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Tarragona, una ciudad para escribir tu propia historia

Te explicamos la fórmula para redescubrir la Tarragona más genuina

Tarragona Part Alta panorámica Catedral

Tarragona Part Alta panorámica CatedralRafael López-Monné / Tarragona Turisme

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En Tarragona, ciudad con más de 2.000 años de historia fundada por los Escipiones y convertida en ciudad imperial por Augusto convive la huella romana del conjunto arqueológico de Tàrraco declarado Patrimonio de la Humanidad con la vida cotidiana de esta localidad amable y tranquila donde se puede degustar un arroz o una cazuela de pescado con un vino DO Tarragona en terrazas de plazas y calles que respiran mucha historia.

Más allá del icónico anfiteatro cerca del mar, el circo romano perfectamente conservado o el monumental acueducto conocido como Pont del Diable , el pasado romano de Tàrraco se funde con la Tarragona actual en las calles del centro histórico o Parte Alta, convirtiendo la ciudad en un auténtico museo al aire libre.

Al conjunto arqueológico de Tàrraco se une uno legado medieval capitaneado por la imponente catedral y numerosos edificios modernistas . Todo este conjunto patrimonial hace que Tarragona sea conocida como la ciudad de la historia.

Playas naturales a un paso

Otro rasgo sorprendente de Tarragona, aparte de su patrimonio, es la posibilidad de disfrutar de parajes y playas naturales en la propia ciudad. Diez playas y calas a lo largo de quince kilómetros de costa escasamente urbanizada y sin masificaciones, nos invitan a disfrutar todo el año de paisajes maravillosos como las recónditas Cala Fonda o Cala Jovera, auténticos paraísos mediterráneos; el exuberante Bosc de la Marquesa o el castillo medieval de Tamarit a pie de playa.

Para completar la escapada natural, una red de vías verdes sin salir de la ciudad para recorrer a pie o en bicicleta, completan la oferta natural de esta Tarragona tan sorprendente.

La gastronomía, un tesoro

Pero la ciudad esconde todavía muchas más sorpresas y una de ellas es su original gastronomía. Pocas ciudades pueden presumir de tener un plato propio y Tarragona, es una de ellas.

En su barrio marinero, El Serrallo , se puede disfrutar de una cazuela de romesco de Tarragona ; los ingredientes no pueden ser más mediterráneos, ajos, pan seco, pimiento romescaire, aceite, sal y vino, con los cuales se hace una picada con el mortero, que se sofríe en una cazuela con el pescado fresco local del día.

Aparte, el Serrallo y el Puerto de Tarragona son paradas imprescindibles para conocer la tradición pesquera y portuaria de la ciudad. El Museu del Port resulta, en este sentido, una visita imprescindible.

Tradiciones muy vivas

Los castillos son otro rasgo genuinamente tarraconense. Durante todo el verano, la ciudad regala a los visitantes numerosas exhibiciones y festividades. Aparte de las de Sant Magí y Santa Tecla, excepto el 16 de agosto, el resto del miércoles de entre el 28 de junio y el 6 de septiembre a las 20 h y en torno a la catedral, Tarragona Ciutat de Castells ofrece espectaculares actuaciones castelleres.

Playas y calas tranquilas, gastronomía con personalidad propia, tradiciones muy vivas y un patrimonio histórico que le ha valido ser una de las quince ciudades Patrimonio de la Humanidad de España y la única de Cataluña con este reconocimiento, son los ingredientes que hacen de Tarragona la escapada ideal.

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