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Economía

El Consorcio de Aguas de Tarragona subirá las tarifas un 2% y prevé un descenso del consumo

La sequía y los bajos caudales del Ebro obligan al ente a utilizar más reactivos para neutralizar la contaminación

El director gerent del CAT, Josep-Xavier Pujol, el president de l'ens, Joan Alginet, i la cap de finances, Sandra Simó, en la presentació dels pressupostos de 2024.

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El Consorcio de Aguas de Tarragona (CAT) incrementará un 2% las tarifas el próximo año a los ayuntamientos y empresas abonados. La asamblea general del ente ha aprobado el presupuesto de 47,45 millones de euros para el próximo 2024 con la previsión, también, de revertir los beneficios en un plan de inversiones dotado con 14 millones de euros, seis de los cuales se destinarán a las instalaciones a mejoras en la planta potabilizadora de l'Ampolla.

Según los responsables del CAT, si bien la sequía hará subir el número de solicitudes de adhesión, la previsión de consumo el próximo año se reducirá un 1,2%. El bajo caudal del Ebro, además, ha provocado que se haya tenido que reforzar el uso de reactivos para neutralizar la concentración de contaminantes que baja por el tramo final del río.

La tarifa media pasará de los 0,5354 euros el metro cúbicos actuales a los 0,547. El presidente del CAT, Joan Alginet, ha remarcado que el incremento de tarifas se sitúa bastante por debajo del incremento del IPC de los últimos años que las administraciones locales trasladan a sus ordenanzas y que ha sido necesario un «trabajo exhaustivo y de cirugía fina» para limitar el traslado de los mayores costes a los consorciados. «Venimos de un ejercicio en el cual hicimos un gran esfuerzo para congelar la tarifa porque el contexto obligaba pero las filigranas económicas que veníamos haciendo han impedido mantener la congelación», ha aducido.

Según la jefa de finanzas y control del CAT, Sandra Simó, se han recortado un 2,17% en el coste tarifario de la energía, un ámbito en el cual, por su actividad, el ente está considerado como un consumidor intensivo. También se ha reducido gasto en los reactivos utilizados para potabilizar el agua. Al fin y al cabo, según Simó, permite compensar el incremento de costes por la escalada de la inflación y del Euríbor.

A pesar de esta medida política de control del gasto, Alginet ha anunciado que se ejecutarán 40 medidas dentro de un plan de inversiones que suma 14 millones de euros. De estos, ha avanzado, unos 5,8 millones se destinarán a la ampliación y modernización del laboratorio de la planta potabilizadora de l'Ampolla, así como la construcción de un almacén para grandes voluminosos, como cañerías. Se seguirán también implementando los planes estratégicos y de digitalización.

Más demandantes, menos consumo

De cara al próximo año, las previsiones de consumo de agua de los consorciados van a la baja después de haberse incrementado entre un 2 y 2,5% este 2023. Así, se pasaría de los 77,7 hectómetros cúbicos previstos este año a los 76,5, según el director gerente del ente, Josep-Xavier Pujol. «No es un gran descenso. La previsión es que tarde o temprano llueva y hayan recursos municipales que soporten y complementen los recursos que aportamos a ayuntamientos y a industrias. No hay ningún hecho objetivo para decir que habrá menos consumo», ha certificado.

Estas previsiones, a priori, no se tienen que ver alteradas por el crecimiento de peticiones para conectarse a la red del minitrasvase del Ebro. Según Pujol, la sequía y la falta de recursos ha disparado esta mayor demanda. «Ha habido una intensificación para tener conexión en alta que asegure el abastecimiento a largo plazo», ha añadido. Son los casos de la Conca de Barberà, l'Espluga de Francolí, Botarell, les Borges del Camp, l'Alforja o Riudecols, entre otros. Municipios pequeños, apunta, con un consumo bajo respecto a la concesión global. Algunos ya forman parte del ente como consorciados y otros tienen pendiente redactar el proyecto de conexión. Otros ayuntamientos, como Reus, han tenido que estirar más de los recursos del CAT que de los propios.

La sequía, además, está dificultando la gestión del agua trasvasada al Camp de Tarragona. El «caudal mínimo» que desde hace más de un año y medio circula por el tramo final del Ebro obliga al ente a «hacer una mejor dosificación de los reactivos e incremento de costes» para conseguir neutralizar y diluir la contaminación que baja por el río. «No es lo mismo la carga contaminante diluida con un mínimo que con un caudal medio del Ebro. Se tienen que hacer más esfuerzos económicos para incrementar dosificaciones y contrarrestar efectos negativos que puede tener esta carga contaminante en el tramo final del Ebro», ha resumido Pujol.

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