Diari Més

Todos los Santos

«Por descontado, queremos transmitir la tradición a las futuras generaciones»

El cementerio se ha llenado un año más por Todos los Santos, sobre todo de familias con el deseo de contagiar la tradición a sus miembros más menudos

Durant la seva visita al cementiri, els ciutadans van realitzar ofrenes florals i una neteja superficial de la placa exterior dels nínxols.

«Por descontado, queremos transmitir la tradición a las futuras generaciones»Gerard Martí

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Con la llegada de Todos los Santos, el cementerio de Tarragona se volvió a llenar de ciudadanos de todas las edades, desde abuelos hasta padres jóvenes con chiquillos, con el objetivo de rendir pésame a sus difuntos y transmitir esta tradición a las futuras generaciones. El espacio se convirtió en un flujo constante de gente entrante y saliente, mientras paralelamente los coches intentaban cumplir la difícil misión de encontrar aparcamiento en una fecha tan señalada.

La primera parada de los visitantes fue la compra de flores. Justo delante del cementerio se instalaron los tradicionales puestos de flores, como la de la floristería Romeo: «Nos hemos instalado aquí porque así los clientes pueden venir directamente al cementerio, y no tienen que ir de un lado a otro con las flores», explica Sefa Mohedano, gerente del quiosco que la floristería tiene en la Rambla Nova. Explica que se instalaron a las ocho de la mañana, una hora antes de la apertura del cementerio, para atender a los clientes más madrugadores y sus preferencias florales: «Lo que la gente compra más son el clavel, el crisantemo, el gladiolo y la rosa. Antiguamente, sólo se vendían bien los dos primeros, pero ahora hay más variedad en las compras». También remarca que «otros años había más gente por Todos los Santos. Muchos han aprovechado el fin de semana anterior, y eso ha hecho que la clientela se reparta y no haya tanta hoy».

Una vez compradas las flores, los ciudadanos se concentran en la entrada del cementerio, para después dividirse en los diferentes pasadizos con que cuenta el espacio. Uno de ellos lleva a una plaza donde dos músicos estaban tocando por tercer año consecutivo y de la mano de Mémora, se estaba realizando el Recital por el recuerdo. La mujer de uno de los músicos, Montserrat Roca, explicó que son de Alcover, y que ya han hecho a su tradicional visita el cementerio del pueblo. Ayer, había ido a ver a su marido tocar acompañada de una de sus nietas, aunque cree que «hoy en día los chiquillos no son mucho de ir a cementerios».

Sin embargo, por lo que se pudo ver en el cementerio de Tarragona, muchas familias iban acompañadas de chiquillos. Es el caso de Rosita Campos, quien explicó que «cuando mi hija era más pequeña, la intentaba traer al cementerio, pero ahora que es mayor sale de ella querer venir, aunque el día antes haya celebrado Halloween». Sucede lo mismo con Aitor Curiel, quien iba acompañado por su hijo y sus sobrinos: «Para nosotros es una tradición familiar. Nuestros padres nos traían al cementerio cuando éramos pequeños, y ahora lo estamos enseñando a nuestros hijos», expresa.

Un ejemplo del resultado de inculcar esta tradición desde bien pequeños es Alexandre Hernández. Afirmó que cada Todos los Santos va el cementerio con sus padres y su hermana, aunque a veces adelantan la visita para evitar la «masificación» que sufre el espacio en esta fecha señalada. «Como vive cada uno la muerte de un familiar y lo recuerda es un proceso muy personal, pero para nosotros es importante venir al cementerio y tener un pensamiento para ellos», expresa, remarcando que «por descontado, queremos transmitir la tradición a las futuras generaciones».

Con todo, hay familias que todavía no llevan a los chiquillos a esta celebración, sea porque son muy pequeños o porque no conocieron a los difuntos a los que se rinde homenaje. Es el caso de Josep Maria Burgunyes, quien explicó que ninguna de sus hijas han tenido relación con sus difuntos abuelos, pero espera que «cuando mi mujer y yo no estemos, vengan a vernos con nuestros nietos». Otro colectivo que destaca por su minoría en el cementerio son los adolescentes. Para Isidre Renuncio, eso se debe a la pérdida de la tradición: «Cuando mis hijos eran pequeños sí que venían, pero ahora la juventud ya no sigue tanto la tradición». Incluso declaró que él hacía tiempo que no pisaba el cementerio, y menos por Todos los Santos, ya que recalca que «es un día en que el espacio está muy masificado. Mi madre siempre va el día antes para tener más tranquilidad».

«Es viejo, pero se mantiene bien»

Parece que los más de 200 años del cementerio tarraconense no han pasado factura en el espacio, desde el punto de vista de algunos ciudadanos. Rosita Campos reconoció que «está todo muy limpio y bien cuidado», mientras que Aitor Curiel afirmó que el espacio «es viejo, pero se mantiene bien». Sin embargo, otros ciudadanos consideraron que hay aspectos a mejorar, como Isidre Renuncio: «Una cosa que me hace mal efecto es cuando veo los carteles de impago enganchados a los nichos», remarcó el ingeniero, quien también aclaró que, aparte de eso, cree que el cementerio está en buen estado.

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