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La mayoría de los partidos de Tarragona apuestan por recibir a más cruceristas

Tan sólo En Comú Podem cuestiona el modelo y denuncia que la masificación del turismo «será la muerte del sector»

El consejero de ERC en Tarragona, Xavier Puig; y la portavoz del grupo municipal de ERC, Maria Roig.ACN

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La mayoría de los partidos políticos con representación en el Ayuntamiento de Tarragona coinciden con el presidente del puerto de Tarragona, Saül Garreta, respecto del margen de crecimiento en el número de cruceristas que tiene la ciudad. Tan sólo En Comú Podem cuestiona la política turística actual y denuncia que la masificación del turismo «será la muerte del sector», en palabras de su portavoz, Jordi Collado. Las formaciones partidarias de incrementar el volumen turístico rechazan poner un tope máximo de visitantes, si bien ERC, PSC y Junts se muestran más estrictos a la hora de defender un turismo «sostenible» y respetuoso que no sature la ciudad.

La consejera de Turismo, Montse Adan (PSC), sostiene que el turismo de cruceros se ha aplicado en Tarragona de manera «progresiva y sostenible» en los últimos diez años y que el volumen actual de unos 120.000 pasajeros anuales «no es comparable» con las cifras de otros destinos. Para Adan los cruceros ayudan a la «diversificación y desestacionalización» turística y favorecen «que la economía de la ciudad esté viva todo el año».

En este sentido, celebra el acuerdo con la naviera MSC por el que Tarragona será puerto base a partir de abril, cosa que hará que haya más pernoctaciones en los hoteles locales. En su opinión «no es el momento» de poner topes. «Hay margen de crecimiento. Más que poner límites tenemos que ir evaluando los resultados temporada tras temporada», manifiesta Adan. En una entrevista a la ACN, Garreta ha explicado que el límite sería llegar a los niveles de Málaga, que en el 2023 ha tenido unos 500.000 cruceristas.

Desde de ERC, su consejero|conseller Xavier Puig también se muestra favorable al «turismo sostenible» e indica que los cruceristas no sólo desembarcan en la ciudad sino que visitan diferentes puntos de la región. «La capacidad que tiene Tarragona para recibir turistas no está saturada, pero tampoco queremos llegar a una saturación», expone. Además, señala que «la percepción ciudadana no es de saturación», por lo que cree que «hay juego para repartir».

En esta línea también se expresa el portavoz de Junts, Jordi Sendra, que pone el foco en «la calidad». «Prefiero a 100.000 cruceristas que gasten 50 euros cada uno que 200.000 que gasten 10 euros por persona», explica. Con todo, afirma que «hay mucho margen para crecer» pero considera que «se tiene que poner un límite». Eso se tendría que hacer, según Sendra, en el marco de la mesa institucional de cruceros donde están representadas administraciones y agentes del territorio.

Desde el PP, la consejera Elisa Vedrina defiende que quieren «a más visitantes, no menos» y que eso tiene que permitir que «Tarragona llegue a ser una capital económica, cultural, turística y patrimonial». «No nos planteemos poner topes», afirma, y detalla que «la riqueza tiene que venir en buena parte de una buena política turística» que aporte «más visitantes durante todo el año».

Para Vox, también hay margen de crecimiento y hay que fomentar «la desestacionalización del turismo» para «evitar masificaciones» y que «sea un motor económico eficiente». Su portavoz en el consistorio, Francisco Javier Gómez, expresa que hay que «mejorar» el hecho de que son pocos los cruceristas que entran en los monumentos: «sólo un porcentaje mínimo se dedica a hacer excursiones por la ciudad, por lo que creemos que nuestros recintos están infrautilizados».

Contrarios

La única voz contraria a los planteamientos actuales es la de En Comú Podem. Su portavoz, Jordi Collado, asegura que hay «demasiada gente blanqueando los cruceros y hablando de sostenibilidad cuando en realidad hablan de negocio». Además, pronostica que «la masificación del turismo será la muerte del sector y la pérdida definitiva de la Part Alta».

«No queremos vivir en un destino turístico o en un parque temático, la ciudad tiene que tener la función de vivirla y no es un producto. Hay que recuperar la Part Alta para las vecinas en la que hoy es más fácil comprar un imán para la nevera que una barra de pan», expone. Finalmente, critica el papel de ERC, de quien dice apuesta «por un modelo extractivo». «Es incoherente que digan que no quieren Hard Rock un día y que al otro quieran multiplicar por cuatro a los cruceristas de la ciudad», finaliza.

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