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Tarraco 'made in china': el curioso origen del patrimonio urbanístico tarraconense

A principios de siglo, el Ayuntamiento fue engañado y colocó pavimento chino, que tenía que ser valenciano, en la calle de la Nau

El pas del temps ha evidenciat quines pedres eren xineses, ja que estan més erosionades

El paso del tiempo ha evidenciado qué piedras eran chinas, ya que están más erosionadasAdrian Disch

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Caminar por la Parte Alta de Tarragona significa ir subiendo la vista para disfrutar de los monumentos y el paisaje histórico que lo rodea. Pero si se mira al suelo, el patrimonio urbanístico de la ciudad también es rico. No sólo por las diferentes formas y colores que se pueden encontrar en los pavimentos, sino por los orígenes y las historias que se esconden detrás.

«El plan de pavimentación de Tarragona se hizo entre los años 90 y los 2000», explica Jordi Oliver, investigador del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC). Se tenía que marcar un canon para la ciudad en este ámbito. «En aquella época, se buscaron alternativas porque no había un gran almacenaje de las piedras típicas de la época», expone al investigador.

Se buscaron piedras de diferentes lugares, sobre todo de Valencia. Y, en una de estas importaciones, el consistorio fue engañado. «En una de estas importaciones hicieron pasar piedra de China por unas valencianas», dice Oliver. Estas se utilizaron en la calle de la Nau y a la calle de Mediona

«Pasado un tiempo, ahora es muy fácil identificarlo. Les que provienen de China se desgastan más, forman charcos y resbalan. En el momento no se veía, pero ahora sí», indica al experto. Y es que, con el paso del tiempo, a causa de la erosión, es necesario ir haciendo recambios y buscar en diferentes lugares.

«La piedra utilizada en la plaça de la Font imita la que se extraía del Mèdol. Es un tipo que se llama Calcarita y llega de Almeria. La de la calle Major, imita la de Santa Tecla y proviene de Alicante», expone a Oliver. Pero el plan de Pavimentación ya no se sigue actualmente. «Sus efectos y consideraciones todavía duran, pero ya no se sigue esta normativa», dice el investigador. Un ejemplo de eso es el Portal del Roser.

Lucha entre arquitectos

Más allá, un caso curioso también es el de la plaza del Rey. Concretamente, delante del Museo Nacional Arqueológico de Tarragona. «Para delimitar el pavimento, las piedras que se utilizaban eran diferentes. Acostumbraban a ser mucho mayores en el interior que en el exterior de los pórticos, indica Oliver.

«Cuando se construyó la estructura del museo, un arquitecto no quería losas pequeñas ante su creación. Y quería que fuera todo del mismo pavimento. El otro no quería pero acabó cediendo. Por eso, las pusieron todas iguales», explica Marie-Claire Savin, investigadora también del ICAC.

Entre todos estos entornos patrimoniales de la Parte Alta, hay también una «seta» curiosa. Se sitúa en las bóvedas de la calle Merceria. «Hay una parte del porticado con piedra roja. Es muy chillón, como una seta. No se sabía muy bien como actuar cuándo se vio. Al final, los propietarios del establecimiento optaron por dejarlo».

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