Enseñanza
La URV supera la cifra de estudiantes entrantes de Erasmus de prepandemia
Un total de 384 alumnos extranjeros han escogido Tarragona este curso, 132 más que el año pasado y 51 más que en el 2018-19
La Universidad Rovira i Virgili ha recibido este año a 384 estudiantes extranjeros en el marco del programa Erasmus. La incertidumbre y las dificultades provocadas por la pandemia comportaron el aplazamiento de las estancias por parte de bastantes alumnos, pero la estabilidad y la tendencia al alza de la movilidad ha desencadenado la llegada de más universitarios que el año pasado (252) e, incluso, que en el curso 2018-2019 (333).
«Había gente pendiente de hacer un periodo de movilidad y ha aprovechado ahora que se ha estabilizado la situación. Es un efecto rebote», expone Joan Miquel Canals Bosch, comisionado de Redes Internacionales de la URV y responsable de los Erasmus.
Canals piensa que el impedimento principal no era el miedo al covid-19, sino la incertidumbre. Al mismo tiempo, comenta que, cada vez, más alumnos optan por marcharse unos meses fuera a completar sus estudios. «Es importante que vivan una realidad diferente, que vean cómo se trabaja en otros países. Es muy enriquecedor», valora.
Los programas de movilidad pretenden ofrecer una formación más completa, a la vez que permiten a los estudiantes aprender una nueva lengua. Con respecto a la integración, Canals apunta que la URV pone a disposición de cada uno de los alumnos «a una persona de referencia» y que se organizan actividades para que puedan conocer la ciudad y el entorno.
Italia es el país del que recibe a más universitarios la URV. Este año han sido 118, una cifra muy superior a la del segundo estado (Alemania, 43). Francesca Valente es una de las 118 estudiantes que ha estado un semestre en Tarragona para estudiar, en su caso, Historia del arte y Arqueología. Valente es originaria de Roma, proviene de la Università degli Studi di Cassino e del Lazio Meridionale y escogió Tarragona porque es una ciudad «tranquila para empezar a vivir sola». Además, señala el mar como factor determinante en su elección.
La alumna italiana destaca la ayuda recibida por parte de los profesores de la URV, aunque afirma que es más difícil integrarse con los otros estudiantes. Sin embargo, ha acabado formando un grupo de amigas: «Compartimos una asignatura y nos marchamos de viaje juntas. Siempre han estado disponibles y me han ayudado a aprender el idioma». Ahora que hace cuatro meses que reside en la ciudad, subraya que Tarragona le gusta «mucho». «Tiene tiendas, playa, bares, fiesta y se encuentra cerca de Barcelona. No es una ciudad muy grande. La parte negativa es que por la noche, si sales, no hay nada abierto», apunta.
Un aspecto importante para Valente, teniendo en cuenta que estudia Arqueología, es el patrimonio histórico de Tarragona y las clases prácticas que se llevan a cabo en la universidad sobre la materia. Valente comparte piso con otra chica italiana. La URV, según Canals, dispone de una bolsa de vivienda y ayuda a los alumnos de Erasmus a encontrar un espacio donde alojarse. «Tarragona es mejor que Barcelona para encontrar vivienda y no suele haber problemas», relata el responsable de los Erasmus.
Estabilidad en las salidas
Canals señala que los estudiantes de la URV tampoco acostumbran a tener problemas de alojamiento al marcharse fuera. Este curso, un total de 456 alumnos han hecho un Erasmus en otras universidades, un número cercano a las 463 salidas del curso pasado y a las 453 del curso 2018-2019, antes de la pandemia. En este sentido, la cifra es bastante estable, a excepción de los dos años con más afectación por el contexto causado por el covid-19, y el próximo año ya hay previstas unas 455 estancias en el extranjero. De estas 455, 128 son para ir a Italia, 52 a Portugal y 38 a Alemania. Estos son los principales países receptores.
Alemania es, precisamente, el estado de acogida de Oumaima Hammoudia, estudiante de Química, quien escogió este destino porque «es un país que, históricamente, ha fomentado la ciencia y de donde han surgido muchos científicos importantes». Además, manifiesta que está «situada en el corazón de Europa y tiene muchísima historia y muchos lugares para visitar». Hammoudia estará un total de nueve meses, los cuales le están sirviendo para darse cuenta de que los dos estados presentan diferencias en cuanto al sistema universitario. «Una carrera en Alemania dura tres años, entonces he tenido que escoger materias de máster y ha sido un poco difícil adaptarse, pero es posible», observa.
A pesar de las dificultades, Hammoudia asegura que ha sido una experiencia «muy enriquecedora, tanto personal como académicamente» y pone de relieve la importancia de salir de la «zona de confort» para «crecer personalmente». En este sentido, considera que una vivencia de este tipo ayuda a «tener más de una perspectiva para saber qué quieres, qué sabes hacer y qué no, en qué puedes mejorar y qué tienes que evitar». La alumna de Química de la URV ha podido integrarse «rápidamente», aunque el paso más difícil reconoce que ha sido «aprender a vivir sola y lejos de la familia».