Sociedad
Tres bodegas de Tarragona estudiarán el vino extraído de ánforas sumergidas en el mar durante 400 días
El objetivo es conocer cómo se comporta el producto debajo del agua y descubrir si tiene algún efecto organoléptico a destacar
Las bodegas Mas Vicenç, Pallarades y Vinyes del Tiet Pere estudiarán el vino extraído de un centenar de ánforas que han sido sumergidas debajo del mar del puerto de Tarragona durante 400 días.
En concreto, se depositaron 50 recipientes de cada una de las variedades autóctonas y más representativas de cada bodega: malvasía, macabeo y cartujano rojo, respectivamente.
Después de probar las primeras ánforas, los responsables del proyecto han subrayado que esta crianza se acelera más en el mar que en estático y que ciertas variedades «ganan volumen». Unas primeras conclusiones que quieren profundizar a través de estudios que permitan conocer si el vino sumergido «tiene algún efecto organoléptico que valga la pena destacar».
La iniciativa nació el 2022, después de varias conversaciones con profesionales de la zona que llevan a cabo proyectos similares como es el caso de S'Amfora en Cambrils (Baix Camp). Desde entonces, estas tres bodegas de Cabra del Camp (Alt Camp), El Catllar (Tarragonès) y Vilabella (Alt Camp) se ha unido como asociación -Taula del Vi- y han empezado a trabajar para divulgar y promocionar la cultura de vino a Tarragona.
Entre los proyectos iniciales destaca la sumersión de 150 ánforas de cerámica con vino de variedades autóctonas. El 6 de marzo del 2023 se depositaron todas ellas a 300 metros de la costa del puerto de Tarragona, a tocar del pecio de La Dragonera. A pesar de que la previsión era que estuvieran bajo el mar durante un periodo de seis meses, los periodos de veda y las trabas administrativas han provocado que las ánforas hayan sido sumergidas 200 días más del previsto.
Por este motivo, el representante de la bodega Vinyes del Tiet Pere (Vilabella), Oriol Pérez, ha reivindicado que «este proyecto embrionario requiere que se establezcan protocolos de vinificación y de crianza» como, por ejemplo, el tiempo que tendrían que estar bajo el agua. En este sentido, ha subrayado que el vino ha sido sumergido 400 días, «más tiempos del que pensábamos, por cuestiones que no habíamos previsto».
Primeras conclusiones
Por otro lado, los representantes de las tres bodegas han explicado algunas de las primeras conclusiones a las que han llegado, después de probar los vinos. Según Pérez, la crianza parecería que se acelera en el mar, hacia la que se espera en estático en una bodega. También ha añadido que la sensación en ciertas variedades es que ganan volumen. Dos conclusiones iniciales que ahora intentarán corroborar y ampliar a través de un estudio.
De hecho, Pérez ha afirmado que más allá de confirmar si el movimiento marino acelera el proceso de crianza, el que interesa es saber si incrementa el volumen. «Esto sería un cambio», ha celebrado Pérez, quien considera que «sería posiblemente reproducible en seco con la creación de unas máquinas en movimiento».
Vincular vino y mar
Por su parte, el representante de la bodega Mas Vicenç (Cabra del Camp), Xavi Ferré, ha añadido que la idea de sumergir ánforas en el puerto de Tarragona también ha nacido con la voluntad de «seguir vinculando» la cultura del vino y del mar en el territorio. De hecho, ha subrayado la influencia del mar «muy presente» en la producción vitivinícola del Camp de Tarragona. «Teníamos una ilusión especial de comprobar la evolución de estos vinos después de 400 días sumergidos», ha asegurado Ferré, quienes confía en obtener resultados positivos.
A pesar de que, de momento, no está definido como proyecto comercial, las 150 ánforas «llenas de incrustaciones marítimas» sí que se podrán adquirir a un precio de 100 euros en cada una de las tres bodegas.