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Sociedad

El comedor social de Bonavista acoge a 115 familias, 33 más que en el 2022

La inflación ha comportado el aumento de los asistentes y la bajada de las donaciones

La responsable del menjador social, Raquel Quílez, a les instal·lacions de Bonavista.

El comedor social de Bonavista acoge a 115 familias, 33 más que en el 2022Cedida

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El encarecimiento de los precios es la causa principal del aumento de la demanda que el comedor social Joventut i Vida de Bonavista ha vivido en los últimos meses. Así lo asegura Raquel Quílez, responsable del comedor: «El año pasado teníamos 82 familias, en enero ampliamos a 100 y ahora, a finales de marzo, estamos ayudando a 115 familias».

Además, esta subida generalizada de precios también se ve reflejada en las donaciones, ya que «nos hemos dado cuenta de que han bajado porque la gente también está ajustando mucho las compras a fin de que no les sobre comida en casa, los precios han subido para todo el mundo», destaca Quílez, quien añade que la caída de las donaciones ligada al aumento de la demanda del servicio, ha hecho que desde el comedor social tengan que comprar varios alimentos con el fin de poder abastecer a todo el mundo.

«Eso es una cosa totalmente nueva porque, hasta ahora, como tenemos bastantes donantes, nos íbamos proveyendo, pero actualmente no podemos, lo hemos notado sobre todo con la carne y el pescado. No tenemos suficiente y, además, son los productos más caros», destaca Quílez. Desde el comedor social «tenemos que buscar la forma de salir adelante y esta es una solución. También es cierto que tenemos donaciones fijas de las grandes superficies y particulares y eso siempre se agradece», añade.

Por otra parte, desde la pandemia el comedor ha vivido muchos cambios, pero entre ellos uno muy positivo: la comida para llevar. Quílez explica que muchas familias se llevan la comida a casa y eso ha comportado que el comedor social crezca y se pueda ampliar la ayuda a otros que también la necesitan.

«El espacio es limitado», dice Quílez, y gracias a la recogida, la gente que come en casa deja su asiento libre para que nuevas familias puedan asistir al comedor. A consecuencia de estos cambios, han habilitado un punto de recogida y han ampliado el horario de abertura a las 12 h. –una hora antes–, de esta manera, «cuando los niños salen de la escuela, ya pueden tener la comida en casa», destaca la responsable.

A pesar de los golpes duros que han supuesto la pandemia y la inflación, la responsable se muestra segura y contundente con el futuro del comedor: «Pase lo que pase, desde el comedor trabajaremos e intentaremos abarcar a todo el que venga».

«No contemplemos tener una lista de espera, no la hemos tenido nunca, siempre tenemos las puertas abiertas», dice Quílez, quien añade que «si mañana me dicen que tenemos que ayudar a 20 familias más, lo haremos. No sé cómo, pero lo asumiremos, el hambre no puede esperar».

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