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Cae una banda por estafar enviando SMS fraudulentos

La policía ha detenido a 27 personas, algunas en Tarragona

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Veintisiete personas han sido detenidas en Málaga, Madrid, Barcelona, Lérida, Tarragona, Zaragoza, Tenerife, Castellón, Zamora y Palma de Mallorca como presuntas integrantes de una banda dedicada a cometer estafas informáticas mediante el envío de mensajes SMS falsos.

Esta modalidad, denominada smishing, consiste en el envío a un usuario de un SMS por parte del delincuente, que simula ser una entidad legítima, y se maquilla con spoofing, una práctica consistente en suplantar la identidad electrónica de una persona para ocultar la propia.

La banda operaba en todo el país, ha informado este miércoles la Policía, que inició la investigación al detectarse un aumento considerable de denuncias de clientes de una entidad bancaria que habían sido estafados a través de la recepción de SMS aparentemente legítimos enviados por el banco.

En ese mensaje se les alertaba de un posible pago fraudulento y se les solicitaban los datos de acceso a la banca digital y a la firma digital, con lo que lograron engañar a 45 personas a las que causaron un perjuicio económico de más de 75.000 euros.

La banda había creado páginas falsas de una banca digital y todos sus miembros se encargaban de utilizarlas a modo de anzuelo para engañar a los clientes y lograr que estos facilitaran sus datos.

Tras un análisis técnico policial de las páginas web falsas, se pudo detectar que el código fuente con el que estaban creadas había dejado un rastro que indicaba que todos los ataques procedían de una única fuente, que a su vez lo compartía con los miembros de la misma organización para que los utilizaran a modo de gancho.

También se averiguó que el capital obtenido por medio de las estafas digitales era gestionado por todos los implicados al canalizarlo a través de empresas de intercambio de dinero Fiat y criptomonedas, así como a Neobancos y Challenger Banks.

Cada uno de los miembros tenía asignada una función dentro de la red criminal, y el eslabón más bajo era la figura conocida en el argot policial como “mula”, personas reclutadas a través de los captadores para que se encarguen de recibir el dinero sustraído a través de sus cuentas bancarias o bien facilitando sus datos a terceros.

Estas “mulas” obtienen una baja remuneración por los servicios prestados y transfieren finalmente el dinero a cuentas controladas por el verdadero autor del delito y último beneficiario de la mayor parte del capital.

Las mulas bancarias son importantes para la consecución del delito de estafa, porque ayudan a los estafadores a ocultar su identidad y a mover el dinero robado de una cuenta a otra.

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