La clientela en los locales de ocio nocturno de Tarragona se reduce un 50% con respecto al año pasado

El ocio nocturno ha perdido este verano casi a la mitad de los clientes con respecto al del 2022. Los profesionales del sector apuntan a la inflación, y la consiguiente pérdida de poder adquisitivo, como uno de los motivos de la bajada, así como a la desaparición de «la euforia postpandémica» que se vivió el año pasado, según expone el presidente de la Federación Catalana de Locales de Ocio Nocturno (Fecalon), Christian Compte.

«Nuestros clientes habituales se han marchado de vacaciones, las calles están más vacías, y el turismo no compensa esta pérdida», observa Compte sobre la ciudad de Tarragona, aunque señala que esta situación también se produce en el resto de capitales de provincia de Cataluña, Barcelona incluida. Calcula que la afluencia de personas se ha reducido un 50%. «La euforia por el fin de la pandemia se acabó y ahora se sale menos», añade.

El presidente de la Fecalon también comenta que, en la ciudad, los establecimientos de ocio nocturno están destinados a personas de edad superior a los 20 años o bien a los de más de 30 años. En este sentido, Compte, como uno de los responsables de la discoteca Tótem, manifiesta que se están planteando abrir el establecimiento por las tardes para ofrecer un espacio libre de alcohol donde los adolescentes de entre 14 y 17 años puedan ir. «Para hacer que la ciudad también sea divertida para los más jóvenes», expresa Compte. Otra de las particularidades de Tarragona es que la mayoría de los turistas son de perfil familiar y llegan a la ciudad para conocer su patrimonio y la cultura, más que para disfrutar del ocio nocturno.

La bajada de un 50% de la ocupación en los locales de Tarragona también se produce en Salou, según el presidente de la Asociación de Restauración y Ocio Nocturno de Salou, Eduardo Abenójar. «En Salou sólo están viniendo familias, este año no hay muchos jóvenes», afirma sobre el principal público objetivo del ocio nocturno en el municipio de la Costa Daurada. Al mismo tiempo, estas familias han perdido poder adquisitivo a raíz del incremento de precios que desencadenó el inicio de la guerra en Ucrania. «La gente estuvo unos años de abstinencia por la pandemia y ahorró para marcharse de vacaciones en el 2022, pero ahora ha subido todo, los carburantes, la luz... Todo menos los salarios», comenta Abenójar.

A diferencia de Tarragona, los principales alicientes turísticos de Salou son la playa, la restauración y el ocio nocturno. «Aquí tenemos una población flotante», apunta Abenójar sobre el hecho de que la mayoría de los clientes llegan en verano, en temporada alta. Al mismo tiempo, habla de la influencia que tiene la proximidad con PortAventura: «Quizás viene una familia de cuatro personas que se gasta unos 600 euros en el parque temático, que podría ser la mitad del dinero que se gastarán en todo el viaje. Llegan familias, pero también están afectadas por la subida de precios».

Si bien la clientela ha bajado con respecto al 2022, que se considera un buen año, también se encuentra bastante lejos de la del 2019, antes del inicio de la pandemia. «¿Qué es lo que deja de hacer la gente cuando tiene tantos gastos? El ocio», argumenta al presidente de la Asociación de Restauración y Ocio Nocturno de Salou.