Laboral
Las trabajadoras de las guarderías de Tarragona recogen firmas para reclamar «una equiparación de las condiciones laborales»
Ayer decidieron salir a la calle Canyelles para recoger firmas y buscar el apoyo de la ciudadanía
«¿Quién cuida a las que cuidan?». Esta es la pregunta que se hacen algunas de las trabajadoras de las guarderías municipales de Tarragona, que desde hace años reclaman la equiparación y homogeneización de las condiciones laborales de todas las educadoras.
En el año 2017, el Ayuntamiento municipalizó el servicio. Desde entonces, las trabajadoras subrogadas denuncian que existe «un agravio comparativo» entre ellas y sus compañeras que «vienen de la bolsa de trabajo». Así lo explicaba Tere Camerino, una de las educadoras afectadas.
«Estamos hartas porque hace muchos años que arrastramos el mismo problema sin solución», lamentaba. Por este motivo, ayer decidieron salir a la calle Canyelles para recoger firmas y buscar el apoyo de la ciudadanía. Durante los últimos años, los sindicatos han mantenido diferentes encuentros con el Ayuntamiento para negociar las condiciones laborales.
La semana pasada, fue la primera vez que las mismas trabajadoras se reunieron el gobierno municipal. «Obtuvimos la misma respuesta de siempre», decía Camerino. Y es que las educadoras afectadas llevaron al consistorio a juicio por esta cuestión y todavía no se ha resuelto. «Nos dicen que, mientras el proceso continúe judicializado, no se puede hacer nada», indicaba la educadora, quien considera que «si hay buena voluntad, se puede arreglar todo».
Desde el Ayuntamiento apuntan que del 2017 al 2019 se mejoró el recibo salarial de las trabajadoras subrogadas para equipararse al resto de empleadas municipales. El problema, apuntaba Camerino, es que «las trabajadoras subrogadas nos regimos por el convenio estatal y el resto, se encuentran bajo el convenio del Ayuntamiento». «No es normal que en un mismo puesto de trabajo existan dos convenios», criticaba.
A causa de esta disparidad, «nosotros hacemos 38 horas semanales y ellas 35, y además trabajan sólo hasta el 5 de julio mientras que algunas compañeras se tienen que quedar todo el mes». Por otra parte, señalaba que las educadoras subrogadas no pueden obtener «permisos para acompañar a nuestros hijos al médico» o «días personales». «Esta situación genera un cierto malestar», lamentaba Camerino, quien reclama al consistorio más predisposición para negociar.