Diari Més

Muestra Joven de Teatro

Distopía tecnológica con esperanza de fondo

El Aula de Teatro de la Cooperativa Obrera estrenó una obra de creación propia en el ciclo de teatro joven

La companyia comptava amb un elevat nombre de persones a escena.

La compañía contaba con un elevado número de personas en escena.Carles Uriarte

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No se puede hablar del pasado. Es uno de los mandamientos de la sociedad distópica en que nos sitúa Runes, bales i lletres, la obra que el Aula de Teatro de la Cooperativa Obrera presentó, el miércoles pasado, en el Teatro Tarragona. La mayoría de los individuos que la integran —, en teoría los afortunados, que distinguimos porque visten de un blanco impoluto y llevan una luz enganchada en la oreja— viven pendientes de una inteligencia artificial que les resuelve las necesidades cotidianas más banales y les insiste en que se ocupen tan sólo del presente.

Los movimientos agitados de los actores, sus gestos mecánicos, así como los paisajes sonoros electrónicos y una propuesta lumínica fascinante evidencian, ya desde un inicio, que en la promesa presentista hay juego sucio. Todos estos detalles, junto con los lemas naïfs de felicidad, crean un clima inquietante, ambivalente, donde parece que se mezclen el control autoritario del Gran Hermano orwelliano y la engañifa de un mundo feliz tan agudamente descrita por Aldous Huxley.

Sin cibernética y sin recursos, unos pocos resisten a la manera del tercer clásico de las distopías literarias que faltaba para convocar en este artículo: Fahrenheit 451. Como en la novela de Ray Bradbury, este tipo de chabolistas desastrados y despeinados tienen cuidado del bien común por medio de una facultad clave: la memoria. Ellos, a diferencia de los que se han sometido a la tiranía tecnológica, recuerdan. Y tararean viejas canciones, y dialogan. Y es este recordar lo que les permite tener conciencia histórica y espíritu crítico, lo que los hace humanos.

Partiendo de escenas fragmentarias protagonizadas por monólogos, los actores —algunos más cómodos que otros en la elocución del texto— señalan varias formas de violencia y vulneración de derechos. ¿Para qué son útiles las distopías?, nos podríamos plantear entonces, ante tanta opresión y tanta muerte. Si las utopías, decía Eduardo Galeano, sirven para caminar, su cara opuesta puede servirnos, por ejemplo, para reflexionar. Para repensar aquello que no funciona y esquivar ciertas trampas condenatorias.

Runes, bales i lletres es un texto escrito para la ocasión por Farners Rubio, profesora del Aula de Teatro de la Cooperativa Obrera y directora de la obra, a quien los alumnos habían pedido, de entrada, una «comedia romántica». Una vez atrapados en esta puesta en escena coral potente, sin embargo, los jóvenes no sólo disfrutan de la crítica social sino que demuestran, en el coloquio posterior a la función de la Muestra, que comparten las inquietudes.

En este marco medio futurista medio apocalíptico se revela, al final, un pequeño haz de luz. Como de costumbre, la distopía esconde una esperanza de fondo que antes de que se baje el telón emerge de la voz de los personajes: aprender de los errores, aprender a amar la vida.

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