Las aguas residuales filtradas han contaminado acuíferos como el de la Cova Urbana

Las filtraciones de aguas residuales provocadas por el mal estado del alcantarillado han llegado al subsuelo de la ciudad y, por consecuencia, también a los acuíferos. Aunque no hay datos del rendimiento de las alcantarillas, hecho que sí que sucede con la red de agua potable, desde Ematsa están convencidos de que ha habido filtraciones, sobre todo en aquellas zonas donde las cañerías han «desaparecido». «El acuífero de la Cova Urbana tiene contaminación de agua fecal», dice con claridad el gerente de Ematsa, Daniel Millan.

Desde la Sociedad de Investigaciones Espeleológicas de Tarragona, entidad que explora la Cova Urbana desde los años noventa, aseguran que no tenían conocimiento de este hecho. «A finales de los noventa reventó una cañería y bajaba un chorrito de agua fecal, pero aquello se solucionó y desde entonces no hemos tenido más problemas», indica el presidente de la entidad, Josep Lluís Alminyana. Recientemente, la SIET ha alertado dos veces de cañerías rotas, pero en este caso de agua potable que caía a la galería romana.

Desde Ematsa son conscientes de que «hay que detener las filtraciones». «Tenemos que aprovechar el máximo de agua posible, y eso implica dejar de perder agua, no sólo la potable, sino también la residual», subraya Millan. El objetivo es que el arreglo de las cañerías de alcantarillado permita reaprovechar más agua, que llegará a la depuradora, se tratará y podrá tener un nuevo uso. Eso se conseguirá con la sustitución de las cañerías rotas o destruidas.

«El alcantarillado siempre ha sido el hermano pobre de la gestión del agua y eso tiene que cambiar, porque tenemos que conseguir un circuito cerrado, y más en un contexto de sequía como el actual. Las normativas europeas van para aquí, tenemos que reaprovechar el agua», acaba diciendo Millan.