La intervención en la torre del Pretorio de Tarragona permite reinterpretar elementos del monumento

La intervención que desde el verano se está haciendo en la torre del Pretorio de Tarragona está permitiendo reinterpretar diferentes elementos del monumento. Durante los trabajos para rehabilitar la fachada y reforzar parte de la estructura han aparecido muchas marcas de picapedrero ocultas hasta ahora, algunas con significados desconocidos que diferentes expertos están estudiando.

El gran andamio que se ha colocado ha permitido hacer un trabajo de inspección piedra a piedra y eso también ha permitido localizar más marcas de proyectiles de la guerra del Francés de las que había documentadas. Al mismo tiempo, para fortalecer la torre, se han sustituido una veintena de sillares de diferentes dimensiones y se están sellando un gran número de juntas.

Raquel Casals, responsable de la sección de arquitectura del Ayuntamiento de Tarragona, ha explicado que «se han puesto en duda interpretaciones que había» hasta ahora de diferentes elementos de la fachada. Más allá de las marcas de picapedrero, se han localizado otros «en un sentido más esotérico o místico» que se están analizando. «La obra nos está sirviendo para iniciar muchas tesis doctorales», ha manifestado Casals.

De hecho, una de las finalidades de la intervención es «poder acercarnos a la totalidad de las fases históricas que han marcado la evolución de este monumento», ha indicado Pilar Bravo, arqueóloga municipal. La torre del Pretorio es uno de los monumentos más singulares de Tarragona porque en su estructura está registrada toda la historia de la ciudad, desde su origen como templo romano hasta fortaleza medieval o prisión en el siglo XX.

Sin embargo, el objetivo principal es hacer una buena limpieza y refuerzo de tres de las cuatro fachadas. De momento se está trabajando en la que da al circo y la de la calle Sant Hermenegild. A partir de enero se empezará a actuar en la de la plaza del Rey. Las intervenciones que se terminarán primero son las que se encuentran a más altura y se prevé que estén acabadas en marzo. La razón es que es cuando en la ciudad vuelven los vencejos, una especie protegida que tiene hasta una cincuentena de nidos en la torre. En algunos también se ha actuado para protegerlos y que tengan las dimensiones correctas para que puedan entrar estas aves pero no las palomas.

Paralelamente, la limpieza de las fachadas es otra de las actuaciones básicas, ya que después de siglos de exposición estaban ennegrecidas. En algunos puntos se han llegado a retirar hasta tres centímetros de costra negra de restos biológicos que tapaban la piedra original. En la intervención participan arqueólogos, historiadores, geólogos, arquitectos y restauradores especializados en elementos patrimoniales. El proyecto de restauración tiene un presupuesto de unos 800.000 euros aportados por el Ayuntamiento de Tarragona, la Generalitat y el Estado.