Diari Més

Arqueología

La historia que falta

El sistema de alcantarillado del casco antiguo de la ciudad no se estudia desde los años 60

Imagen de los trabajos en la calle Sant Miquel y planimetría de la cloaca localizada sobre la planta del Recinto de Culto.Cedidas

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Tarragona es la ciudad de la historia. Lo es, en gran parte, por los trabajos arqueológicos que se han hecho por las calles y edificios del casco antiguo, que han generado la información necesaria para escribir la crónica de la ciudad. Sin embargo, en este relato falta un elemento importante, a la vez que escabroso: el alcantarillado.

«En Tarragona tenemos una red de alcantarillado romana debajo de las calles que en algunos puntos todavía funciona», explica Joan Menchón, arqueólogo municipal. Un ejemplo es el conducto que recoge las aguas pluviales del Recinto de Culto de la Catedral. También, hay una cisterna debajo del jardín y galería del Claustro, que por su ubicación puede ser romana, y una conducción también del mismo periodo que desde la cisterna pasa debajo de la nave del evangelio y el contrafuerte del portalón de la Seu. Pero este alcantarillado romano se extendería más allá del recinto eclesiástico.

En el año 2002, los arqueólogos Josep Anton Remolà y Joaquin Ruiz de Arbulo también apuntaron en un estudio que «algunos tramos de alcantarilla romana continúan todavía en uso, ni que sea de forma subsidiaria, en la red contemporánea y han sido objeto de interés por parte de estudiosos como el Doctor Miquel Aleu». El Doctor Aleu fue concejal del Ayuntamiento de Tarragona en los años 50 y 60 y fue el impulsor de importantes obras como la de salubridad de las conducciones de agua y del alcantarillado, llegando a acceder a los conductos romanos de la parte baja.

A pesar de las sospechas, el alcantarillado del centro histórico no se estudia desde los años 60 y parte de su origen y recorrido se desconoce. Eso es debido a las dificultades logísticas para llevar a cabo unas intervenciones de este tipo. «Tener una calle con el suelo abierto supone un agravio económico, de tiempo y de seguridad», indica Menchón.

Nuevo hallazgo

Recientemente, junto a las obras de la Empresa Municipal Mixta de Aguas de Tarragona (EMATSA) en la calle Sant Miquel para mejorar el sistema de saneamiento, se encontró un conducto que llega hasta la estación de trenes, del cual no se sabe con exactitud su origen. Los expertos apuntan que podría ser romana, aunque son cautos a la hora de hacer una diagnosis. «Es difícil saberlo sin un estudio a fondo porque los humanos hemos vivido de la cultura del reciclaje hasta los años 60, y el alcantarillado es un gran ejemplo», concluye Menchón.

En este tipo de obras se suele trabajar mediante un control arqueológico, es decir, con un arqueólogo que presencialmente vigila la intervención y alerta si se descubre algún elemento histórico importante. «El trabajo de EMATSA en los últimos años ha mostrado cómo hay muchas cañerías deficientes, del siglo 19 y 20», dice Menchón. En este sentido, estos conductos tenían pérdidas, no estaban impermeabilizados o no estaban entubados. «El trabajo de sustitución es muy importante y, de manera indirecta, se genera una gran cantidad de información», apunta Menchón.

De cara al futuro, EMATSA tiene como objetivo hacer un estudio extenso que identifique el recorrido y la historia de gran parte del alcantarillado del casco antiguo de Tarragona. «Se trata de poder compaginar las necesidades del día a día de la ciudad con las necesidades patrimoniales», expone Menchón.

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