Presidente de la Autoridad Portuaria de Tarragona
Puerto de Tarragona
«Nos descarbonizamos para prepararnos para el futuro y ser más competitivos»
La sostenibilidad y la reducción de emisiones están rigiendo gran parte de los nuevos proyectos que está impulsando la Autoridad Portuaria en esta nueva etapa
—Se cumplen seis meses del inicio de su presidencia. ¿Qué valoración hace?
—Muy buena. Es un privilegio tener esta oportunidad y que me hayan dado la confianza para estar al frente de la Autoridad Portuaria, porque hay una gran capacidad para impulsar proyectos transformadores. Había oído muchas veces que el Port engancha y que si el Port va bien, Tarragona va bien y que el Port te permite ser punta de lanza de muchos temas. Ahora he podido comprobar no sólo que es verdad, sino que es más de lo que me había podido imaginar. Hay que decir también que es fácil plantear ideas y abrir temas, pero que consolidarlo cuesta. Ahora bien, lo que para nosotros son meses, en el resto de administraciones pueden ser años. Estoy contento del trabajo que hemos hecho, sobre todo porque lo hemos hecho de manera colaborativa. Ya se estaba haciendo un muy buen trabajo, partíamos de un nivel muy alto. Lo hemos mantenido y nos hemos enfocado en algunas direcciones interesantes.
—Ha puesto el acento en la necesidad de descarbonizar el Port. ¿Han establecido una hoja de ruta para impulsarla?
—Ahora hace medio año, cuando accedí a la presidencia, ya dije que la descarbonización del Port en su sentido más amplio, sería el eje principal de mi mandato. Descarbonizar implica cuestiones medioambientales, energéticas, de innovación, etc. Viendo el futuro que vendrá y sabiendo que los proyectos no se pueden hacer en dos días, sino que hacen falta recursos y tiempo, hemos decidido poner el eje en la descarbonización y, en estos seis meses, ya tenemos resultados.
—¿Cuáles son?
—En primer lugar, hemos conseguido que la sede de la oficina técnica del Valle del Hidrógeno de Cataluña se establezca en el edificio institucional de la Autoridad Portuaria. A efectos prácticos eso permitirá, por ejemplo, que los investigadores que están desarrollando este tipo de tecnologías, puedan probarlas haciendo el retrofijo de una locomotora de tren que actualmente funciona con diésel, para que pueda funcionar con hidrógeno. También haremos pruebas con las grúas de los muelles. Además, como principal socio logístico del sector químico, nos tenemos que preparar para la transición que hará esta industria y tener preparada nuestra infraestructura para asegurar el futuro. Más allá de estas cuestiones, promover la economía del hidrógeno, permitirá atraer talento, impulsar startups, generar valor y que este valor se quede en Tarragona. Como Port, tenemos que ser facilitadores de ecosistemas que aporten valor con valores.
—También están poniendo el foco en promover la economía azul.
—Exactamente. Este es otro de los resultados que ya se están viendo en estos seis meses de trabajo. La segunda planta de la sede institucional de la APT acogerá una aceleradora de startups vinculadas a la economía azul. Nuestra idea es crear una anilla azul y que a, esta aceleradora, se sumen nuevos espacios y más proyectos, que pasarían por la zona del Náutico. Estamos dando viabilidad a toda la concesión con el 35% que tenemos del accionariado del S. A. Por una parte, querríamos montar un centro de negocios relacionados con la economía azul en dos terceras partes de los bajos. También estamos estudiando la posibilidad de hacer un gran aparcamiento de bicicletas, coches eléctricos y vehículos de car sharing en los bajos de la parte oeste. Además, queremos potenciar la base náutica de Tarragona. Estamos trabajando para conseguir que el Náutico sea la base de los entrenamientos del equipo femenino y juvenil del equipo Barcelona de la Copa América. La Copa América es sinónimo de sostenibilidad, de economía azul, de tecnología, de valores. Hicimos la propuesta y estamos postulando como candidatos.
—En sus primeras intervenciones, explicó que harían una apuesta decidida para electrificar los muelles. ¿En qué punto se encuentra esta cuestión?
—En nuestro plan de inversiones a cuatro años, hemos doblado la partida destinada a la electrificación de las tenazas, pasando de 8 a 16 millones de euros. Estamos trabajando con la ingeniería pública Ineco, que nos está acabando el proyecto. Los muelles que electrificaremos en un primer momento son Balears, Cantàbria, Andalusia y Galícia. Empezaremos por Balears, porque cuando se construyó ya se preparó para su futura electrificación. Ahora bien, hay que instalar cableado y una maquinaria, que tarda más de un año en fabricarse. Estamos en conversaciones con varias compañías eléctricas para que nos puedan proveer esta maquinaria e, incluso, nos gestionen parte de los servicios.
—Explicó que impulsarían una comunidad energética portuaria. ¿Han hecho avances?
—Hemos apostado por reinventar APPORT, la Agrupació per a la Promoció del Port de Tarragona. En su momento, APPORT había sido muy importante. Había llegado a tener más de 120 socios. Ahora tiene 79 y eso es sintomático de que su objeto social, que es la promoción del Port de Tarragona, estaba perdiendo fuerza. Por eso, hemos decidido darle un nuevo impulso y será APPORT quien impulse los proyectos de descarbonización del Port, entre ellos la creación de la comunidad energética portuaria. La semana pasada, el Consejo de Administración de APPORT aprobaba sacar adelante esta etapa facilitada por el Port. Reforzarán su equipo humano, colaborarán con el Valle del Hidrógeno de Cataluña y con otras entidades para promover todos estos proyectos.
—¿Qué rol tendrá, entonces, la Autoridad Portuaria en la creación de esta comunidad?
—Participamos de manera activa y proactiva dentro de la comunidad para promover que las empresas inviertan. En este sentido, daremos ejemplo para traccionar toda esta propuesta y ya hemos incorporado en nuestro Plan de Empresa 4 millones de euros más, que se suman a unas ayudas de 1,6 millones de euros de Puertos del Estado. Contamos con un plan de inversiones a cuatro años vista que nos permitirá hacer un despliegue de renovables de diferentes tipos, con el objetivo primero de ser autosuficientes y después de generar más energía de la que consumimos para aportarla a la red. Actualmente, el Moll de Costa ya está generando el 80% de la energía que consume. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no estamos hablando sólo de nuestros edificios, sino que donde gastamos más está en el alumbrado público. Asimismo, también estamos planteando proyectos como cubrir la campa de Bergé con renovables. De hecho, ya se está hablando de una inversión de 12 millones de euros. El objetivo es que nuestras inversiones tengan un efecto multiplicativo y por cada millón de euros que invertimos, el sector privado invierta, como mínimo, tres veces más.
—Hablaba de renovables de diferentes tipos, ¿qué otras opciones se están planteando?
—Estamos en conversaciones con L'Energètica, la empresa pública de energía de Cataluña, para colaborar en una implantación eólica dimensionada y sostenible, que consistiría en instalar 10 molinos de viento al final del dique de Llevant. Se trataría de un proyecto eólico razonable que estamos estudiando. Hace cuatro meses que creamos el grupo de transición energética del Port, donde tocamos todos los aspectos vinculados a la descarbonización, ya que son indiscernibles. Como Port, tenemos que estar preparados porque ya se está demostrando con varias directivas europeas que cada vez más aumentarán los impuestos al CO2. Por lo tanto, aquellos Puertos que estén más preparados, con muelles electrificados y renovables, serán más competitivos a nivel fiscal. Descarbonizarnos es una cuestión de competitividad económica también.
—¿Les preocupa los efectos que puede tener la Ley de impuestos sobre las emisiones portuarias de grandes fuselajes que quiere impulsar la Generalitat?
—De momento, está parada. El Estado la ha impugnado porque considera que va en contra de la libre competencia. Aunque entiendo a la Generalitat y estoy de acuerdo con sus propuestas, lo cierto es que una ley como esta se aplique a los puertos de Tarragona y Barcelona, pero no al de Castellón o Valencia nos resta competitividad. Si finalmente entra en vigor, habrá mercancías que dejarán de entrar por Tarragona, pero su destino sigue siendo el misma, el corredor del Ebro. Eso supondría que se acabaría transportando con camiones en unos trayectos más largos, cosa que todavía supondría más emisiones de CO2. Ahora bien, ya podemos tener claro que habrá impuestos al CO2 y que penalizarán mucho. Por eso, aquí estamos haciendo los deberes, para prepararnos para el futuro y ser más competitivos.
—Otro de los proyectos que se han impulsado en estos seis meses es la reordenación urbanística alrededor del APT y la creación del futuro Parco del Port.
—Es un proyecto que está totalmente vinculado a la idea de descarbonizar el Port. No tiene demasiado sentido que hablemos de tecnología, innovación y grandes proyectos si no plantamos más árboles y sacamos coches. Actualmente, los coches canibalizan el 80% del espacio público. Viviendo en un escenario de emergencia climática y toca intercambiar los roles y que los peatones ganen espacio. Siguiendo esta idea, surgió el proyecto de reordenar todo el espacio en torno a la APT. Hicimos un concurso de ideas en el que se presentaron 21 propuestas, cosa que es un éxito. Participé mucho en la elaboración del pliegue de condiciones técnicas y administrativas, para asegurarme que rezumara todos estos valores y después me mantuve al margen. Contamos con un tribunal de expertos del más alto nivel, con perfiles diferentes y paridad de género y han sido ellos quienes han escogido la propuesta ganadora.
—¿Con qué calendario trabajan?
—Ahora están redactando el proyecto ejecutivo y en octubre empezarán las obras. En unos nueve meses tendremos un parque de tres hectáreas, que nos permite pacificar la zona y darle una utilidad, ya que actualmente es un espacio perdido. Aparte de crear una gran zona verde y de reducir la presencia de coches, con los beneficios que comporta, el Parc del Port permitirá la conectividad de los carriles bici. Cuando esté terminado, se podrá ir en bicicleta, por carriles bici, desde Bonavista hasta Altafulla. La promoción de la bicicleta es otro de los aspectos en los que queremos incidir.
—¿Cómo lo harán?
—Estamos empezando un plan piloto de movilidad para los trabajadores de la Autoridad Portuaria, con el objetivo de extenderlo posteriormente a la ciudadanía. Nuestra idea es ofrecer una pequeña remuneración a nuestros trabajadores que vengan en bicicleta, ya que comporta beneficios sociales y medioambientales. Estamos trabajando con el Departament de Territori para encontrar la mejor fórmula. De hecho, dentro de pocas semanas yo ya empezaré a venir a trabajar en bicicleta. Habilitaremos una zona para bicicletas, de la misma manera que pondremos más cargadores para coches eléctricos. Además, estamos estudiando la posibilidad de hacer un aparcamiento disuasivo detrás de la marina Port Tarraco y que conecte con el resto de espacios del Port con una línea propia de transporte público propulsado por hidrógeno.
—Una de las actuaciones paradigmáticas en materia de sostenibilidad es Cal·lípolis, el Equilibrio Sostenible. Se ha dicho que es un proyecto único y pionero a escala mundial. ¿En qué sentido?
—Tiene una sensibilidad ambiental impresionante. Es una pieza bisagra absolutamente delicada, en la que confluyen el futuro contradique de Ponent, la ZAL, los Prats d'Albinyana, donde se hará la recuperación ambiental más importante de Cataluña desde la restauración del estanque de Ivars, y los usos sociales de un polo turístico como es la Pineda. Procuramos que sea una infraestructura ejemplar.
—¿En qué punto se encuentra ahora el proyecto del contradique?
—Se encuentra en fase de evaluación ambiental. Dentro de pocos meses sabremos si nos otorgan los fondos europeos CEF. Hemos pedido 27 millones de euros, que es la mayor cantidad pedida a los fondos CEF. Puertos del Estado tiene este proyecto como prioritario, justamente porque tiene muy bien trabajados todos los valores de sostenibilidad, protección medioambiental y cohesión social. Hay que destacar que es una actuación de transición entre un puerto industrial, una zona natural y un polo turístico, que nos ofrece seguridad.
—¿En qué sentido?
—Por una parte, nos permite cerrar el puerto, ya que una vez esté acabado el Port tendrá una bocana de 450 metros. Además, hay una importante inversión privada, en este caso de Repsol, que desmontará la monoboia y mejorará el pantalán, de manera que todas las operaciones de descarga de crudo se harán en el pantalán.
—Y con respecto a la recuperación de los Prats d'Albinyana, ¿en qué fase se encuentra?
—Estamos trabajando en el desvío del canal de drenaje de las aguas pluviales de Vila-seca, que pasa por el medio de esta zona y lo hemos tenido que desviar. Aparte, estamos terminando unos trámites pendientes. Una vez estén superados, ya empezaremos con los trabajos de recuperación. De hecho, el calendario nos marca que hay que poner en marcha estas obras antes de recepcionar la urbanización de la ZAL y del contradique. Es una actuación prioritaria.
—Mencionaba la ZAL, ¿cómo avanzan los trabajos?
—Tenemos el vial perimetral acabado y estamos pendientes de que se licite el proyecto de construcción de la rotonda de la C-31B, que es competencia de la Generalitat, pero financia el Port. Paralelamente, estamos a punto de empezar la urbanización. Llevamos un pequeño retraso en la valoración ambiental, porque había habido discrepancias sobre quien tenía la competencia, Generalitat o Estado. Estamos haciendo todo lo posible para que lo aceleren y una vez superado este trámite, se licitarán las obras.
—¿Y su comercialización?
—Hay mucho interés y estamos buscando las implantaciones que puedan aportar más valor, tanto al territorio, como al Port, a la vez que sean sostenibles. Tenemos claro que una parte de las actividades serán logísticas, pero aportando valor añadido, aprovechando las sinergias que se pueden crear con las terminales de la Boella y de Guadalajara, pero no nos cerramos a otras implantaciones industriales que vayan alineadas a los valores del proyecto. Estamos trabajando para encontrar los mejores partners.
—¿Cuándo se licitará la segunda fase de Port Tarragona Terminal Guadalajara Marchamalo?
—Ahora tenemos seis empresas finalistas y en cuestión de semanas el concurso quedará cerrado.
—Hace unas semanas anunciaban que la APT recuperaba la concesión de la terminal de contenedores. ¿Por qué han dado este paso?
—En primer lugar, por una cuestión legal. La concesión entró en causa de caducidad por falta de cumplimiento de unos tráficos mínimos. No podíamos soportar más este incumplimiento. Ofrecimos una prórroga. Ofrecimos una mano al concesionario buscando diferentes navieras que podían entrar en el accionariado o, incluso, comprar la terminal. Pero no pudo ser. Nos marcamos como fecha límite el 31 de marzo y llegados esta fecha, decidimos ir a por todas, recuperar la concesión y hacer un nuevo concurso, que cumpla los objetivos de tráfico de contenedores que tenemos en el Port. Crecer en movimiento de contenedores sería justamente el segundo motivo por el que hemos recuperado la terminal. Ahora bien, teniendo en cuenta los nuevos escenarios tan cambiantes, queremos flexibilidad. Por eso, hemos decidido que el objeto social del muelle de Andalusia no sea sólo de movimiento de contenedores, sino que sea multipropósito, cosa que nos permitiría aceptar carga general.
—¿Qué reacciones ha generado el concurso dentro del sector del transporte para contenedores?
—Los principales operadores saben que el Port de Tarragona tiene una coyuntura donde confluyen en el tiempo la finalización de una serie de infraestructuras, como la ZAL y las terminales de Guadalajara y la Boella, que harán que el Port pase a otro nivel. Tenemos interesados y sabemos que el concurso no quedará desierto.
—Unirán esfuerzos con el Port de Barcelona y CIMALSA para impulsar un gran nodo logístico en Lleida ciudad, en la zona de Quatre Pilans. ¿Por qué?
—Este proyecto va muy encauzado con nuestra apuesta por el ferrocarril. Tenemos una parte muy importante de clientes en el corredor Ebre-Henares. Justamente por eso entramos a formar parte del accionariado de la terminal intermodal TIM Monzón. El Port de Barcelona tiene presencia en Zaragoza. Ahora, vemos como es una cuestión absolutamente estratégica tener presencia en Lleida. Hasta hace unos años, no se veía necesarios, porque se consideraba que el camión era más eficiente en el transporte de última milla, es decir, los de los últimos 100 kilómetros. Pero actualmente vemos cómo el ferrocarril es el transporte más sostenible. Ofrece unas ventajas increíbles y por eso hacemos esta apuesta en Quatre Pilans.
—El Port está registrando unos excelentes tráficos en este principio de año. ¿Cuáles son las claves?
—Tenemos un equipo muy bueno, unas infraestructuras que funcionan y una ubicación estratégica clave. Ahora bien, es cierto que hay razones geopolíticas y razones climáticas que explican parte de estos buenos resultados. Estamos sufriendo una sequía muy importante. A menudo se dice que los puertos son los regadíos de la península, porque son la puerta de entrada de todas aquellas cosechas que no se producen aquí. Este año, se calcula que habrá entre cuatro y cinco millones toneladas de cosecha de grano nacional, cuando lo habitual es mucho más. Buena parte de este grano que se importará, entrará por Tarragona.
—¡Se han encontrado soluciones al conflicto de la estiba?
—Están al 80% de firmar un acuerdo. Como Port, desde nuestra posición de mediación, hemos visto momentos de desesperación y momentos que parecía que el acuerdo estaba cerca. Hace pocos días tanto representantes de los estibadores como de la empresa me llamaron para decirme que estaban a punto de firmar el acuerdo.
—¿Cómo se presenta la temporada de cruceros?
—Muy bien. Las previsiones muestran cómo ya se están recuperando las cifras precovid. A eso, hay que sumar que las encuestas de satisfacción valoran muy positivamente la destinación. El sector turístico del territorio valora la desestacionalización que ofrece, ya que los meses en los que llegan más cruceros son octubre y mayo. También valoran que el tipo de cruceros que nos visitan aportan valor añadido. El proyecto de cruceros tiene una dimensión totalmente absorbible por el territorio y las compañías que operan en Tarragona están apostando por la descarbonización, la sostenibilidad y la electrificación. Todo, hace que sea un proyecto con el que me sienta cómodo.
—Han sumado un nuevo equipamiento cultural, el Espai Mar. ¿Cuál será su propósito?
—Después de conocer el Parque Subacuático, tuve claro que lo teníamos que enseñar a la ciudadanía. El parque es un reservorio de biodiversidad, y también promueve el deporte y la cohesión social. Hablando con la gente de la Societat d'Exploradors, que gestionan el parque, surgió la idea de abrir el Espai Mar. Hemos rehabilitado un local en la calle del Mar y desde este espacio daremos a conocer todo tipo de iniciativas relacionadas con la economía azul. Se inauguró hace unas semanas y hasta el domingo se puede ver la primera exposición, Secrets marins.
—Han organizado unas jornadas de puertas abiertas para este fin de semana. ¿Qué se busca con ellas?
—Queremos mostrar aquello que realmente somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos y la importancia que tiene el Port en la cadena logística. Pero no sólo eso, queremos poner en valor a todas las personas que trabajan en la Autoridad Portuaria y en el conjunto de la comunidad portuaria. Se dejan la piel y creemos que la ciudadanía lo tiene que conocer. Históricamente, por razones obvias de seguridad, los puertos han sido lugares desconocidos. Ahora bien, si no lo conoces, no lo quieres. Y si no lo quieres, no lo valoras y no le das la importancia que realmente tiene. Por eso, hemos decidido impulsar estas jornadas.