Autor de 'Terres de frontera' (Rosa dels vents)
Libros
«Los periodos de transición son interesantísimos»
Nogués viaja hasta la Cataluña del año 870, donde conviven la Marca Hispánica y al-Àndalus
—Tu novela nos sitúa en la Cataluña del siglo IX, en un territorio bastante devastado por la disputa entre los reinos cristiano y musulmán. ¿Por qué escogiste este momento histórico que pudríamos tildar casi como ruinoso?
—De entrada, porque cuando escribo, es como si viajara, y tenía muchas ganas de hacer este viaje y vivir en este periodo en concreto. También me gusta mucho hacer lo que no hace nadie, y fijarme en periodos de transición, porque son interesantísimos. Como bien dices, es una época complicada, con los francos en el norte y también en las ciudades de Barcelona y Girona, y los árabes en el sur. En medio, había un territorio casi abandonado.
—La vida entonces era dificilíssima, especialmente para quien no formaba parte de la nobleza. Es una época de razzias, de señores feudales que no tienen manías en utilizar la violencia, de esclavismo...
—Sí, en aquella época la gente está muy asustada. Después, también hay otro elemento: he querido hacer protagonista el clima. Hay un episodio de niebla, durante el cual cuatro personajes se adentran en territorio desconocido. Hoy día eso no sería un problema, pero entonces, quince días seguidos de niebla podían acabar significando la muerte. Igual que una ventolera fuerte o un aguacero...
—Los cuatro protagonistas de esta novela nos atrapan desde el principio. Son dos hombres y dos mujeres, que representa cada uno un mundo diferente: el campesino (Bernat), la mujer noble (Gotlana), el sabio musulmán (Sahnun) y la mujer musulmana (Baixira) que se rebela en su destino. Les haces coincidir con toda la intención. ¿Dónde quieres llegar?
—Mi idea era hacer coincidir a dos personas de cada cultura, cristiana y musulmana, y ponerlos en común, a ver qué pasaba. Sobre todo me interesaba el diálogo entre los dos musulmanes, observándonos a nosotros. Estamos muy acostumbrados a mirarnos el ombligo, pero en aquella época los cristianos eran unos bárbaros, la cultura más brillante era la suya. Incluso he encontrado que había mujeres cultivadas.
—Baixira es, sobre todo, quien se hace más preguntas.
—Ella representa una especie de prefeminismo, se pregunta por qué, si el Corán dice que hombres y mujeres son iguales, las han sometido de aquella manera. Cuando escribía, me encontré con que iba ganando mucha fuerza y la suavicé un poco, porque si no, los otros tres personajes hubieran quedado diluidos. Y al final, cuando muere, lloré mucho, hasta el punto que el teclado se acabó estropeando por las lágrimas. Soy una persona muy emotiva.
—Gotlana, que es la mujer noble, afirma: Diós había otorgado a cada clase social aquello que más le convenía para vivir en harmonía. Pero en esta historia los personajes, que son una pequeña comunidad del Valle de Lord que decide abandonar su tierra, se rebelan, de alguna manera.
—Sí. Y después también desarrollan una especie de predemocracia, de organización que no se basa en un líder que es el macho alfa, sino en un gobierno de los más sabios. Es una forma de huir de la opresión y ser un poco más libres. Cuando Sahnun los conoce, se le despierta la curiosidad para ver cómo se organizan.
—Esta comunidad busca un lugar nuevo para establecerse, pero tiene muy claro que no se tiene que acercar a Tarragona. Dicen que la gente de allí está incivilizada, y que es el lugar ideal para gente con pocos ideales.
—Hay pocos datos, pero aplicando el sentido común, es fácil pensar que, los humanos, cuando tenemos unas normas y unas leyes, hacemos de una manera, y cuando somos libres de normas, nos convertimos en salvajes. Algunas ciudades eran conquistadas, pero en otros simplemente obligaban a los ciudadanos a marcharse. En aquella época, en Tarragona quedan muy pocos habitantes, y hay una especie de grupo que se ha apropiado de la zona.
—La historia concluye con el nacimiento del pueblo de Barberà de la Conca. ¿Qué hay de cierto en la fundación que detallas en la novela?
—Hay dos cosas que son reales. La primera es el nombre de Barberà, en el pueblo hay un Barberà mítico, que es el fundador. Y la segunda es la villa romana que había en aquel lugar, originaria del siglo II y que funcionó durante más de 700 años. Me fue muy bien para hacer la transición a la época medieval.