé por los familiares que siguieron la línea de las bodegas. A partir de aquí, he recorridola historia de cada uno hasta llegar en el año 1998, cuando los de Muller traspasan el negocio a la familia Martorell de Reus», detalla.

En el trabajo de Gómez Travé pone de relieve la actividad exitosa de los de Muller, que consiguieron tejer una red de exportación de sus vinos por todo el mundo, siendo pioneros en los Estados Unidos, y haciéndose un lugaren los mercados asiáticos. También fueron proveedores de la casa real española y el papa Pío X les otorgó el cargo de proveedores oficiales pontificios porsu vino de misa.

En paralelo, los de Muller también facilitaron la llegada de los monjes cartujanos de la Grande Chartreuse, el año 1882, cediéndoles la antigua Fabril Tarraconense para que se establecieran.

«Tenían una capacidad económica muy alta, y gracias a eso también impulsaron muchas obras sociales en la ciudad», declara Gómez. De esta manera, añade al autor del libro, «propiciaron la llegada a la ciudad de los Hermanos de la Salle o de las monjas de la calle Real, hicieron el Seminario nuevo y fueron promotores de Patronato Obrero (actual Teatre Metropol)».

El libro también recoge curiosidades, como la presencia del escudo familiar en un rosetón del Monasterio de Montserrat, o la propuesta d'Augusto de Muller para construir una línea de ferrocarril entre Salou y Reus.

El trabajo de Jaume Gómez Travé tiene un apartado final dedicado al oficio de tonelero y a la figura de su padre, Jaume, que entró a trabajar en Bodegas De Muller como aprendiz y salió, al cabo de veinte años, como oficial.

Los de Muller en Tarragona: vinateros y prohombres se puede encontrar en las librerías de la ciudad.