La sardina de Tarragona, en riesgo por el calentamiento del Mediterráneo

«Estamos batiendo récords de temperatura en el Mediterráneo año tras año». El profesor e investigador de la UniversitatRovira y Virgili Javier Sigró indica que, al principio de julio, el termómetro situado en aguas del Portde Tarragona ha registrado más de 27 grados centígrados, una temperatura «superior a lo que correspondería estos días». Esta circunstancia no sólo provoca la transformación del clima, sino que también está obligando diferentes especiesmarinas, como la sardina, a marcharse hacia «costas más frías», tal como apunta el biólogo e investigador de la URV Jaume Folch.

«Cada especie tiene unas necesidades biológicas determinadas, y, si las condiciones de vida cambian, tienen que buscar un lugardonde volver a encontrarlas. Por este motivo, están dejando nuestra costa y van a buscar aguas más frías, con temperaturas equivalentes a la de Tarragona hace 30 años», detalla Folch, investigador de TecnATox, centro de investigación de la URV especializado en la innovación y la transferencia de tecnología en el ámbito alimentario, ambiental y toxicológico. «Tener el mar a 30 grados centígrados no es el más indicado para el desarrollo de determinadas especies», resume sobre la migración hacia el norte.

Folch explica que el cambio climático afecta a familias de pescado azul, como las sardinas: «No están cómodos con el calor. Nos estamos cargando el valor de la actividad comercial de pesca». Las sardinas se alimentan de plancton, organismos que, por la noche, suben a la superficie, lo cual las obliga a ir a nutrirse allí donde las temperaturas son más altas.

«El cambio climático causa la pérdida de algunas especiesy la llegada de otros», expone Folch. De esta manera, el aumento de las temperaturas en la costa tarraconense puede generar las condiciones ideales para otras familias marinas, como la caulerpa cylindracea , conocida como «alga asesina» porque elimina otras especies, o la peligrosa carabela portuguesa (physalia physalis ). Ejemplares de esta especie se han detectado en los últimos días en el norte de la península Ibérica. «También están llegando a Castellón», indica el biólogo e investigador de la URV. Próximamente, podría instalarse en la Costa Daurada. «Se parece a la medusa y pueden causar una fuerte urticaria y, depende del caso, pueden desencadenar consecuencias más graves», expone.

Folch asegura que el cambio climático no es igual en todas partes, pero que, en el Mediterráneo, tiene una afectación importante. «Lo más preocupante es que perdemos la diversidad biológica que tenemos y, así, especiesclave para entender nuestro ecosistema marino», pone de relieve. El profesor también intenta ir más allá y descifra los efectos que puede tener en la economía el aumento del nivel del mar, ya que «muchas comarcas dependen del litoral». «Hay mucha gente que vive de un ecosistema afectado por el cambio climático. En este debate estamos hablando también de cuánto dinero perderemos», subraya.

Un clima más tropical

A su vez, Sigró, geógrafo y miembro del grupo de investigaciónC3, Centre en Canvi Climàtic, afirma que Tarragona empieza a tener características del clima tropical a raíz del aumento de las temperaturas en el mar. «Si tienes el mar caliente, las noches son más tropicales, más calurosas», argumenta Sigró. Otros efectos son el incremento de la humedad y el debilitamiento de las brisas marinas.

El investigador de la URV define el mar como un «almacén de calor». Las elevadas temperaturas se pueden convertir en un potenciador de los episodios de tormenta o de fuertes ventoleras. «Se puede producir un agravamientode la situación, como pasó por Santa Tecla. Las lluvias son más violentas y más intensas porque el mar va suministrando calor a la atmósfera», ejemplariza Sigró.

El geógrafo señala que revertir el escenario actual es cuestión «de siglos y milenios» y que durante los próximos años el clima de la costa tarraconense será cada vez más cálido. «Más parecido al norte de África», relata. Por otra parte, asegura que el agua será «más turbia» y pide apostar por fórmulas de mitigación del cambio climático. Al mismo tiempo, opina que tienen el mismo efecto perjudicial a todo el mundo «las emisiones de CO2 de los barcos tanto en Tarragona como en Estambul».