«Cuantos más impuestos se hacen pagar, menos competitivo es un territorio»

— Toma el relevo de la entidad después de 20 años de mandato del anterior presidente, Antonio Belmonte. ¿Cómo afronta este periodo?

— Me han escogido como una persona de consenso, de la casa. No ha habido elecciones realmente, pero hacía falta un relevo a causa del agotamiento del anterior presidente. Es un periodo de transición, estaré tres años preparando las próximas elecciones. En las últimas, sólo se presentó una persona, y eso no es positivo.

— ¿Aumentar la participación en la entidad es su gran objetivo?

— Mi intención es abrir al máximo la entidad, contactar todos los sectores importantes de la provincia para que en los siguientes comicios se presente el mayor número de candidaturas posible. Tenemos sectores muy diversos en el territorio con empresarios con una gran capacidad para estar al frente de la confederación.

— ¿Cuál tiene que ser el papel de la Cepta en el territorio?

— Siempre digo que la Cepta no tiene ninguna otra misión que ser un lugar de encuentro de empresarios, donde podamos hablar de nuestros problemas. Asuntos que tocan una empresa, pero que pueden repercutir a todo el sector. Si hay un agravio especial, la entidad tiene que hacer de conductor con las administraciones. Este es su servicio.

— ¿Cuáles son estos problemas principales?

— Uno de los problemas principales que afrontan las empresas es la falta de personal. Es un problema común en toda Europa. Desde los panaderos a los camioneros, todos los sectores lo sufren. Hay poco personal y el que hay no tiene la implicación que se necesita. Las empresas pequeñas necesitan mucha flexibilidad. Cuando entra una persona en una casa, lo tienes que formar en su puesto de trabajo y en los valores de la empresa, eso no se hace en dos días. Actualmente, es difícil hacer un buen equipo de gente, sobre todo para hacer crecer la compañía.

— Sin embargo, ¿cuál es el estado de salud empresarial de la provincia, fuera de las grandes capitales?

— Es bueno y polivalente. Tenemos, por una parte, sectores más establecidos históricamente, como el del vino en el Priorat y la Conca de Barberà, que cada vez crece más. Se ha hecho un gran trabajo en materia de ecoturismo. O el sector del mueble en la Sénia. Y, por otra parte, tenemos sectores que van creciendo. En las Terres de l'Ebre, se han bajado los costes de producción y se están atrayendo inversiones. Los polígonos industriales del Baix Penedès cada vez funcionan mejor. Cada territorio tiene sus atributos y se tienen que potenciar de la mejor forma posible.

— Estas semanas los diferentes gobiernos municipales presentan sus ordenanzas fiscales. Algunos, como Tarragona o Reus, apuestan por una subida de impuestos. ¿Cómo lo valora?

— Lo valoro negativamente. Cuantos más impuestos se hacen pagar, menos competitivo es un territorio. Las empresas que se plantean instalarse en nuestra casa se desincentivan. Irán a otros lugares y ya nos está pasando, con compañías que prefieren instalarse en Aragón o en Madrid. Cada vez que se sube la presión fiscal, se está o reduciendo los márgenes de las empresas o subiendo los costes de producción. Este tendría que ser el mensaje hacia nuestros políticos.

— ¿Cómo prevé el futuro del territorio?

— Soy optimista. Estamos en un territorio ideal, al lado de Barcelona, con un Puerto que nos abre las puertas al mundo y con las infraestructuras necesarias. Desde el punto de vista del turismo, la oferta es variada. Tenemos un gran futuro, pero nos lo tenemos que creer. A veces somos demasiado derrotistas nosotros mismos. Estamos viviendo una época fantástica.