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Tarragona vuelve al pasado para construir su futuro

Pau Ricomà (ERC) y Rubén Viñuales (PSC) se disputarán la alcaldía en unas elecciones con caras conocidas, como Jordi Sendra (JuntsxCat) y Maria Mercè Martorell (PP)

Els principals candidats a l'alcaldia de Tarragona al Balcó del Mediterrani.

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Empieza la cuenta atrás para las elecciones del 28M. Esquerra Republicana y el PSC son los potenciales candidatos para gobernar Tarragona, aunque, probablemente, ninguno de los dos partidos lo podrá hacer en solitario. El campo de batalla tiene dos protagonistas, pero parece que serán Jordi Sendra (Junts per Catalunya) y Jordi Collado (En Comú Podem) los que tendrán la llave de la gobernabilidad, después de unas elecciones donde concurren caras conocidas de la política municipal, como el mismo Sendra o Maria Mercè Martorell (PP).

La ciudadanía será la encargada de juzgar en las urnas la gestión de ERC durante cuatro años en los que ha tenido que hacer surf para mantener derecho el Ayuntamiento ante varias sacudidas. Primero, con la ayuda de En Comú Podem y, después, con la de la CUP, Junts per Tarragona y Hermán Pinedo. La pandemia y el incremento de precios han marcado un mandato en el que Ricomà prometía iniciar «el cambio» en Tarragona. La soberanía popular decidirá si el cambio prometido se ha producido, si el trabajo hecho es suficiente y si el contexto ha sido más un impedimento o una excusa. ERC afronta el 28M con los miembros de su núcleo duro: Xavi Puig y Jordi Fortuny. También repite Mary López y se estrenan Maria Roig y Gemma Fusté.

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La promoción de la movilidad sostenible con la creación de carriles bici, la pacificación de calles y la renaturalización de espacios han sido algunas de las principales iniciativas de ERC para preparar la ciudad para la descarbonización. Estas ideas se reflejan en el avance del Plan de Ordenación Urbanística Municipal (POUM) planteado, que aseguraría la protección de la Anella Verda con su aprobación definitiva. Un cambio de gobierno podría alterar de manera significativa el plan, dada la voluntad de algunos partidos por seguir edificando en Llevant.

El POUM o el nuevo servicio de la limpieza planteado han sido ingredientes perfectos para confrontar ERC y el PSC en los últimos meses, con intereses empresariales ajenos como elemento influyente en el intercambio de reproches. El escenario hace difícil pensar en un armisticio en forma de pacto postelectoral entre Ricomà y Viñuales.

El sucesor de Josep Fèlix Ballesteros al frente del partido socialista se erige como la principal amenaza de los republicanos. El PSC quiere recuperar el volante de la ciudad con un nuevo equipo que haga olvidar a Inipro y a un candidato que cambia el naranja por el rojo. Viñuales vuelve a optar a la alcaldía, pero no bajo las siglas de Ciudadanos (que podría desaparecer del mapa). El mismo cambio ha hecho Sonia Orts, quien será la número 8 de una lista con la presencia de los consejeros Berni Álvarez y Sandra Ramos y de Montse Adan, como independiente y número 2. La entrada de aire fresco, el voto histórico y una enérgica campaña podrían volver a pintar el Palau Municipal de rojo. El PSC es un firme aspirante a la alcaldía que ha intentado borrar cualquier rastro oscuro del pasado.

Actores secundarios

Las elecciones del 2023 se recordarán como aquellas en las que volvió la vieja guardia. No sólo Viñuales vuelve a encabezar una lista, también Maria Mercè Martorell (PP). Además, reaparece Jordi Sendra para marcar el nuevo rumbo de la era postconvergente en Tarragona. Sendra apunta a la alcaldía (un objetivo bastante atrevido) con la compañía de la consejera Elvira Vidal, quien comparte el grupo municipal de Junts per Tarragona con Dídac Nadal y Cristina Guzmán, que han decidido dar un paso al lado. Sendra y Sí Tarragona (con el apoyo del PDeCAT y liderado por Mar Giné) se tendrán que repartir los votos convergentes después de no llegar a ningún acuerdo para concurrir de la mano en los comicios. La expresión «divide y ganarás» parece que tendrá poca validez en este caso.

Por su parte, la CUP encara las elecciones con la voluntad de seguir presionando al resto de partidos a impulsar políticas anticapitalistas, sea desde fuera o desde dentro del gobierno. El pleno volverá a contar con la vitalidad de Eva Miguel para incomodar al resto de formaciones. No obstante, difícilmente mantendrá la condición de concejala Inés Solé, quien, relegada al número 5, tiene pocas posibilidades de continuar.

ECP confía la capitanía de esta nueva etapa a Jordi Collado. El candidato ganó las primarias a la actual portavoz en el pleno, Àngels Pérez, quien ni siquiera verá aparecer su nombre en la lista. La formación se ha repuesto después de un cúmulo de sucesos que han alterado su día a día, como la salida del gobierno a medio mandato y la pérdida de los dos concejales electos en el 2019: Pinedo, quien se quedó al lado del gobierno, y Carla Aguilar, quien dimitió un año después denunciando acoso psicológico por parte del mismo partido.

La corporación renovará a más de la mitad de sus componentes en el próximo mandato. Una de las caras visibles hasta ahora, José Luis Martín, emigra a la población vecina, la Canonja, y deja (todo apunta que contra su voluntad) el liderazgo del PP en manos de Martorell, acompañada de un equipo renovado y distante al presidente del partido en Cataluña, Alejandro Fernández. Este PP buscará tener más influencia en la política municipal después de cuatro años de somnolencia. Martorell reclamará la propiedad de los votos de la derecha, aunque Lorena de la Fuente (Ciudadanos) y Robert Hernández (Valents) pugnarán por abrirse un lugar en el pleno, que podría contar con la presencia de Vox por primera vez.

Los aspirantes a ocupar las 27 sillas del plenario pondrán toda la carne en el asador para convencer a la ciudadanía con propuestas que después tendrán que encajar dentro del limitado presupuesto municipal. PSC y ERC no sólo se tendrán que pelear para ganar las elecciones, sino también para obtener a los mejores aliados. La carrera de fondo da el pistoletazo de salida.

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