Una historia de fraternidad en tierras del Duero

Salva Vicente Carretero tenía dieciocho años cuando se marchó de su Salamanca natal para venir a vivir en Tarragona. Desde entonces ya no se movió, pero siempre ha tenido en cuenta su tierra de origen. Ahora, ha ambientado su tercera novela El sendero de la memoria (Varia editio), en el Parque de las Arribes del Duero, un espacio natural donde el río Duero hace frontera con Portugal.

Allí es donde suceden la mayoría de capítulos del libro, que tiene como protagonistas a cuatro hermanos que los lectores habituales de Vicente Carretero quizás recordarán. «La novela la escribo porque después de mi anterior libro, Lluvia de caramelos, me encontré con que mucha gente me pedía que la historia de los cuatro hermanos que aparecían allí tuviera continuidad», explica el autor.

Ahora, los personajes vivirán nuevas historias en las que se mezcla realidad y ficción, porque Vicente Carretero tiene por costumbre inspirarse en hechos reales y reconstruirlos envolviéndolos con elementos inventados. Los hechos que se explican transcurren en un periodo acotado, entre 1954 y 1958, y son historias sencillas, explicadas con un lenguaje muy sencillo y estructuradas en capítulos muy cortos, de manera tal que el lector va avanzando a medida que lo hacen los mismos personajes, sin rellenos lingüísticos ni literarios.

Vicente Carretero también aprovecha para incluir hechos que le resultan curiosos, como ahora el cómo y el porqué de la invención del jacuzzi, o qué es un órgano de agua, aparato del cual, explica, sólo se conocen tres. Viajero empedernido, Salva también admite que en sus viajes también recoge mucho material literario. «Si tuviera que enunciar el tema principal de la novela», detalla, «diría que es la fraternidad, y como el destino, al final, acaba atrayendo a las personas».

Salva Vicente Carretero presentará El sendero de la memoria el próximo jueves, 30 de noviembre, a las 18 h. en el Teatret del Serrallo de Tarragona. Estarán, entre otros, el editor Manuel Rivera o el periodista Ángel Gómez. El acto también tendrá el contrapunto musical con un saxofonista y un par de gaiteros asturianos.

«Cuando la necesidad de escribir te atrapa, surge una especie de complicidad entre libro y autor que hace que ya no lo puedas dejar. Después, cuando ya has acabado la novela sientes que lo tienes que dejar marcharse», asegura Salva, hablando de su hábito de escritura. Eso sí, sin entrar en demasiados detalles, ya advierte que, en esta ocasión, el final deEl sendero de la memoria es «guapo y sorprendente».