Política
Unos presupuestos didácticos
El gobierno de Tarragona aprobó sin sorpresas las cuentas del 2024 con el 'sí' de ERC, Junts y ECP
Consenso y entendida son dos palabras muy adecuadas para definir los presupuestos que aprobó ayer el Ayuntamiento de Tarragona para el 2024. Hay que admitir, sin embargo, que son conceptos demasiado comunes y repetitivos, habitualmente utilizados en casi todas las instituciones donde el gobierno ha tenido que llegar a acuerdos con la oposición para poder sacarlos adelante. Pero si hay alguna cosa destacable con respecto a las cuentas del consistorio tarraconense, es el contexto en que han sido aprobados. Y es que el pleno extraordinario que se celebró ayer tarde en el Salón de Plenos de la Diputación de Tarragona, un escenario diferente e imponente, fue el colofón final de un periplo que empezó el 2 de octubre. Aquel fue el día en que el alcalde, Rubén Viñuales, anunciaba ante los medios que el Ayuntamiento tenía un agujero de 14 de millones de euros y que el consistorio estaba en «riesgo de quibra».
La complicada situación económica del Ayuntamiento ha hecho que algunos tarraconenses no entiendan cómo puede ser que el Ayuntamiento tenga problemas del gasto corriente y, a la vez, la partida de inversión aumente hasta los 21 millones de euros, la cifra más alta de la historia. ¿«Cómo le explicamos al ciudadano, si yo tampoco lo entiendo»?, expresaba el consejero de Vox, Javier Gómez. De repente, el pleno se convirtió en una jornada didáctica en la cual el portavoz de ECP, Jordi Collado, y la consejera de Hacienda, Isabel Mascaró, le tuvieron que clarificar que el gasto corriente y las inversiones son dos apartados que no están conectados. Viñuales también se añadió, haciendo una demostración con un vaso de agua vacío y uno lleno, digno de un capítulo educativo de Barrio Sésamo .
Aparte de esta parte más didáctica, lo cierto es que el ambiente que se vivió en el pleno era distendido y tranquilo. Era previsible, ya que todo el mundo sabía el final de la película antes de que empezara. Sin embargo, el camino para llegar hasta este punto no ha sido un camino de rosas. Seguramente nadie se imaginaba que el gobierno en minoría acabaría aprobando los presupuestos con una amplia mayoría, asegurando los votos de ERC, Junts y ECP. «Son unas cuentas de ciudad, de consenso, que nos permiten garantizar servicios públicos de calidad poniendo a las personas en el centro», decía Mascaró.
Después de dar luz verde al modificativo de crédito para recuperar 4 millones de euros «dormidos» y destinarlos a la partida de inversiones de 2024, se puso a debate el presupuesto. El primer grupo municipal que posicionó a favor del presupuesto fue el de ERC, después de pactar con el gobierno un paquete de inversiones de 4,2 millones y la ejecución de los carriles bici pendientes. «Es un sí desacomplejado», aseguraba la portavoz republicana, Maria Roig, quien apuntaba que «haremos un seguimiento exhaustivo de las partidas y fiscalizaremos». Además, remarcaba que han querido «dejar de lado venganzas inútiles que no llevan a ningún sitio».
El portavoz de Junts, Jordi Sendra, quien recordaba que el gobierno ha aceptado el 95% de sus propuestas, celebraba que se haya llegado a un consenso para «para sacar adelante grandes temas de ciudad» y se apruebe el presupuesto «con una mayoría inédita». También explicaba que «estaremos vigilando que se cumplan los acuerdos». Por su parte, el portavoz de ECP, Jordi Collado, apuntaba que «aunque no son nuestros presupuestos, nos gustan porque transforman la manera de hacer del Ayuntamiento, en fondo y forma.» Entre otros, destacaba el «compromiso» del gobierno para impulsar el plan de usos de la Parte Alta o instalar placas solares.
Sólo el «no» del PP y Vox
Sólo el PP y Vox se opusieron al presupuesto. La portavoz de la formación popular, Maria Mercè Martorell, afirmaba que «se ha perdido una oportunidad de oro de tener un presupuesto ambicioso que marque un punto de inflexión para poner Tarragona donde corresponde». El portavoz de Vox, Javier Gómez, expresaba que son unas cuentas «incongruentes con las necesidades de la ciudad, que no obedecen a los intereses de los ciudadanos, sino al del gobierno y sus socios.»