Clamor vecinal en Tarragona contra la venta nocturna de alcohol en establecimientos 24 horas

El calor no es el único problema que tienen que combatir los vecinos del barrio del Port cuando van a la cama a dormir. También tienen que aguantar personas incívicas que interrumpen el silencio de la noche con gritos, peleas y disturbios. Desde la Asociación de Vecinos del barrio del Port denuncian que la venta nocturna de alcohol en las tiendas que abren 24 horas al día no hacen más que agravar esta situación. Y, como siempre, los residentes de la zona son los grandes perjudicados, sobre todo porque no se respeta su descanso.

«Hay cuatro o cinco establecimientos de este tipo en nuestro barrio», apunta la presidenta de la agrupación vecinal, Mari Carmen Puig, quien explica que la mayoría de los clientes que compran este alcohol, «lo beben directamente en la calle, aunque está prohibido». Algunos se quedan delante de la misma tienda, mientras que otros, van a otros puntos del barrio, como la plaza dels Carros: «Es uno de los lugares más habituales». Puig señala que los vecinos están «quemados», de aguantar las consecuencias de esta venta nocturna de alcohol. «Se crea mucho de jaleo, que puede durar hasta las 6 de la mañana, la gente se vuelve más ruidosa y algunos, también más conflictivos». En este sentido, apunta que las peleas en la calle son cada vez más recurrentes.

El pasado mes de julio, los vecinos ya mostraron su malestar por el ruido que ocasionaba el ocio nocturno. «Era más puntual, ya que pasaba sólo los fines de semana. En cambio, el problema con estos establecimientos pasa cada noche», asegura Puig. En aquel momento, los vecinos pedían más presencia policial para poner fin a la problemática. Ahora, vuelven a reclamar más control de la Guardia Urbana. Según explican al Blog del barrio del Port, los vecinos «han trasladado las quejas tanto a los mismos establecimientos como al Ayuntamiento». Exponen que el consistorio les ha comunicado que «no disponen de una normativa y regulación municipal con respecto a la venta nocturna de alcohol, pero que se tendrá en cuenta para llevar a cabo inspecciones y sanciones si procede».

Puig comenta que los vecinos han llamado a la Guardia Urbana, en varias ocasiones, para reclamar su presencia. «Quizás ha funcionado alguna vez, pero casi nunca es efectivo», indica. Más allá del ruido que se tiene que aguantar por las noches, la presidenta vecinal también denuncia la inseguridad que provoca esta situación, así como la suciedad que genera la gente bebida en la calle. Algunos de estos, incluso, acaban dormidos en medio de la calle o en el portal de un edificio. «Si vemos que no se hace caso a los temas prioritarios para los vecinos, no descartamos volver a sacar las pancartas y movilizarnos para reclamar un barrio del Port digno», confiesa Puig.