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Restauración

Los restaurantes de Tarragona y Reus remontan después de un julio «flojo»

Muchos restauradores afirman que la afluencia de clientes ha disminuido en comparación con un 2022 en que la población tenía muchas ganas de salir de casa

Durant aquesta primera setmana d'agost, ha arribat una onada de turistes francesos a Tarragona que ha permès anar omplint les terrasses.

Los restaurantes de Tarragona y Reus remontan después de un julio «flojo»Gerard Martí

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La euforia del 2022 generó un ideario utópico. Las ganas de salir de casa después de la pandemia provocaron que la población empezara a pisar, de nuevo, las calles, y una de las opciones predilectas era ir a comer fuera. Las expectativas para este verano eran muy altas y, a estas alturas, no se han cumplido, ni en Tarragona ni en Reus. Julio fue especialmente «flojo» para los restauradores de las dos ciudades, que esperan que las cifras repunten en el octavo mes.

En estos primeros días de agosto, el sector de la restauración de Tarragona ya ha notado un incremento de clientela en los establecimientos. Después de un mes de julio complicado, en que la mayoría de los turistas eran de diferentes puntos del Estado, recientemente ha llegado una ola de extranjeros de diferentes países, donde sobre todo destaca el francés por encima de los otros. Respecto al año pasado, que justo empezaban a despuntar después de la pandemia, muchos de los restauradores coinciden en que ha bajado un punto la afluencia de clientes en los locales.

El verano pasado, Tarragona empezó a sacar la cabeza después de unos años de pandemia, donde la actividad a pie de calle había sido limitada. Poco a poco, el turismo parecía que volvía a llegar a la ciudad. Un turismo, sobre todo, nacional. Se podía ver algún extranjero, pero sin gran presencia de este. «El año pasado fue muy diferente, porque fue el primer verano que notábamos que salíamos de la pandemia. La gente quería salir de casa y, en el restaurante, teníamos un turismo mucho más nacional», declara Sonia Escudero, de la braseria Taula Redona, en la calle de la Nau.

Este julio, ha ido siguiendo la misma tendencia que el curso pasado, con bastante gente de diferentes puntos del Estado y sin mucho turismo de fuera del país. Ahora, el sector de la restauración ya está notando un crecimiento en la afluencia en sus establecimientos durante los primeros días de agosto. Son muchos los restauradores que coinciden con la mejora. Uno de los que ha notado más afluencia en la cantidad de clientes ha sido El Galliner de l'Antiquari, de la calle Santa Anna. Su trabajador, Luís García Pérez explica su experiencia: «El mes de julio ha sido un poco flojo. En cambio, en agosto, ha aumentado el turismo extranjero y, como resultado, el trabajo ha crecido bastante».

Muchos de los restauradores destacan que sigue habiendo presencia de bastante turismo nacional. Así lo explica José López, propietario del restaurante Les Tres Bessones, en la plaza del Fòrum. «Respecto al turismo nacional, nos hemos mantenido bastante igual que siempre. Vienen de ciudades de más cerca, como Zaragoza o Lleida; pero también del País Vasco, Madrid o Logroño». Al mismo tiempo, además, el sector ha notado la llegada del turista extranjero este mes de agosto. De entre las nacionalidades que vienen a Tarragona, ha llegado una gran ola de franceses. «Tenemos bastantes holandeses, suizos, italianos o alemanes; pero sobre todo han llegado muchos franceses», apunta.

Respecto a los horarios donde más gente se concentra en restaurantes y terrazas, algunos restauradores coinciden en decir que no se nota tanto cambio en las noches, pero al mediodía hay una ligera bajada de clientela respecto al año pasado. Algunos de ellos lo asocian al calor.

Restaurantes como El Candil, de la plaza de la Font, a pesar de notar la llegada del turista francés, tienen menos clientes en el restaurante este verano. «Nosotros lo notamos mucho más flojo que el año pasado. Tenemos mucho turista francés y alguno estatal», dice la restauradora Eva Alcalde. A pesar de esta tendencia, hay restaurantes que no siguen esta línea. David Solé Torné, chef de El Barquet, en la calle Gasòmetre, afirma que «este verano, comparado con el año pasado, nos está yendo un poco mejor». «Mantenemos al cliente tarraconense, el cliente habitual, y, además, añadimos al cliente extranjero, que está llegando bastante también», añade.

Por otra parte, hay otros, como el restaurante El Terrat, en la calle Lleida, que no distingue épocas del año. El chef Moha Quach lo explica: «Nosotros no notamos ninguna diferencia especial en verano, estamos todo el año igual. La mayoría de nuestros clientes son de aquí; a pesar de todo, sí que, sobre todo en verano, a veces llega bastante turismo».

Expectativas incumplidas

La dualidad entre julio y agosto se repite en Reus. Una Semana Santa y un mayo «espectaculares» trajeron una multitud de turistas en las calles y en las mesas, y los restauradores esperaban que la dinámica continuara al alza con la llegada del verano, alcanzando cotas de récord. La realidad, sin embargo, no ha sido esta. El presidente de la Associació d'Empresaris d'Hostaleria (AEH) de Reus y gerente del Flaps, Víctor Perales, afirma que las expectativas no se han cumplido, aunque, con la llegada de agosto, «se ha incrementado el trabajo».

Perales señala que «no es la afluencia de turistas que teníamos hace un par de meses» y comenta que el golpe con la realidad ha sido especialmente duro, también, por el factor que el 2022 fue «un oasis» en que había «mucha euforia» para salir de casa y, ahora, la situación se ha estabilizado. «Todo el mundo esperaba estar a rebosar como el año pasado y, aunque se trabaja bien con la gente de aquí, no ha sido así», analiza.

El gerente de Cal Gallisà, Sergi Llambrich, y el propietario de L'Absis, Josep Torres, comparten diagnóstico e, incluso, palabras: julio ha sido «un poco flojo». «No parecía verano, sino un fin de semana normal, donde hay movimiento, pero no gran afluencia de clientes», comenta Torres, que declara que se han ido sucediendo «días buenos y no tan buenos». Perales añade que el hecho de haber vivido algunos días en que no brillaba un sol radiante, con nubes, viento o lloviznas, han ayudado a mantener unos datos similares a los de antes de la pandemia, ya que, con la amenaza de lluvia, los turistas cambian la playa para ir a comprar a Reus, visitar la ciudad y quedarse a comer. Subraya que «no es un mal verano» y que, los del 2019 atrás, «se parecían más al de este año».

A la hora de valorar los motivos del descenso de comensales en comparativa con el año pasado, Llambrich afirma que es una de las preguntas que más se hacen los restauradores de la plaza del Mercadal, donde se encuentra Cal Gallisà, sin tener una respuesta en firme. «Suponemos que un factor a tener en cuenta es que ha llegado un momento en que la gente tiene que dosificar: comer, pagar la hipoteca o ir de vacaciones», reflexiona, destacando el incremento de precios que se empezó a vivir en 2022. «O quizás directamente no puede hacer el gasto que antes reservaba para el verano», señala. Torres apunta en la misma dirección y cree que «la gente quizás está aprovechando en agosto, habiendo ahorrado un poco más, para hacer vacaciones y salir», aunque piensa que también hay una parte de la población que está intentando controlar más los gastos.

De hecho, el comienzo del octavo mes ha revertido por completo la situación. Torres asegura que, desde el 1 de agosto, «la cosa está más animada» y ya se está teniendo más clientela que en julio. De hecho, indica que el pasado lunes, día 7, facturó prácticamente lo mismo que el viernes 4, cuando «normalmente en fin de semana tienes la facturación bastante alta y entre semana te mantienes». «Vamos con las expectativas que en agosto sea un mes más positivo, menciona Llambrich, quién dice que «ya se ve más gente».

Este avivamiento es el motivo por el que Perales no se explica que algunos establecimientos opten por irse de vacaciones ahora. «Agosto es un mes en que los fines de semana no son tan fuertes como pueden ser en invierno, es cierto, pero cada día es un sábado», asegura. «Un lunes o un martes te pueden dejar tan baldado como un viernes o un sábado porque la situación es mucho más estable», añade. Además, comenta que el cliente que permite conservar la actividad los siete días de la semana son «gente de aquí o de la comarca».

La valoración de los restauradores

Josep Torres del Absis: «Julio no parecía verano, sino un fin de semana más donde hay movimiento, pero no una gran afluencia. Desde el 1 de agosto, pero, estamos facturando una cifra bastante alta».

Víctor Perales de la AEH Reus y Flaps: «No es un mal verano y estamos trabajando bien con la gente de aquí, pero con lo que vivimos en Semana Santa, todo el mundo esperaba estar a rebosar y no ha estado así».

Sonia Escudero de la Braseria Taula Rodona: «El año pasado fue el primer verano que notábamos que salíamos de la pandemia. La gente quería salir de casa y llegaba un turismo más nacional».

Eva Alcalde de El Candil: «Este verano, en comparación al del año pasado, lo notamos mucho más flojo. Es verdad que tenemos mucho turista francés y algún nacional».

José López de La caseta de les Tres Bessones: «En cuanto al turismo nacional, nos hemos mantenido bastante igual. Llegan de ciudades próximas, como Zaragoza o Lleida; pero también del País Vasco, Madrid o Logroño».

Luís García de El Galliner de l'Antiquari: «El mes de julio ha estado un poco flujo en cuanto a cantidad de clientes. En cambio, en agosto ha empezado a llegar más turismo y, como resultado, ha aumentado el trabajo».

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