Vacaciones
«En los campings, no tienes horario y puedes desconectar, haces lo que quieres»
Los campings se han popularizado a raíz de la pandemia, pero establecimientos como el Camping Trillas tiene clientes fieles desde 1956
Desde la pandemia, los campings aumentaron considerablemente su popularidad y se consagraron como una solución para pasar unas vacaciones en familia. Es una de las alternativas más económicas, que, además, permite desconectar tanto a jóvenes como a adultos, por el gran abanico de actividades que se puede hacer dentro de estos recintos. El Camping Trillas Spa Tamarit es uno de aquellos establecimientos que tiene clientes fieles desde el año 1956, que todavía hoy día se mantienen cuando llegan las vacaciones, tanto estivales como primaverales.
Desde Sant Joan hasta mediados de septiembre, los campings se encuentran en temporada alta, ya que durante estos meses, es cuando los clientes tienen más días de vacaciones. Además, los más pequeños también tienen más de dos meses de vacaciones, y es un momento donde las familias se pueden reunir. Roger Trillas, propietario y director de Camping Trillas Spa Tamarit, explica que la popularidad que están cogiendo estos establecimientos es porque «ofrecemos unas vacaciones al aire libre, es puro turismo y desconexión».
El camping Trillas tiene licencia desde 1961, pero antes de conseguirla ya venía gente a acampar. Raquel Viola, que hará 94 años en noviembre, es la fundadora del Camping Trillas. Explica que «al principio eran una finca donde, durante y después de la guerra, acampaban unos soldados que eran amigos de mi suegro. La Guardia Civil los echó, porque estaban acampando ilegalmente. Como la finca era propia, cuando tenía 30 años, empezamos a convertirla en camping».
Isabel Antonell es de Sabadell, amiga de la familia y cliente desde el año 1956 y explica que «al principio de todo, veníamos aquí de invitados a casa de unos amigos y pasábamos unos días. No era un camping como tal. Con el tiempo, empezó a llegar más gente, algunos turistas alemanes acampaban aquí a cambio de algún dinero o comida para los animales, porque era un terreno donde había cerdos, vacas, gallinas y otros», dice Antonell.
El día a día en el recinto ha cambiado mucho, antes «ayudábamos a alimentar los animales; buscábamos fruta; ordeñábamos las vacas; íbamos a comprar a Altafulla, porque aquí sólo había montaña; íbamos al Yola, que es un bar y hostal de Altafulla, donde, de vez en cuando, hacían fiestas», añade. Isabel Antonell y su familia marcaron tendencia. Explica que llegó un punto, en el que se formaban grupos entre los usuarios del camping según la ciudad de donde se provenía. Había mucha gente de Sabadell, Terrassa o Barcelona.
Magdalena Fernández y su familia son de Barcelona y, desde 1961, son clientes del camping, sin fallar ningún año. Siempre vienen en verano y Semana Santa. Sus dos hijas, Peque (Magda Martínez) y Mabel Martínez, explican que llegaron al camping porque sus padres eran miembros de la Asociación Excursionista de Cataluña. «El camping era como nuestro pueblo, había montaña, animales, teníamos la familia...», dice Martínez.
A día de hoy, ya han pasado cuatro generaciones familiares por el camping. El día a día en el camping también ha cambiado mucho para esta familia porque antes «íbamos a la playa a primera hora, buscábamos mejillones, etc. Las Martínez opinan que una de las grandes mejoras de los campings son el abanico de actividades que se ofrecen en sus instalaciones. «Lo que llama mucho la atención de los campings son todas las actividades que se hacen», dicen.
Ahora, nuestro día a día es hacer aquagym en la piscina del recinto, comemos con buena compañía, hacemos excursiones por municipios próximos como Altafulla, Ferran o Tarragona», añade Peque. Una de las características de los campings es que haces amistad con tus vecinos de parcela. En el caso de la familia Martínez, siempre han tenido mucha relación con Patrick y Catherine, una pareja de vecinos de parcela franceses. Patrick llegó hace 54 años desde cerca de Nantes, con su familia para aprender castellano y ya es tradición que pasen las vacaciones en Tamarit, tanto en verano como en invierno.
Aparte de los clientes que llevan toda la vida, los últimos años han sido muchos los usuarios que se han decantado por la opción de las vacaciones de camping. Juan Antonio Muñoz y su familia hace cuatro años que vienen al Trillas. Decidieron esta alternativa «por los niños, ya que pueden descansar tanto ellos como nosotros». «El camping no es como un hotel que tienes un horario marcado, sino que haces lo que quieres», dice. Por otra parte, Josan Reig y su familia son de Sabadell y hace casi diez años que veranean en el camping. Empezaron a hacerlo porque «es una opción más económica si vienes en familia», dice Reig.
Además, dicen que «haces vacaciones de verdad, desconectas. A los niños les encanta, cuando atravesamos la barrera, bajan del coche y no llegan ni a la parcela». «Además, es un ambiente muy familiar. Hay mucha gente mezclada y te integras muy fácilmente», añaden. Otros como Josep Lluís Gutiérrez y su familia, de la Llagosta, han decidido ir de camping desde que se ha jubilado. «Cuando era joven había ido de camping y ahora hemos vuelto», declara Gutiérrez.