Los jóvenes, enganchados a las bebidas energéticas

Anna Batet es enfermera de quirófano en el Hospital Sant Joan de Reus y también es miembro del Colegio Oficial de Enfermeras de Tarragona (CODITA). El año pasado realizó un estudio en el que analizaba el consumo de bebidas energéticas entre los adolescentes y como las políticas educativas pueden ayudar a disminuirlo. Explica que su interés por esta cuestión de viene de lejos, «cuando de pequeña, haciendo deporte, y también después en la escuela, vi que había muchos jóvenes que consumían este producto. Es una cosa que me impactó y me llamó la atención».

Los datos, afirma Anna, coinciden con lo que ella intuía: el Ministerio de Sanidad hace anualmente una encuesta sobre el consumo de drogas en enseñanzas secundarias en España (Encuesta ESTUDES). En esta encuesta se pregunta sobre el consumo de bebidas energéticas y los resultados más recientes indican que 4 de cada 10 estudiantes han tomado bebidas de este tipo en los últimos 30 días. La prevalencia es más grande en los chicos (50,7%) que en las chicas (39,0%), y se observa también que el consumo más grande en las chicas se produce a los 15 años y en los chicos a los 17 años.

Viendo, pues, «que hay un consumo descontrolado, que no está regulado y, por lo tanto, está al alcance de todo el mundo», la enfermera del CODITA llegó a la conclusión que hay que trabajar para parar esta tendencia. Y, en este sentido, destaca el papel que pueden tener los profesionales de la enfermería, sobre todo en el ámbito de la intervención educativa: «habría que establecer unos protocolos para educar a los adolescentes y a sus familias, y que las enfermeras estuviéramos presentes en el proceso de desarrollo de las políticas escolares relacionadas con la venta de bebidas energéticas».

Batet subraya que «estas bebidas no tienen ningún beneficio para el organismo, y lo único que provocan es un aumento del riesgo de sufrir consecuencias graves. Sabemos que la cafeína aumenta el nivel de alerta y el de locomoción y, por lo tanto, uno de los principales efectos adversos es la afectación cardiovascular y respiratoria, como las taquicardias, y también problemas neurológicos. Otra sintomatología adversa en personas acostumbradas a tomar cafeína diariamente es la aparición de ansiedad, irritabilidad y somnolencia cuando se produce una retirada repentina».

Las bebidas energéticas, recuerda, contienen 320 mg/l de cafeína. O lo que que es lo mismo, equivalen a dos tazas de café exprés, a cuatro latas de cola o a cuatro tazas de café filtrado. En todo eso, remarca Anna, «hay que añadir el hecho de que, últimamente, su consumo va muy ligado con el alcohol, hecho que puede agravar los problemas». Y, además de la cafeína, «estas bebidas también llevan otros componentes que, consumidos en exceso, son perjudiciales, como el ginseng, la taurina, el guaraná, los carbohidratos y el azúcar».