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El número de usuarios del comedor social crece un 53% en Tarragona a causa de la inflación

Taula Amiga repartía una media de 65 menús diarios en su local durante el 2022, mientras que este año ya llega al centenar

Una treballadora d'inserció al local de Taula Amiga, ubicat al carrer del Cardenal Cervantes.

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El comedor social TaulaAmiga está atendiendo más personas que nunca. La crisis de la inflación ha provocado un incremento del 53% en el número de usuarios. Si durante el 2022, de media, se repartían 65 menús diarios, hoy día la cifra ha aumentado hasta los 100. «Esta subida se empezó a notar a partir de enero», afirma al responsable del comedor, David Borràs, quien asegura que los motivos principales han sido «la subida de precios, tanto en la alimentación como en la vivienda, la precariedad laboral y, en definitiva, el alto coste del nivel de vida».

Todo eso provoca que la situación de las personas sin techo se cronifique y que aquellos que tenían pocos recursos tengan todavía menos. Borràs apunta también que «hay personas que cobran ayudas como la Renta garantizada o el Ingreso Mínimo Vital que no pueden sobrevivir con eso y tienen que venir aquí para poder comer». Los usuarios que llegan a TaulaAmiga vienen derivados del Instituto Municipal de Servicios Sociales, con quienFormacióiTreball, la entidad que gestiona el servicio, mantiene una estrecha relación.

Una parte de las plazas del comedor social va destinada a los Servicios Sociales Básicos, otra a los usuarios que duermen en el albergue de la FundacióBonanit y una última a las personas derivadas del Punto de Atención a las Personas sin Techo (PASS). El responsable de TaulaAmiga explica que, realmente, atienden «diferentes situaciones de emergencia». Por ejemplo, si a alguien se le quema la casa y necesita comer, lo atienden.

El perfil habitual que llega al comedor es el de un hombre de mediana edad, aunque Borràs apunta que hay de todo: «Todo el mundo piensa en las personas sin hogar, pero también hay personas en situación de empleo, de otros con una pobreza elevada o familias que, transitoriamente, se han quedado sin recursos». Según cada caso, la trabajadora social y la administración decide qué servicio se les ofrece. TaulaAmiga no sólo funciona como comedor social, sino también con entregas de alimentos. Actualmente, distribuyen lotes a 75 familias a la semana.

«Suelen ser familias numerosas y recién llegadas, con niños, que pueden cocinar en casa», explica Borràs quién indica que, en el caso de las personas que van directamente al local de la entidad a comer «tienen un perfil más individual, normalmente están más solas». En este sentido, Borràs afirma que uno de los objetivos que persiguen desde TaulaAmiga, es el de convertir el comedor social en un espacio agradable y cálido, donde no haya conflictos y los usuarios reciban un buen trato.

Hay que destacar que un 80% de los alimentos que se entregan o se utilizan para preparar los menús que se servirán provienen de donaciones. Del resto, que sobre todo son complementos para la cocina diaria, se hace cargo la misma entidad. «Si hace falta cubrir algún gasto, lo hacemos, aunque en tema de presupuesto vamos muy limitados, sobre todo ahora con la inflación», apunta Borràs. En 2022, entre el Bancd'Aliments de Tarragona, el Banco de Alimentos europeo, y los supermercados Mercadona y Consum, que son «los cuatro, principales proveedores de donaciones», TaulaAmiga llegó a recoger 100 toneladas de alimentos.

Oportunidades laborales

TaulaAmiga también es un espacio donde se dan oportunidades de formación laboral a personas en riesgo de exclusión social. De hecho, el equipo de cocineros del comedor está constituido por trabajadores de inserción. El responsable del servicio detalla que los sueldos que reciben los empleados provienen de la subvención que recibe la entidad por parte del Ayuntamiento. «Los itinerarios de inserción no pasan de más de 18 meses», explica Borràs, quién indica que, cada 6 meses, el técnico acompañador hace una revisión de su caso para valorar «si ya puede dar el paso al mercado ordinario o puede continuar una temporada más aquí para seguir formándose».

Una cosa parecida pasa con los usuarios, pero, en este caso, son los trabajadores del IMSST los que valoran el caso de cada uno de ellos. «Cuándo se acaba el periodo de tiempo que Servicios Sociales les había asignado para poder beneficiarse del servicio de comedor social, se determina si sigue necesitándolo», detalla el responsable de TaulaAmiga. Por otra parte, Borràs apunta que, a pesar del aumento de usuarios, el local todavía no se les ha quedado pequeño. «Ellos se autogestionan, algunos vienen a las 12 para comer pronto, otros más tarde para estar más tranquilos y algunos se llevan los platos a la playa».

El responsable de Taula Amiga reconoce que es importante que haya este servicio, que se ofrece los 365 días del año, para cubrir las necesidades de comer de la población. Afirma, sin embargo, que más allá de la caridad hay que luchar por la justicia social. Borràs asegura que es necesario ofrecer «pan, vivienda y trabajo» para poder acabar con este problema que cada vez es más presente a la sociedad y donde más se ve reflejado es en los comedores sociales. De hecho, en el del barrio de Bonavista, gestionado por Juventud y Vida, también sufrieron un incremento de usuarios a principios de año, cuando empezaron a acoger a 33 familias más que el pasado 2022.

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