Diari Més
Arnau Jounou y Sofia Sans

Participantes tarraconenses de la Ruta Inti 2023

Sociedad

«México tiene un trasfondo y una historia que vale la pena conocer»

Dos jóvenes tarraconenses han estado haciendo una expedición en las selvas de Kukulcán, durante casi un mes, con gente de todo el mundo

Arnau Jounou i Sonia Sans durant l'expedició.

«México tiene un trasfondo y una historia que vale la pena conocer»Cedida

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Arnau Jounou (AJ) y Sofia Sans (SS) son dos tarraconenses que han participado en la Ruta Inti 2023, con 150 personas más de todo el mundo, que justo se ha celebrado este verano. La Ruta Inti es un programa social y cultural para jóvenes de todo el mundo, orientado a fomentar el intercambio cultural entre sus participantes, así como el enriquecimiento del entorno y el contexto social en el que se desarrolla la expedición. Cada año hacen una expedición diferente y, la de este año, se ha realizado en las selvas de Kukulcán, en la península de Yucatán.

— ¿Cómo os interesasteis por el proyecto Ruta Inti?

— (AJ) Una amiga me explicó qué hacían y me atrapó desde el primer momento. Entré en el proceso de selección y, después de un trabajo y una entrevista, recibí la confirmación de mi plaza.

— (SS) Descubrí la Ruta Inti, hará unos cuatro o cinco años, a través de Instagram. Rápidamente, me enamoré de todo lo que hacían. Soy estudiante de Medicina en la URV y este año era mi último verano antes de presentarme al MIR, pensé que era ahora o nunca. Hice todos los trámites correspondientes y me cogieron.

— Entonces, ¿es la primera expedición en la que participáis?

— (AJ) Sí, pero seguro que no será la última.

— (SS) Sí, aunque deseo que no sea la última. La Ruta te deja con ganas de más y con la espinita de seguir descubriendo nuevos territorios.

— En cuanto al proyecto, ¿os nutrís de alguna subvención o ayuda?

— Nosotros nos hemos pagado la expedición con nuestros ahorros, pero en otras comunidades autónomas existen becas municipales, regionales, de diputaciones e, incluso, de universidades. El proyecto quiere seguir creciendo para intentar llegar al mayor número de personas posible y conseguir ayudas económicas que permitan vivir esta experiencia a gente que quizás no puede pagárselo.

— Una vez llegáis a los países, o antes del viaje, ¿os ponéis en contacto con entidades locales u ONG?

— Nosotros, como expedicionarios, llegamos al país donde se realiza el itinerario y nos dejamos llevar por lo que marca la organización. Esta está, el año previo, en contacto con organizaciones, poderes gubernamentales, autoridades, comunidades y un largo etcétera, con el fin de tenerlo todo ligado una vez empieza la expedición. Por ejemplo, este año hemos tenido contacto con entidades culturales mayas de pueblos pequeños como Cansahcab o Maní, hasta llegar a visitar el C5i, el centro de seguridad pública de la ciudad de Mérida.

— Ahora, estáis en México. ¿Cómo está yendo la experiencia?

— Ahora, estamos disfrutando de lo que decimos la post-Ruta. Unos días de vacaciones personales después de la expedición. La expedición empezó el 23 de julio y acabó el 18 de agosto. Durante estas 4 semanas, hemos vivido experiencias de todo tipo. La Ruta se ha dividido en tres etapas siguiendo el hilo conductor deEl misterio de las selvas del Kukulcán. La primera era el Bosque Nuboso, donde visitamos la Reserva Biocultural del Puuc y conocimos de primera mano los fundamentos de la cultura maya, con visitas a Chichén Itzà, Calakmul y Campeche. Esta primera etapa también nos sirvió para tomar contacto entre los expedicionarios y las dinámicas que comportaba la Ruta.

La segunda etapa era El anillo de los Cenotes, una serie de etapas caminando entre vestigios arqueológicos como Labnà, Kabah y Uxmal, continuando el camino del agua. También visitamos, y conocimos de primera mano, pueblos como Tekah y Maní, que nos abrieron las puertas a su gente y su cultura. Y acabamos la etapa visitante el cenote de Noh-Mozón, uno de los momentos que nos quedarán grabados para siempre. La tercera y última etapa recorrió la costa norte de Yucatán, haciendo parada en pueblos como Izamal. Convivimos durante 3 días con la gente de Cansahcab, que nos abrieron las puertas de su casa, literalmente, para llevar a cabo actividades y vivir su realidad cultural, gastronómica y deportiva. Acabamos la expedición en Dzilam de Bravo, con actividades de descubrimiento de lugares como el cenote de Elepetén y el Ojo de agua, una salida de agua dulce en medio del mar.

— ¿Qué es lo que más os está sorprendiendo de la expedición de este año?

— (AJ) Me quedo con tres cosas: he descubierto la cultura maya, convivido con gente local, que nos ha regalado un trocito de lo que tenían, a cambio de nada. También me quedo con el descubrimiento de lugares como la ciudad de Calakmul, el cenote de Noh-Mozon y Chichén Itzá. Aparte de todo eso, sin embargo, me quedo con la gente que he conocido, con un espíritu de aventura brutal y con ganas de aportar su grano de arena allí donde vayan.

— (SS) Creo que, cuando pensamos en México, nos viene a la cabeza un resorte con todo incluido. Estos días, he descubierto que es mucho más que eso, tiene un trasfondo y una historia que vale la pena conocer. Si me tuviera que quedar con una cosa, me quedaría con la gente y la familia que hemos formado. Otra cosa que pienso que es importante destacar es que el hecho de viajar te permite desencasillarte de la manera que a la gente de casa te conoce, coges tu mochila y empiezas de cero, siendo de la manera más pura que puedes llegar a ser y sacando versiones increíbles de uno mismo que no sabías que existían.

— ¿Tenéis pensado volver a participar en más ediciones de la Ruta Inti?

— (AJ) La Ruta, cada año, viaja a un lugar diferente y el del próximo año todavía no se sabe. Tengo muchas ganas de repetir el próximo año, independientemente del lugar, ya que quiero seguir viviendo la aventura de la mano de la Ruta. Es un proyecto que todo el mundo tendría que conocer y se tendría que animar a participar. También tengo ganas de formar parte de la Ruta de una manera más interna, aportando mi grano de arena, para hacer grande este proyecto que tanto me ha marcado.

— (SS) Me encantaría poder devolver todo lo que me ha dado la ruta. Sé que como rutera no podré repetirla ya que el año que viene me tocará centrarme en la carrera, pero me encantaría volver como equipo médico cuanto antes mejor. Es una manera diferente de vivir la ruta. La ruta se acaba cuando quiere a cada uno, y la mía espero que justo acabe de empezar.

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