Al menos 3.000 palomas vuelan cada día de Tarragona hacia el Port para alimentarse

Una gran cantidad de palomas vuelan diariamente de la ciudad hacia el Port de Tarragona. Eso se desprende de un informe que encargó el Ayuntamiento a la empresa Gestió de Residus i Biodiversitat SL a finales del año pasado, en el que se expone que, en un lapso de tres horas, entre 2.850 y 3.950 aves se desplazan del núcleo urbano en dirección a las instalaciones portuarias. La presencia de la industria agroalimentaria comporta un vertido constante de grano en las zonas de entrada de mercancías, de reposo y de descarga. Este hecho provoca que miles de aves se concentren en estos espacios para alimentarse.

Esta problemática se extiende hasta las carreteras de los viales que salen del Port, por donde los que camiones que pasan y van llenos van tirando productos en el asfalto. Según el informe, las acumulaciones de cereales y soja en las aceras es «muy importante desde hace 12 o 17 meses». Así, se considera una situación «muy grave», ya que «propiciará la proliferación de palomas urbanas de tórtolas turcas». Y es que aves de Reus, Vila-seca y el litoral norte también se desplazan hasta el puerto tarraconense.

El departamento de Limpieza del consistorio encargó un censo de las palomas a empresas externas en el 2019, 2021 y 2022. En el más reciente, se contabilizaron hasta 15.783 aves. De 2.500 a 4.000 permanecen en las instalaciones portuarias cada día. Los datos son superiores a los contajes que se hicieron en el año 2019. El informe municipal señala que Tarragona tiene «un problema serio de población de palomas, con más cantidad de lo que tendría que haber en una ciudad de estas dimensiones».

En este sentido, se afirma que esta situación supone un «problema» de «salubridad» de la vía pública, tanto por los excrementos como por los materiales que colocan las aves en todo tipo de cavidades de instalaciones y edificios viejos, donde descansan y se reproducen. También afecta a la «conservación de los monumentos históricos», sobre todo en la Part Alta, provocando una «desmejora del patrimonio histórico de la ciudad». Además, implica un agravio económico para el Ayuntamiento, que en los últimos 8 años, ha tenido que pagar 400.000 euros anuales para limpiar los excrementos de paloma.

La solución: trabajo conjunto

En los últimos años, los métodos de captura que ha utilizado el Port para controlar las aves no han sido efectivos y, de hecho, han sido «contraproducentes» porque «fuerzan a los animales a tener más movilidad, a aumentar su productividad y ampliar la época de cría». La solución, tal como indica el informe, pasa por una «total coordinación y estrategia conjunta» entre el Ayuntamiento y el Port para elaborar «un plan de medidas estructurales a seis años vista y con las inversiones necesarias» para «resolver el tema de forma estructural».

Ambas instituciones ya se han reunido para estudiar cómo establecer acciones comunes. «Fue muy positivo», apuntan fuentes de la Autoridad Portuaria de Tarragona, que señalan que ya están trabajando para «establecer una serie de acciones para reforzar medidas vigentes e implementar nuevas en áreas como acciones sostenibles, limpieza, transporte, almacenaje, infraestructuras y conservación, e inspección». De momento, el Port ha introducido especies depredadoras —halcones— y usará elementos disuasivos, como altavoces.

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