Bienestar animal
La Protectora de Tarragona alerta que el abandono de mascotas se adelanta en verano
Unos 80 animales han entrado esta primavera en la perrera, que renovará sus instalaciones
La Protectora de Animales y Plantas de Tarragona ha empezado a recibir un gran volumen de gatos y perros antes de lo previsto. El verano acostumbra a ser la estación del año en la que más entradas se producen, aunque, en el último mes, ya han entrado en torno a 35 cachorros de perro y 45 gatos. Paralelamente, la Protectora considera necesario mejorar la instalación eléctrica y renovar las cañerías subterráneas, dos aspectos en los que trabaja el Ayuntamiento, que también contempla, en el futuro, ampliar el espacio.
«Este verano tocará hacer lo imposible», lamenta la tesorera, Núria Güell, ante la llegada de nuevos animales antes de lo habitual. En cambio, como aspecto positivo, Güell destaca el aumento de la adopción: «Hace unos días se marcharon 15 gatos y 12 perros en un fin de semana. Eso no lo habíamos conseguido nunca. Y no sólo viene gente de Tarragona, sino también de otros lugares, como Barcelona, Terrassa o Terres de l'Ebre».
En los últimos diez años, el número de perros no ha variado mucho, ya que siempre se ha situado entre los 120 y los 140. Sin embargo, ahora hay el doble de gatos que hace una década. «Tenemos más de 200 gatos y es difícil gestionar la situación por la falta de espacio», expone la tesorera.
Futuras reformas
La Protectora cree que se tendrían que ampliar las instalaciones de la perrera municipal, ubicada en el polígono Riu Clar, para que los animales «estén en mejores condiciones», según Güell, y haya un buen espacio de almacén y de consultas y zonas de cuarentena para evitar contagios cuando hay enfermos. «El patio de atrás de la perrera también es municipal, así que, por aquí, se podría ampliar», comenta.
El Ayuntamiento prevé hacer crecer más adelante la perrera. De momento, ahora trabaja en la redacción del proyecto de renovación de las cañerías subterráneas y de la instalación eléctrica, una de las demandas de hace años de la Protectora. «Desde el 2003 no se hace nada en el alcantarillado y, cuando llueve, las cañerías se bloquean y sale la porquería por los desagües. Es antihigiénico», lamenta la tesorera.
Por otra parte, la Protectora espera que la renovación de la instalación eléctrica suponga un aumento de la potencia. «Muchas veces tenemos que apagar las luces de una zona para encenderlas en otra. En invierno tenemos que decidir entre tener luz o tener calefacción. La potencia actual no da para todas las necesidades. Es urgente solucionarlo», resume Güell.