Universidad
La URV impulsa una iniciativa pionera para atraer estudiantes extutelados
El programa, que recibe el apoyo del Departament de Drets Socials, se ha implantado este curso 2023-24
La Universidad Rovira i Virgili ha impulsado un programa piloto llamado Amb-Èxit-Ed para atraer en la universidad chicos y chicas tutelados, un colectivo al que generalmente, a menudo por prejuicios, se lo mantiene alejado y poco informado de los estudios superiores. La iniciativa, que recibe el apoyo del Departament de Drets Socials, se ha implantado este curso 2023-24.
Una vez en la universidad, se les facilitan ayudas económicas, básicamente para comer en el campus y adquirir el material necesario para las prácticas, y se los informa de los trámites administrativos y de los servicios que les ofrece la universidad.
Laura, uno de los cinco alumnos de primer de grado —oficialmente extutelados ya que la tutela se acaba a los 18 años— que se han acogido al programa, está muy contenta de haber escogido finalmente la URV y de cómo le está yendo el primer curso de Pedagogía, pero sobre todo del apoyo que tiene y de saber que puede recurrir a alguien (el programa cuenta con profesorado referente para cada titulación) si tiene cualquier duda o problema. «Me mantienen informada y se preocupan por mí, pero sin estar demasiado encima, que también se agradece», afirma.
De hecho, Carme Garcia Yeste, promotora del programa inspirándose en uno similar de la Universidad del País Vasco, valora de manera muy positiva el funcionamiento del curso piloto y destaca que, más allá de las becas concedidas, la clave es la información. «El problema principal es que el colectivo tutelado no sabe de qué ventajas dispone, como las plazas reservadas que tiene cada universidad pública (una por grado) o la gratuidad en las EOI. Cuando se aprueba alguna nueva ley, cuesta que las personas a quienes va dirigida se enteren. Y después hay muchas dudas en los trámites, que no son fáciles, en los requerimientos de las becas... Y que no se encuentren, por ejemplo, con lo que le pasó a Olga», asegura Yeste.
Olga Sánchez, que vive con una familia de acogida desde muy pequeña, no ha podido entrar en el programa ya que estudia en la Universidad (cursa segundo), pero fue clave en la elaboración. Como apunta Garcia Yeste, sufrió en la propia piel esta falta de información que el programa quiere paliar. «Yo estudio Fisioterapia, y me matriculé a primero en el EUSES, el centro privado de Tortosa adscrito a la URV, porque no sabía que, como tutelada, contaba con una plaza en la universidad pública», lamenta, y añade que el segundo curso sí que lo ha podido hacer en la URV gracias a las gestiones y la implicación del personal.
Una mano imprescindible
Así, la experiencia de Olga y de otros chicos y chicas fue clave para identificar las necesidades de los tutelados y ayudar a Carme Garcia Yeste y Regina Gairal a diseñar el programa. «Se trataba de que nos dijeran con qué les habría gustado contar cuando entraron en la universidad. Por ejemplo, todo el mundo coincidió en que la beca comedor es básica. Así, pues, el programa nace sobre todo de sus propuestas, ya que son los que mejor conocen la realidad del colectivo», añade Garcia Yeste.
Además, Olga participa en las charlas informativas y echa una mano en algunos trámites, como en la solicitud de becas, tema en que asegura que es toda una experta. Si mi experiencia sirve para que otras personas puedan entrar en la universidad de manera asequible, fantástico. La universidad no es fácil para nadie, pero como mínimo que el colectivo tutelado no sufra más obstáculos que el resto, que dispongan de las mismas oportunidades», sentencia Olga.
Los 18 años es un momento crucial para este colectivo, porque tienen que tomar decisiones vitales. «Como en este punto, en el que realmente todavía son muy jóvenes, se les plantea que tienen que volar solos, sobre todo los que han estado en centros de acogida, y se las tienen que explicar tantas cosas, que a menudo no hay sitio para hablarles de la universidad, para no marearlos más». Desde la URV, «insistimos mucho a los responsables de estos centros de acogida que incorporen la universidad como una posibilidad más para ellos, y que desde el programa ya nos preocuparemos de ayudarlos. Si alguna cosa les puede cambiar la vida es la universidad», afirma la coordinadora del programa.
Respecto a los prejuicios, Olga reivindica que no se los tiene que hacer creer que no valen para estudiar, tal como pasa a menudo. «Que provengamos de entornos complicados no quiere decir que no tengamos lugar en la universidad, que no se pueda apostar por nosotros», asegura. Laura, por su parte, tiene claro que más adelante se involucrará en el programa de mentoría, también previsto en el plan, para ayudar a los nuevos alumnos universitarios.
Carme Garcia Yeste ya piensa en el próximo curso, de hecho, ya hicieron la charla informativa para el próximo curso a los chicos y chicas tutelados de los institutos del territorio, algunos de los cuales ya se han puesto en contacto, de manera que son optimistas para llenar las diez plazas previstas de primero en un programa que ya tiene presupuesto para los próximos cuatro años.