Las mujeres son el 27% de los adictos a drogas en tratamiento: «Se juzga más a una madre que a un padre»

El CAS de drogodependencias de Tarragona ha recibido 1.561 demandas de tratamiento en el último año. En un 65% de los casos, se trataba de la primera visita y el alcohol es la sustancia más tratada en el centro, en un 35% de los casos. «El alcohol siempre es más detectable por el entorno del consumidor, sobre todo por la familia», explica Amed Fabelo, médico psiquiatra y coordinador del CAS.

Hay que destacar que este servicio da servicio a los ciudadanos del Tarragonès, el Baix Penedès y el Alt Camp. «Es una población inmensa para los profesionales de los que disponemos», indica Fabelo. Su equipo es multidisciplinar y cuenta con psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, enfermeros y administrativos. Han hecho casi 15.000 visitas en un año.

«Por detrás del alcohol, nos encontramos con la cocaína, un 25%, y la heroína, un 15%, como las sustancias con más personas dependientes en tratamiento. Es un consumo más escondido, que cuesta más detectar», indica el coordinador. Los pacientes que son dependientes tanto de cocaína como de alcohol representan el 6%.

«Siempre hacemos una primera visita y después se destina la persona a diferentes programas según sus necesidades», añade Fabelo. Casi el 35% de los casos se consideran reinicios, ya que los drogodependientes ya habían estado en tratamiento anteriormente. La lista de espera para iniciar el procedimiento en Tarragona es de aproximadamente tres meses.

«Intentaremos reducir esta demora. Nosotros apostamos mucho por las terapias de grupo. Hacemos cuatro a la semana y cada martes se hace un grupo abierto, donde puede venir quien quiera. Es como una primera acogida antes de iniciar el tratamiento», expone el coordinador.

Consumo desigual

El 73% de los pacientes que llegan al centro son hombres. «A las mujeres les cuesta mucho venir. Se juzga más a una madre que a un padre», expresa Fabelo. Según los datos del centro, el consumo de heroína y cocaína es muy desigual entre los hombres, que representan el 76% de los casos, y las mujeres. En los consumos de tabaco y alcohol las diferencias son mucho más escasas. Sin embargo, el porcentaje de mujeres que inicia tratamiento ha aumentado este año un 3%.

Con respecto a la edad, las personas entre 41 y 50 años son las que empiezan más tratamientos por consumo de alcohol y opiáceos. En cambio, los pacientes entre 31 y 40 años son los mayoritarios en el tratamiento de abuso y dependencia de la cocaína y el cannabis. «Cada vez hay más jóvenes que detectan el cannabis como un problema, porque también empiezan antes a consumir», explica el coordinador.

Mito de la cocaína

El 41% de los usuarios que inician tratamiento no tienen estudios o han hecho estudios primarios, mientras que el 50% tienen estudios secundarios. «El mito sobre que los consumidores de cocaína son de clase alta y los de heroína de clase baja es totalmente falso», remarca Fabelo.

Cambiar hábitos y estilo de vida

El doctor Fabelo remarca que, para dejar una sustancia, se tienen que hacer «cambios en los hábitos y el estilo de vida». «Cada familia conoce a alguien que tiene algún problema con las drogas. Son personas y pacientes como cualquier otro», expresa el coordinador del centro. Además, Fabelo, que lleva 20 años trabajando en el centro tarraconense, explica que «no son pacientes complicados ni conflictivos».

En la última década, los inicios de tratamiento por dependencia en sustancias se han mantenido en unos registros estables. «No se ha disparado ningún consumo de forma alarmante», sentencia el coordinador. Sin embargo, los tratamientos de opiáceos han aumentado un 2,3% en el último año.

Pioneros en tratamientos

En este sentido, el CAS Tarragona es pionero en Cataluña en la aplicación de un nuevo tratamiento de la heroína, denominado Buvidal. «Es un medicamento que se inyecta una vez al mes y que ayuda a los pacientes a cumplir con los tratamientos. Nos ha ayudado mucho y funciona. La respuesta es muy buena», indica Fabelo.

De momento, el centro no trata adicciones comportamentales, sin consumo de sustancias, como las adicciones al juego o a las compras. «Tratarlo desde aquí en un futuro es una posibilidad. Nos hemos convertido en un servicio de confianza para la gente», indica el coordinador.