Reeducar familias sobre nuevas tecnologías

En los últimos días, la inserción de nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial en el contexto educativo ha cogido relevancia en la demarcación, como con el proyecto AY Skills Lab de la Universitat Rovira i Virgili. Ahora bien, más allá de las escuelas e institutos, también hace falta una nueva formulación de cómo hacer uso de estas tecnologías en el ámbito privado y, así, evitar hacer un mal uso.

«El funcionamiento de las pantallas a escala cerebral es igual que una droga: se introduce en un ser vivo y modifica su sistema nervioso, pudiendo generar adicción». Así describió el impacto de las nuevas tecnologías Cristina Delgado, coordinadora de programas de prevención de la entidad Proyecto Hombre, en el marco de la conferencia educativa anual de la Fundación Pere Tarrés, el martes en Tarragona.

Delgado concreta que uno de los factores de origen de la adición es el «bienestar emocional» que las pantallas generan en la persona: «Si tienes algún problema que te hace sentir mal o no sabes gestionar, el dispositivo hace que te olvides. Mi cerebro aprende que es mejor estar conectado que expuesto a la realidad».

A partir de aquí, se pueden desarrollar diferentes «señales de alarma» que denotan que aquella persona hace un abuso excesivo de las tecnologías: «Aislamiento del entorno social y familiar, bajo rendimiento académico, alteraciones en la higiene y en la alimentación, cambios en el ciclo del sueño, etc.», enumera Delgado.

Las familias, elemento clave

De los 1.500 casos de varias adicciones que la entidad Proyecto Hombre atiende anualmente, el 2,5% están relacionados con abuso de las nuevas tecnologías. Delgado explica que «tenemos muy claro que no podemos trabajar desde la abstinencia, sino desde la reeducación para hacer un uso sano de los dispositivos».

Para conseguirlo, uno de los elementos claves es el acompañamiento familiar, generando espacios libres de pantallas en casa o poniendo límites. Con todo, Delgado remarca que lo más importante es que «la familia tiene que poder seguir estas normas y dar un mensaje coherente, ya que es un modelo de referencia».

De la misma manera, los centros educativos también tienen que ayudar en este proceso de reeducación. Con respecto a esto, Delgado expresa que «prohibir los móviles en las aulas no es una medida preventiva, pero es señal que la gente se está dando cuenta de que se tiene que empezar a hacer alguna cosa».