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La complejidad de formar un gobierno con mayoría en Tarragona

ERC mantiene sus diferencias con el PSC, mientras que ECP descarta un pacto con Junts y los socialistas

Imatge d'arxiu del consell plenari de l'Ajuntament que es va celebrar el passat 27 de juliol per aprovar el contracte de la neteja.

La complejidad de formar un gobierno con mayoría en TarragonaGerard Martí

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Cumpliendo con lo que reiteró varias veces Rubén Viñuales, alcalde de Tarragona, el PSC está saliendo adelante los primeros meses de la legislatura con un gobierno en minoría. De momento, esta situación no ha ocasionado ningún inconveniente en los plenos que se han celebrado este verano, que han servido para aprobar la ampliación de horarios de los socorristas en las playas o para sacar adelante modificativos de crédito. El 27 de julio, poco más de un mes después de la sesión de investidura, el ejecutivo se enfrentó a su primera prueba de fuego: aprobar el nuevo contrato de la limpieza. El gobierno no tuvo problemas para superar el examen, ya que contó con los votos a favor de Junts y ERC, y las abstenciones de Vox, PP y ECP.

Este consenso, sin embargo, se puede empezar a tambalear en los próximos meses. Sobre todo, porque en el horizonte empieza a sacar la cabeza el presupuesto del 2024. Este puede ser un punto de inflexión en el Ayuntamiento de Tarragona, ya que las negociaciones que se puedan producir para buscar socios pueden derivar en una posible ampliación de gobierno. Pero la situación que se plantea en el Palau Municipal presenta una gran complejidad. La tarea de formar un gobierno con mayoría es difícil por sí misma, si existen vetos entre partidos, todavía lo es más. Lo único que se puede afirmar con seguridad es que hay un partido que no se encuentra en el tablero de ajedrez de Viñuales. El alcalde, el mismo día que ganó las elecciones, dejó claro que pactar con Vox no entraba en sus planes.

Un pacto que allane el camino

Fuentes municipales apuntan que la opción de ampliar gobierno, actualmente, «no está sobre la mesa». El alcalde explicó a principios del mandato que extendería la mano a todas las formaciones –menos a una– para llegar a consensos de ciudad para los proyectos relevantes. Lo cierto es que, a la larga, eso puede acabar quemando al gobierno socialista. El camino durante los próximos cuatro años se plantea mucho más plácido si llegan a un pacto que les permita tener mayoría. Un acuerdo con ERC sería la opción más fácil, ya que sumarían 15 de los 27 consejeros necesarios, pero es una posibilidad prácticamente inviable por la confrontación que existe entre ambos partidos.

La portavoz de Esquerra, Maria Roig, afirma que la relación con el gobierno es «cordial», pero que están «muy alejados de lo que representa el PSC y del paso a la derecha que ha hecho apostando por un alcalde que se había presentado dos veces por Ciudadanos». Los republicanos están «convencidos» de que tarde o temprano el gobierno «buscará socios sean del color que sean». Esta situación impide la voluntad de ECP de tener una «mayoría ancha de izquierdas». El portavoz del grupo municipal, Jordi Collado, vuelve a defender un pacto con ERC y los socialistas, pero «nadie hace un esfuerzo por rebajar la tensión». Por otra parte, el consejero descarta entrar en un gobierno en minoría. Tampoco ve viable un pacto con PSC y Junts, ya que no coinciden «ideológicamente» con los soberanistas.

En cambio, Jordi Sendra, portavoz de Junts, no cierra ninguna puerta, siempre que se respeten las ideas que el partido defendía en su programa electoral. Eso sí, no vería con buenos ojos pactar con el PP, porque «no compartimos el mismo espacio político». Sendra remarca, sin embargo, que lo más importante es que «nosotros hemos venido a trabajar por el bienestar de los ciudadanos de Tarragona, sea desde la oposición o desde el gobierno». Por su parte, la portavoz del PP, Maria Mercè Martorell, tampoco cierra la puerta a reunirse con ningún partido. Eso sí, «una cosa es sentarse a hablar y, otra, llegar a hacer pactos». Y es que hay «límites ideológicos» que no traspasarán. En este sentido, apunta que los problemas entre PSOE y PP a nivel nacional no afectan en la relación de los grupos municipales. De momento, sin embargo, la formación conservadora seguirá haciendo «una oposición constructiva». No será hasta después de Santa Tecla, cuando empiece el verdadero baile de reuniones, donde el POUM y los presupuestos centrarán las conversaciones entre los partidos.

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