La entrega de paquetería agrava la falta de conductores profesionales

Muchos transportistas y conductores profesionales han empezado a hacer, durante los últimos años, trabajos de recorridos más cortos, como las relativas a reparto de paquetería, una actividad en crecimiento a raíz del aumento de ventas por internet. «Es una cuestión de calidad de vida, ya que permite estar en casa más tiempo», expone el asesor laboral de la Federación de Autotransporte de Tarragona (FEAT), Xavier Torres, quien señala que el sector hace tiempo que se enfrenta a una falta de relevo generacional.

La falta de profesionales afecta tanto a conductores de transporte de mercancías como a los de transporte de viajeros. En este sentido, el responsable de líneas y excursiones de la empresa de autobuses Plana, Isidro Quevedo, apunta al aumento de la venta en línea como uno de los motivos por los cuales cuesta más encontrar profesionales cualificados. «Mucha gente con el carnet necesario está haciendo de repartidor», relata Quevedo. Su testimonio está en una línea similar al del director de la FEAT, Josep Lluís Aymat: «Hay escasedad de conductores en todas partes y la edad media de los actuales ya supera los 50 años, y estos pueden escoger trabajos más cómodos que no exijan tener que trabajar el fin de semana».

Las necesidades personales y familiares son una de las principales barreras para acceder al sector del transporte de mercancías por carretera, por los largos recorridos y el tiempo fuera de casa que implican. Tal como expresan los representantes de la FEAT, las rutas de grandes distancias suponen, muchas veces, dormir fuera de casa. «Los horarios del conductor de autobús también pueden ser ingratos, ya que, por ejemplo, tienes que esperar por la noche que salgan los últimos visitantes de PortAventura para llevarlos al hotel. Lo mismo pasa con los que llevan autobuses a partidos de fútbol», justifica Torres sobre la dificultad en compatibilizar la vida laboral con la vida personal. «Las condiciones no ayudan», argumenta.

«Antes, los conductores profesionales conseguían el carnet durante el servicio militar, pero ahora ya no es obligatorio y, por lo tanto, tienes que seguir un proceso más complejo», explica Torres. A día de hoy, más allá de apuntarse a la autoescuela para aprobar el examen y, así, obtener el carnet, los transportistas también tienen que tener el Certificado de Aptitud para Conductores Profesionales (CAP), que se tiene que renovar periódicamente.

La obtención del CAP requiere 140 horas de formación y una gran inversión de dinero. «La suma del gasto entre el permiso y el CAP es de varios millares de euros. Es una traba a la hora de acceder a la profesión, sobre todo para los jóvenes», manifiesta el asesor laboral de la FEAT. «No hay muchas personas con 20 años que se saquen el permiso para conducir un autobús», añade.

Por estos motivos, muchos conductores profesionales prefieren la distribución de cortos recorridos, que no requiere la obtención del CAP, ya que se acostumbra a hacer en furgonetas. De esta manera, también es un trabajo más accesible para los jóvenes. No obstante, desde el año pasado el Instituto Pere Martell ofrece el ciclo de grado medio de Conducción de Vehículos de Transporte por Carretera, que permite obtener el CAP y el carnet de conducir. Al mismo tiempo, permite llevar a cabo prácticas en empresas. «Eran unos estudios que hasta ahora no existían y que facilitan la entrada en el sector», pone de relieve Torres.

Por otra parte, el técnico de la FEAT apunta que, en verano, la falta de personal afecta más al sector del transporte de viajeros. «Ahora es más complicado porque vivimos en una zona turística y, entonces, hay más demanda en temporada alta. En las líneas regulares viaja más gente», expresa.