Diari Més

La URV introduce la Inteligencia Artificial en las aulas de once escuelas de Tarragona

La iniciativa busca formar al profesorado y que el alumnado se inicie con el software

Carme Prades, coordinadora pedagógica del instituto Cal·lípolis de Tarragona con una de las herramientas d'IA.ACN

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El proyecto 'AY Skills Lab' de la Universidad Rovira i Virgili (URV) ha empezado a introducir este curso la Inteligencia Artificial (IA) en las aulas de once centros educativos del Campo de Tarragona. La iniciativa busca formar al profesorado en esta nueva tecnología a fin de que la puedan utilizar para la elaboración de contenidos educativos y en la gestión del centro. Así, mensualmente tienen sesiones virtuales con expertos de alcance mundial que les orientan y les dan las claves para introducir la IA en el centro. De rebote, también permite al alumnado iniciarse con algunos programas y aplicaciones, hecho que les permite en algunos casos desarrollar su creatividad y aplicarlo a sus proyectos.

«Es una tecnología que tenemos en ámbitos de nuestra vida. Pensamos que era importante acercarlo a la educación porque aquello que pasa a la vida no puede quedar lejos de lo que pasa a las escuelas», comenta Mar Camacho, doctora en tecnología educativa, profesora del departamento de Pedagogía de la URV y directora del proyecto. Se trata de una intervención pionera que de momento está teniendo buenos resultados, según valoran los impulsores. Entre los centros seleccionados hay escuelas de primaria, institutos de secundaria e institutos de Formación Profesional.

El proyecto tiene una serie de asesores que hacen de enlace entre la universidad y los centros educativos. Una de ellas es Carme Prades, coordinadora pedagógica del instituto Cal·lípolis de Tarragona. «Cuándo desde la URV nos propusieron formar parte del proyecto al claustro tuvo muy buena acogida», comenta. De hecho, de unos 180 docentes, la mitad se añadió. Empezaron en septiembre y Prades reconoce que todos juntos todavía están «en fase de aprendizaje». «Estamos aprendiendo diferentes cosas de la IA, desde generación de textos o de imágenes, elementos intermodulares o aplicaciones, que pueden interaccionar entre ellas,» detalla. Posteriormente, lo ponen en práctica en el aula para que el alumnado lo utilice y aporte a los docentes nuevos conocimientos y datos.

Entre las aplicaciones que utilizan está Chat GPT, que lo utilizan «como un asistente que ayuda en la parte más burocrática del trabajo», como la creación de documentos. Eso les permite ganar tiempo y poder destinar esfuerzos a preparar otros contenidos. Otro ámbito en el cual están investigando está en el análisis de los datos. «Nos puede ayudar a ver tendencias en grupos, riesgos de abandono o ver alguna situación de riesgo en el centro en temas de gestión y ponernos en marcha para contrarrestarlo», manifiesta Prades.

Pero una de las que más ha sorprendido profesorado y alumnado es Stable Diffusion, una herramienta que permite generar imágenes a partir de indicaciones que le da el usuario. Los estudiantes del ciclo formativo de Estilismo y Dirección de Peluquería lo valoran muy positivamente. Uno de ellos es Raül Samper, que detalla que a la hora de hacer proyectos la ayuda para «coger ideas», por ejemplo, a la hora de hacer peinados. «Cuando buscas en Google siempre sale lo mismo», detalla. Prades concreta que la aplicación es capaz de llegar a un nivel de detalle muy alto, siempre a partir de las diferentes indicaciones y correcciones que el usuario hace a la IA.

Otro ejemplo de la introducción de esta tecnología en el aula lo da Ramon Cerdà, profesor del ciclo formativo de Farmacia y Parafarmacia. Para evaluar a los alumnos hace unos tests de diferentes temas que han trabajado. Para crearlos, pasa un vídeo explicativo o un texto por el filtro de la IA, que le propone una serie preguntas sobre el contenido para que las traslade a los alumnos. Cerdà las revisa y las coloca en una plantilla para introducirlas al programa Quizziz, que las presenta a los estudiantes como un concurso.

Para responder cada pregunta los estudiantes tienen unos pocos según e instantáneamente saben si han acertado la respuesta. Además, el programa proporciona datos y estadísticas sobre qué alumnos lo han hecho mejor o cuáles han sido las preguntas que han tenido más aciertos o errores. El maestro afirma que preparar una actividad como esta le llevaba unas dos horas de trabajo. Con la ayuda de la IA lo puede hacer en tan sólo 30 minutos y destinar el resto del tiempo a elaborar otros mateirals pedagógicos.

Con todo, tanto desde la URV como desde los centros son conscientes de que la IA es una tecnología todavía bastante desconocida, con potencial pero también con riesgos. «Hay que tener en cuenta los límites y peligros, como en el tema de la confidencialidad de los datos. Todo lo que son notas o datos sensibles del alumnado sólo las introducimos en un ordenador que tiene IA local, no en la nube», destaca Prades.

En este sentido, también trabajan en la concienciación al alumnado para hacer «un buen uso». Camacho opina que «es una tecnología complicada, con riesgos, pero también hay oportunidades». De momento, asegura que no han tenido problemas «porque se ha hecho un trabajo previo de trabajo con los centros dándoles mucha información». Además, indica que «se está empoderando a los estudiantes» porque valora que «es importante trabajar con el pensamiento crítico a la hora de identificar 'fakes y noticias que ya vienen generadas por IA'. De momento, el proyecto -que está financiado por el Departamento de Educación- se desarrollará únicamente este curso.

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