Sociedad
Combatiendo con afecto la soledad en las personas mayores
Usuarios y voluntarios de la Fundación Avismón celebraron ayer su tradicional Comida de Primavera
Comer en abundancia, muchas risas y, lo más importante, una buena compañía. Este fue el ambiente que se vivió ayer en el restaurante La Botiga del Serrallo, donde usuarios y voluntarios de la Fundación Avismón celebraron su tradicional Comida de Primavera. La entidad celebra estos macroencuentros para que las personas mayores que han experimentado la soledad no querida, vivan un momento de hermandad y se puedan alejar de un posible aislamiento social.
«A esta generación le debemos mucho porque lucharon mucho por nosotros y nuestro país. Así que es necesario ser agradecidos con ellos», explicaba Ángeles Cabrera, una de las voluntarias. Fue su hermano quien la animó, hace tres meses, a ayudar a las personas mayores que están librando esta batalla contra la soledad no deseada. Él ya lo hacía, sin embargo, lo tuvo que dejar por motivos laborales. Ángeles ha decidido continuar su legado.
Los quince voluntarios de la entidad se dedican a telefonear y acompañar a los usuarios para que sepan que siempre hay alguien que se preocupa por ellos. Y es que el afecto es el remedio perfecto para combatir la soledad no querida. Cabrera se ocupa de llamar a 11 personas una vez a la semana: «Hablamos 15 minutos para preguntar cómo están y si necesitan alguna cosa».
«Parece una tontería, pero sólo con eso ya sientes que se ponen contentos», añadía la voluntaria, quien reconocía que «muchas veces, las llamadas se acaban alargando y pasan del cuarto de hora. «Hay algunos usuarios que notas que lo necesitan y, al final, ni te das cuenta de que hace una hora que estás hablando». Cabrera señaló que la tarea que realizan desde la entidad es muy gratificante y desea que más personas se animen a ayudar. De hecho, confiesa que faltan manos para poder atender correctamente a todos los usuarios.
«Ver a todo el mundo en esta comida de hermandad es muy bonito», indicaba. Hasta una treintena de personas asistieron en este encuentro, donde todos compartían un mismo sentimiento, el de querer sentirse acompañados. Fue la oportunidad perfecta para conocer a gente nueva mientras disfrutaban del buen ambiente.
Por ejemplo, Dioni Somolinos y Teresa Margalef coincidieron por primera vez durante la comida de ayer, ya que les tocó compartir mesa. «No nos conocíamos, pero está muy bien que se organicen estos encuentros porque ayudan a hacer vida», afirmaba Somolinos, que el próximo 27 de junio cumplirá 83 años. En su caso, hace un mes que llegó a la Fundación Avismón, derivada desde el CAP La Muralla.
«No sabía de su existencia y lo cierto es que se agradece que te vayan llamando de vez en cuando», aseguraba. En su caso, hay una voluntaria que cada martes y jueves, va a visitarla a casa. Aunque le gusta vivir sola, reconoce que es bueno saber que hay alguien «dispuesto a hacerte compañía». Su relación con sus tres hijos es buena, pero lo cierto es que «cada uno tiene su vida y tampoco tiene tiempo para todo». Por eso es tan importante la tarea de la Fundación. Teresa Margalef se encuentra en una situación parecida a la de Somolinos: «Estoy sola en casa, pero no tengo problema en el día a día».
La usuaria confiesa que se siente «contenta y agradecida», por las llamadas que recibe semanalmente por parte de los voluntarios. Además, destacaba que le ha ido bien el hecho de que la vayan a buscar para ir a pasear: «Me anima a salir de casa, ya que, si no tienes obligación de hacerlo, la mayor parte de las veces lo acabas dejando para el día siguiente».
Por otra parte, Margalef apuntó que «cuando llueve o hace mucho viento y necesito algún medicamento, me lo traen». La Comida de Primavera es una de las muchas iniciativas que propone la Fundación Avismón para combatir la soledad no querida en las personas mayores, un problema que «va al alza», según Laura Llopart, trabajadora social y responsable de la entidad en Tarragona. De hecho, en los últimos meses, han pasado de tener una veintena de usuarios a tener 40.