Los vecinos del barrio del Port de Tarragona piden más presencia policial en las calles

La sensación de inseguridad crece entre los vecinos del barrio del Port. Durante las últimas dos semanas, se han producido tres incidentes graves, que se han concentrado en las calles Sant Miquel y Apodaca. «Estamos muy preocupados, se han producido diferentes episodios y de manera muy seguida», explica Mari Carmen Puig, presidenta de la Asociación de Vecinos (AV) del barrio del Port.

Es por eso que reclama «más presencia policial» en las calles, con el fin de evitar que lo que se está viviendo los últimos días en la zona «no se convierta en una cosa habitual». «Parecía que los problemas de seguridad se habían relajado durante los últimos meses, pero eso nos pone otra vez en alerta», afirma Puig.

El último incidente se produjo en la calle Sant Miquel, ayer tarde, cuando la Guardia Urbana detuvo a dos personas e intervino varios paquetes con una sustancia que, a falta de los análisis correspondientes, podría tratarse de un kilogramo de hachís, según explican fuentes municipales.

Es cierto, sin embargo, que lo que más preocupa a los vecinos son las dos peleas con arma blanca. Una se produjo en la madrugada del lunes al martes, en la calle de Apodaca, cuando dos individuos discutieron a las 5.20 horas y uno de estos acabó con una oreja cortada y una herida en el tórax.

La otra se produjo el pasado 27 de marzo, tal como afirman los mismos vecinos. En este caso, el escenario del suceso volvió a ser la calle Sant Miquel. De nuevo, se produjo una agresión con arma blanca en una pelea entre dos hombres.

«Es normal que haya preocupación, sobre todo cuando hablamos de cuchillos», indica Puig. «Hemos comunicado nuestra preocupación a la consejera de Seguridad, Cristina Guzmán,» explica Puig, quien no descarta futuras movilizaciones «si las cosas continúan igual después de Semana Santa».

Esta no es la primera vez que los vecinos manifiestan su preocupación por la inseguridad que se vive en la zona, ya que se trata de un reclamo histórico. «Es un problema endémico que estigmatiza el barrio y hace años que luchamos para solucionarlo», asegura Puig.