Autora de 'La vida per dins' (Ed. Univers)
Libros
«La vida per dins» es un libro que sale de las entrañas»
La autora presenta este miércoles su primera novela a las 19h la librería Adserà de Tarragona
—Esta es su primera novela. ¿Es fruto de la necesidad de escribir, o es que tenía una historia por explicar?
—Yo siempre había ido escribiendo, aunque nunca me vi haciendo una novela, me parecía complicado. Pero a raíz de la muerte de mi padre, me salió de dentro de una historia muy bonita entre un padre y una hija, que comparten algún rasgo con nosotros, pero con mucha ficción. Por lo tanto, diría que sí, que primero fue la historia. Y creo que es mejor así, porque no me veo delante de una hoja en blanco pensando qué escribir.
—Su novela, sin embargo, no es ni mucho menos una historia muy bonita entre un padre y una hija.
—Pienso que la relación entre ellos, sobre todo en la primera parte, que trata de la infancia y la adolescencia de la protagonista, es al mismo tiempo tanto entrañable y bonita como tóxica. Con una fuerte dependencia afectiva, porque el padre necesita tanto a la hija como ella el padre. Pero no se saben ayudar. Y la madre no acaba de entenderlo, piensa que son la parte débil de la familia, y querría que la hija fuera de otra manera, más como ella. Pero la protagonista es todo hacia adentro, más como el padre.
—La Nur, la protagonista, explica sólo empezar que su nombre no le gusta: Como una Núria que se ha comido el hiato, simple, desabrigada, vulnerable, indefensa . Es como, si de pequeña, ya viera que alguna cosa no acaba de estar bien.
—Pienso que lo que somos nos viene determinado por la familia, y nos cuesta mucho salir de aquí. A la Nur siempre le ha faltado poder contar con la madre, e intenta llenar el vacío con el padre. Pero él tiene una carencia, una enfermedad mental que hace que, aunque lo quiera, no siempre puede estar por ella. Incluso le corta las alas, porque es dependiente. La Nur, a la vez, se deja retener.
—Hasta que un hecho trágico marca el final de la adolescencia de la Nur y desencadena el torrente que lleva dentro.
—Sí, este hecho traumático le rompe todos los esquemas y, a partir de aquí, empieza a navegar a la deriva. Ya intuíamos su parte un poco oscura, porque conocemos a la protagonista desde dentro y, por lo tanto, conocemos también las capas más oscuras. El hecho traumático, y también el hecho de marcharse a vivir a Barcelona, marcan un final radical de su adolescencia y se planta de golpe a la vida adulta. Tiene que vivir sola, y no sabe.
—La Nur también está cansada de oírse decir que es muy buena y saber que, por dentro, tiene malos pensamientos.
—Todos somos un poco malos, o en ciertas circunstancias podemos serlo de manera puntual. También pasa que, a veces, ser bueno es aburrido, pero al mismo tiempo tampoco quieres enseñar todo lo que te pasa por dentro. La Nur vive en esta dualidad, la de querer esconder lo que tiene dentro, porque es un poco malvada, y porque eso lo aleja de la convención y es una manera de encajar. Pero a la vez esconder el torrente interior hace que tenga una imagen de persona apagada. Además, no romper la convención es ocultar la parte que la hace única y especial. Los lectores, por suerte, podemos conocer las dos partes.
—Escribir es, de alguna manera, exponer muchas intimidades, aunque sea de manera involuntaria. Da la impresión que en esta novela hay mucho de Usted.
—Sí, le he dado a mucho de mí a la protagonista, es un libro muy personal, y explico muchas cosas que me han pasado. Curiosamente, sin embargo, también me he visto muy obligada a explicar que la madre del libro no es por nada del mundo mi madre. A la gente le gusta mucho ir a buscar lo que hay de mí, supongo que porque es una novela con mucha emoción, escrita desde las entrañas. Pero yo pienso que una primera novela siempre acostumbra a ser muy personal. Eso se me hacía una pizca de miedo, también.
—La lectura aparece como refugio y la escritura como terapia. ¿Qué son, para Usted?
—Yo he sido siempre muy lectora, me defino, sobre todo, como lectora. Los libros me han ayudado mucho a evadirme de la realidad, y también cuando estoy bien: leer hace la vida más bonita, lo amplía. Con respecto al hecho de escribir, no ha sido una escritura terapéutica, independientemente de si me ha ido bien o no. Tenía una historia que se me desbordaba y necesitaba poner palabras. Sentía la necesidad de escribir, pero no para cuidarme.