Entrevista
Yolanda Moñivas: «El diagnóstico de Parkinson precoz tiene un impacto emocional muy grande en los pacientes»
La doctora es jefa de la unidad de Parkinson precoz del centro sociosanitario Francolí, creada hace un año
¿Cuáles son las principales características de la unidad de Parkinson precoz?
«Se trata de un programa terapéutico creado hace un año y enmarcado dentro del Hospital de Día del centro sociosanitario Francolí. Es un servicio de atención diurna y polivalente, ya que hay varios profesionales implicados. Concretamente, somos dos fitoterapeutas, dos terapeutas ocupacionales, una logopeda, una psicóloga, una trabajadora social, una enfermera, una auxiliar de enfermería, una técnica de animación sociocultural, la administrativa y yo, la médico de rehabilitación. Llevamos a cabo las actividades en la sala polivalente de rehabilitación del hospital, y no utilizamos grandes materiales: se trata de un espacio diáfano con sillas y material terapéutico».
¿Cómo empieza el proceso de terapia?
«Normalmente, los pacientes vienen derivados desde neurología del Hospital Joan XXIII. Cuando llegan, lo primero que hacemos es valorarlos íntegramente para tener información de todos los ámbitos, desde el funcional al social. A partir de aquí, cuando vemos cuáles son sus déficits, creamos un programa de terapia, que empieza de forma individual y después ya pasa a grupal, ya que son pacientes con síntomas similares. Con todo, siempre tenemos en cuenta que cada uno es como es».
¿Cuáles son algunos de los ejercicios que incluye el programa de terapia?
«En fisioterapia se hacen sobre todo estiramientos, porque son pacientes que tienen mucha rigidez y dolor, además de ejercicios de potenciación, porque a veces tienen músculos más débiles. También trabajan tareas funcionales, para poder hacer actividades de la vida diaria sin dolor. Recientemente, hemos creado unas sesiones mensuales con un profesional determinado, como una farmacéutica, en la que se habla de temas que pueden interesar a los pacientes».
¿En qué estado emocional llegan los pacientes?
«El Parkinson precoz se denomina así cuando lo sufren pacientes menores de 50 años. Su diagnóstico comporta un impacto emocional muy grande en los pacientes, porque están en la plenitud de su vida. El paciente se ve perdido, ya que quiere seguir el ritmo que llevaba hasta ahora, y ve que no puede. Lo que hacemos en la unidad es, primero, intentar mejorar todos los déficits que tiene el paciente. Pero si no se puede hacer nada o ya se ha llegado a una estabilidad, intentamos que se adapte tanto anímica como funcionalmente para que pueda llevar su vida lo mejor posible. Estamos hablando de personas que son jóvenes y tienen unos déficits leves, como caminar más lento de lo que quieren».
¿Crees que es una enfermedad lo bastante conocida?
No, todavía queda por hacer. Empieza a tener visibilidad, en parte, gracias a la asociación que están creando algunos de los pacientes de la unidad. Creo que es importante transmitirla a la sociedad, y que ayude a crear concienciación en diferentes ámbitos; por ejemplo, si un empresario tiene un trabajador con esta enfermedad, que se adapte su puesto de trabajo. Es crucial que la sociedad facilite la tarea de integración. Todos tenemos una responsabilidad en relación a este tema».